-¡Inko, creo que estoy enfermo! -gritó un muchacho a su madre.
Eran las diez de la noche de ese sábado mientras estaba en su habitación sin poder levantarse de su cama, había estado todo el tiempo desde que llegó de la salida ahí y pensó que era flojera nada más, pero no se podía el cuerpo, con suerte abría los ojos, pero no era sueño lo que sentía.
No hubo respuesta de parte de ella, solo se escuchó unos pasos en la escalera que luego se acercaban a su habitación. La mujer entró y lo vio ahí debajo de las frazadas tapado hasta el cuello y con la cara pálida como pantruka, se acercó y le tocó la frente, estaba un poco caliente así que fue a buscar su botiquín del baño y le tomó la temperatura con un termómetro. Por suerte no tenía fiebre, pero se notaba raro.
-¿Te duele algo? -preguntó ella algo preocupada.
"El corazón."
-Estoy congestionado y siento mi cuerpo pesado -explicó con una mueca de molestia, en serio no se sentía para nada bien.
-Ya veo, puede ser porque... -hizo como que pensaba y le golpeó la cabeza-. ¡Quizás no te llevaste nada para abrigarte y llegaste muy tarde!
-¡Agh! No me pegues ahora que me duele más que cuando estoy bien -trató de sobarse la cabeza, pero no tenía fuerza para nada así que solo se lamentó mientras sorbía la nariz.
Inko prácticamente luego de verlo hacer eso le tiró unos pañuelitos en la cara, haciéndo a Izuku quejarse porque le habían caído justo en la nariz.
-Suénate, que odio que sorbetees -lo regañó rodando los ojos.
-Ya, ya, uy -se quejó.
Hizo fuerza como pudo y se sonó botando una cantidad increíble de mocos haciendo que el pañuelito se rompiera. Él estaba totalmente asqueado por ello, odiaba tocar sus fluidos de cualquier tipo.
-Será mejor que duermas un poco, te traeré un guatero para que te lo pongas en los pies, así que ahora solo relájate.
Finalizó ella para ir caminando hacia la puerta, la verdad es que Izuku solía caer enfermo por ser delicado de salud y porque antes se mal alimentaba, pero estaba diferente de otras veces.
-Inko, oye -la detuvo con sus palabras.
Y ella se volteó de inmediato, como si estuviese esperando su llamado.
-¿Necesitas algo? -preguntó y acercó a su hijo.
Lo miró un tanto engreída por pensar en que iba a decirle que le dolía otra cosa para regañarlo, pero no se esperó a que su hijo le estirase los brazos.
-¿Querías un abrazo? Eres un bebé -comentó en forma de broma.
Pero Izuku no respondió y solo cerró los ojos mientras seguía en esa posición, la mujer no esperó y agachándose un poco abrazó a su pequeño. Él se agarró de ella como lapa haciendo a Inko caer encima suyo, ¿qué era ese comportamiento?
-¿Qué pasa, Manzanita?
Deku no respondió, al parecer algo andaba mal, pero él no solía ser alguien que oculte cosas por mucho tiempo, así que no lo obligaría a hablar como siempre hacía, solo iba a esperar.
-No sé que hacer, Inko -habló desanimado totalmente-. Kacchan no me quiere. El otro día me b-besó en el instituto, pero ya no sé que pensar, me siento confundido y no sé que hacer.
¿Qué? ¿Entonces le había estado mintiendo a sus amigos cuando les dijo que ya estaba superando a Bakugou? ¿Tanta cháchara para nada?
La peliverde realmente no entendía esa obsesión con ese chico, se supone que cuando la otra persona no muestra interés ya habiéndolo intentado solo lo dejas y ya, pero su hijo era diferente. Su semblante cambió por completo, cuando Izuku se ponía triste ella siempre lo trataba con mucho cariño, pero esta era otra situación.
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fuck me, daddy [katsudeku]
FanfictionIzuku tiene sentimientos fuertes hacia Katsuki, un chico tan misterioso que esconde un gran secreto, pero este solo ve al pecoso como alguien más para follar. O eso es lo que quiere demostrar. - Lo único que conservo de los personajes son sus caract...