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-Izuku Midoriya~, vas a ser mío.

Se escuchó la voz de un hombre de cabello castaño alargando sus palabras mientras estaba escondido detrás de un gran basurero observando al peliverde salir del instituto con una cara triste. Usaba unos lentes oscuros y una mascarilla para no ser reconocido.

-¿Quién se ha atrevido a hacerte llorar? Me las va a pagar, no te preocupes, cariño -prometió riéndo para si mismo.

El extraño con mucha cautela fue caminando detrás de él, no quería que se le escapase.

-Te he seguido hace dos años, te veía ir y venir del instituto, tengo fotos tuyas caminando por aquí solo, o con tus amigos~ -y soltó una risa excitada el chico apresurando el paso.

Iba tranquilamente dispuesto a toparse con él, su jugada ganadora fue cuando Izuku pasó por un callejón y el lo empujó adentro de él acorralándolo en la pared.

-Hola, precioso. ¿Qué haces tan solito por aquí?

"Siento que conozco su voz."

Se acercó a su rostro y lo acarició lentamente con su dedo índice derecho mientras le sonreía.

-A-ahm, yo...

Las palabras no salían bien de su boca, ¡estaba siendo acosado! Su cuerpo tampoco le estaba respondiendo, estaba sumergido en miedo, nunca había sido participe de una situación así.

-¿Ahm, tú? -imitó alargando nuevamente las palabras con un tono algo seductor-. Vamos, no muerdo, bonito.

El castaño bajó un poco la mascarilla para pasar su lengua por la mejilla del pecoso haciéndolo cerrar sus ojos con fuerza y tensar todo su cuerpo, sentía que en cualquier momento iba a llorar.

-Ghh, n-no...

-No tengas miedo, ¿si? Vamos a divertirnos.

Y soltando una pequeña carcajada miró al chico fijamente a los ojos, le encantaba su rostro, y solamente su mente transformaba esa expresión de dolor y miedo por una de satisfacción, estaba algo... Mal.

El chico se puso a tocarlo como quiso, le empezó a tocar debajo de la polera pasando sus manos por su fina cintura haciendo temblar del frío y susto al más pequeño, bajó hasta sus caderas y metió su mano dentro del pantalón.

-N-no, déjame -pidió con la esperanza de que se detuviese, pero ese no era el caso.

El castaño empezó a masajear su miembro por sobre su bóxer sacando un ruido natural de la boca del peliverde.

"Hace poco me vine..."

-¿Te gusta, Midoriya?

De manera enferma el mas alto le regaló una sonrisa de lado a lado demasiado maniática, pero Izuku seguía con sus ojitos cerrados del pánico y por suerte no podía verla. Luego de eso no pudo evitar las lagrimas cuando su tacto no cesaba.

-Oye, no hay por qué llorar, lo estamos pasando bien, ¿verdad?

Ya en ese punto Midoriya estaba llorando, no le gustaba esa situación, se sentía pequeño y débil, quería morirse del miedo, quería gritar y pedir ayuda, pero no podía, se sentía incapaz.

"Le gusta, ¿cierto? Disfruta que lo toque, puedo ver una sonrisa en sus labios muy bonita."

Pronto su llanto empezó a subir de tono cuando tomó una de sus manos y la obligó a posarse sobre el pecho del adolescente, llamando la atención de algunas personas que pasaban por ahí.

-Shh, tranquilo, no pasa nada.

Y metió su lengua en la cavidad ajena tratando de callarlo pero fue imposible también, así que su último recurso fue sacar su cuchillo y mostrárselo.

fuck me, daddy [katsudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora