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-¡Hijo! -se escuchó la voz de una mujer adulta llegando a su lado en el hospital corriendo, era Mitsuki.

Iba con todo el maquillaje corrido por haber estado llorando así llamando la atención de muchas personas presentes ahí.

Junto a él estaban Kirishima con su pareja y Asui con la suya esperando en un pasillo a que pudiesen saber algo del rubio explosivo, no importaba si no podían verlo, solo al menos saber que está bien o algo.

Sin más el chico abrazó a su madre y se aferró fuertemente apretando sus dientes con su mandíbula y arrugando su entrecejo. Se sentían pésimo, querían salir ya de esa triste y frustrante situación ya.

-¿Has sabido algo sobre Katsuki? -preguntó con la voz temblorosa pero se rehusaba a llorar, tenía que ser un apoyo para su hijo ahora mismo, no debía demostrarse débil, no ahora.

-No nos han dicho, tan s-solo entraron los cirujanos al quirófano con él y hasta ahora no sabemos más -informó tratando de relajarse un poco cerrando sus ojos, debía mantener la calma.

Los amigos de Todoroki miraban la escena con mucha pena, se imaginaban que era la madre de Bakugou por el parecido y se les hacía extraño verla, nunca ni en foto la habían podido observar tan de cerca como ahora, es que tenía los mismos rasgos.

La mujer se separó del chico y sacando unos pedacitos de confort se limpió el rostro quedando con su rostro naturalmente, ya no había ni una pizca de máscara de pestañas en ella, luego de eso guardó el papel sucio en su bolso y miró a su hijo.

-¿Puedes contarme lo que ocurrió, Shoto? -preguntó ella acariciando un poco su cabello.

-Un chico atacó a Bakugou... -dijo al principio haciendo una pequeña pausa para tomar aire y tratar de relajarse un poco, estaba tan tenso que llegaba a tiritar-. Con un cuchillo, hirió una d-de sus manos, su muslo y arriba de su cadera.

-Oh, Dios santo.

Ella se cubrió la boca mientras sentía sus ojos volver a humedecerse, estaba tan enojada con ella misma ahora. Sentía que pudo haber sido una mejor madre para sus hijos a pesar de haber tenido un mal momento en su vida, que quizás pudo habérselo aguantado... Pero ya no hay vuelta atrás, ¿verdad? Lo hecho hecho está, y ahora no tiene certeza de que su hijo va a vivir o no y ni siquiera pudo disfrutar con él, no pudo volver a decirle "hijo", o tener una comida juntos, hablar sobre cosas que a ambos les gustaban... Nada.

Sumidos todos en la tristeza se quedaron esperando ahí sentados mientras estaban en silencio, ya habían pasado casi cincuenta minutos y tenían un poco de hambre, ya venía la hora de comer algo y estaban todos cansados ya.

-Asui, ¿y si vamos a traer cosas para comer? Me estoy muriendo de hambre -dijo una pelirrosa acercándose un poco a la de cabello largo para susurrararle.

-No se puede comer aquí, tendríamos que ir al casino del afuera de este edificio -respondió ladeando su cabeza con una expresión seria como siempre la tenía.

-Podríamos ir entonces, es que no soporto el hambre -pidió la muchacha haciendo un puchero.

Asui la miró por un momento pero de inmediatamente desvió su mirar, esa expresión la encontraría tan patética en cualquier persona, pero en serio Ashido se veía tan pequeña y tierna.

-Bien.

Fue todo lo que dijo y se levantó del asiento, por consiguiente la mayor la imitó sonriendo.

-Oigan, Kirishima, Denki, Todoroki, vamos a comer algo al casino, luego podemos volver -avisó la chica mas baja parándose al frente de ellos.

-¿Está muy lejos? -preguntó el pelirrojo mirándola.

fuck me, daddy [katsudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora