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-¿Y cómo salió todo?

-Bueno, después llegamos e hicimos unos queques, aunque... -se encogió de hombros avergonzada-. En realidad Shoto hizo casi todo, yo solo le entregaba los ingredientes que él me decía para agregarlos a un recipiente.

-Pero al menos así te puedes familiarizar con las recetas.

Inko estaba en el mostrador hablando con Mitsuki sobre como le estaba yendo en su familia, al parecer iba todo bien y le daba gusto, pero...

-¿Y qué tal con Bakugou? ¿Lo has vuelto a ver?

Mitsuki bajó la mirada de solo pensar en él, era muy difícil acercársele y también iba a ser todo un desafío restablecer la confianza. Realmente no quería hablar de ello.

-Él me odia, Inko. Me ha dicho que no quiere saber nada de mi, y... -se puso a jugar con su cabello de forma nerviosa-. No sé como tratar con él tampoco.

Inko sabía que eso pasaría, lo tenía claro luego de la conversación que tuvo con él en su mismo local. Su personalidad tenía mucho que ver con su madre, quien se supone que es el pilar de un hijo.

-Bakugou es así porque de algún modo veía tus acciones, el perfectamente sabía que tu te emborrachabas, que lo habías dejado de lado cuando él te necesitó -explicó y la miró a los ojos-. Pero solo tu puedes remediarlo, solo tu puedes, Mitsuki.

-¡Es que soy tan mala en esto! Con suerte puedo tratar de ser más cariñosa con Shoto, ¡pero con él es complicado! -expresó tomándola por los brazos desesperada-. A mi me duele tanto que me diga que no existo para él, es mi hijo, Inko.

-Mitsuki, cálmate un poco -pidió sacándole las manos de sus brazos y las sostuvo con las suyas-. ¿Sabes? Ahora vas muy bien, y estoy segura de que con el tiempo él va a aceptarte. Puedes empezar con desayunar juntos los fines de semana, al igual que almorzar y cenar.

Empezó a dar una suave caricia a las manos de la rubia para relajarla un poco ya que seguía tensa.

-Conversar sobre cosas que les interesen -siguió Inko-, haciendo que ellos puedan abrirse a ti y verte de nuevo como alguien a quien acudir.

-¿Hablar de sus gustos? P-pero si no sé nada, al menos de Katsuki...

-Por eso debes preguntarles eso, sus gustos, sus aficiones, hablar sobre la vida, sus romances, cosas así -puso ejemplos como las cosas que ella hacía-. Hasta puedes llegar a bromear con ellos si se completa esa confianza.

Inko le sonreía sinceramente a su amiga, quien estaba por llorar. Eran muchas emociones de golpe para ella, pero seguiría sus consejos.

-Gracias, Inko -sijo para limpiarse una lágrima que se le escapó sin permiso, y tampoco permitiría que salieran más-. Voy a lograrlo -esta vez habló más decidida de si misma.

-Así me gusta -respondió abandonando el tacto que tenían y le guiñó un ojo-. Ahora ve a limpiar las mesas que se desocuparon que vienen más clientes.

-Claro, ya voy -dijo al mismo tiempo que se levantaba de ahí.

-Ah, pero antes espera aquí un poco.

Inko la detuvo y fue adentro, Mitsuki hizo caso pero estaba tardando mucho, ¿tal vez estaba horneando algo y lo olvidó?

Luego de un rato la vio aparecerse nuevamente y le estiró una bolsa con una caja pequeña en su interior, ¿era un regalo?

-Aquí está, ten.

-Inko, ¿qué es esto? ¿Un regalo? -lreguntó mirándola y ella solo asintió animada con su cabeza-. Ya has hecho demasiado por mi, no puedo recib...

fuck me, daddy [katsudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora