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Pasaron unas horas y los muchachos se habían retirado de la sala de hospital dejando solos a Midoriya con Inko, ya era casi de noche y la mujer tenía que irse pronto para alimentar a Max, quien había estado llorando por no ver llegar a su amo en esos días.

-Espero lo rechaces de buena forma, es un buen chico -habló Inko.

Ella mientras se colocaba su cartera en el hombro a un lado de su hijo, estaba lista para irse del lugar.

-¿Esa no debería ser mi decisión? -preguntó enfrentándola con el ceño fruncido.

-Sabes perfectamente que no te gusta Shoto, más encima es muy buen chico, no te merece -bromeó ligeramente en sus últimas palabras.

-¿Estás insinuando que soy malo para él? -preguntó sintiéndose algo ofendido a la vez que dejaba su boca entreabierta.

-Piensa lo que quieras.

Ella le guiñó el ojo y le revolvió el cabello para ir caminando a la puerta de la sala y la abrió, Izuku solo hizo una mueca por ello y miró a una ventana.

-Descansa, y ya sabes, cualquier cosa me llamas -dijo dándole una pequeña sonrisa y cerró la puerta detrás suyo.

Ahora estaba solo con sus pensamientos, pensaba en Iida, en Todoroki, en que iba a hacer para no dejar todo en malos términos, pensaba en qué podría hacer que todo saliera bien, pensaba mucho...

En Kacchan.

Todos los días pensaba en él, creyendo que alguna vez podría ir a verlo, pero no fue así, y lo sabía, pero quería tener ese poco de esperanza guardada en si mismo. Sabía que el rubio se estaba comportando como un completo imbécil y Midoriya se odiaba tanto por seguir queriéndolo, no podían abandonar sus sentimientos.

En menos de tres días Izuku se había decidido a salir del hospital, pero tenía que ser fuerte, no podía seguir como idiota detrás de Bakugou, su salud mental se estaba deteriorando mucho, tenía que hacer algo ya.

Luego de pensar un rato en ello se acomodó en el colchón y se tapó hasta arriba, se sentía algo solo y triste en ese lugar, ya pronto saldría, así que se calmó un poco al pensar aquello. Se puso de lado y cerró los ojos cayendo en los brazos del morfeo.






Al otro día se dirigían a los salones de clases un pelirrojo junto a un malhumorado rubio, quien estaba más desagradable de lo normal esta vez, pues el primero no se callaba nunca y eso irritaba a Katsuki.

-¿Por qué no vas a visitarlo? Yo fui el otro día porque al fin me dieron permiso, pero tu puedes ir donde quieras sin ser regañado.

Habló un chico teñido de rojo mientras caminaba con su mejor amigo hacia las salas del instituto.

-Cállate, no es mi asunto -respondió Bakugou.

Estaba evidentemente de mal humor mientras caminaba con las manos en sus bolsillos, era irritante que alguien le hablase cuando simplemente quería silencio.

Hace un tiempo había pensado en visitar al peliverde, pero se regañó mentalmente por pensar esa tontera, no tenía por qué visitar a alguien que "supuestamente" jugaba con él, aunque dentro suyo algo lo presionaba un poco para ir.

-Bien, has lo que quieras -dijo Kirishima al final y se soltó de hombros suspirando derrotado.

-Si estás tratando de emparejarme con el nerd no te va a funcionar, pelo de mierda.

Katsuki apuró un poco el paso, no le gustaba caminar tan cerca de nadie y Eijiro lo entendía, más encima lo había puesto de mal humor.

Katsuki al oír la conversación que el pelirrojo tuvo esa vez en la sala de clases con su hermano empezó a desconfiar un poco de su mejor amigo, en parte se sintió traicionado y le dolió, pero por su puesto que gracias a su orgullo no se lo daría a conocer y desde ahora sería cuidadoso. Además si le hablaba sobre eso se expondría a si mismo ya que estaba teniendo sexo en esa sala, lo mejor era no decirle nada.

fuck me, daddy [katsudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora