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Santiago







Llegué a casa y cerré de un fuerte portazo. Pasé cada calle camino aquí, sintiendo como dentro de mí todo se rompía.
No podía pensar con claridad, no mientras el enojo y la decepción eran los sentimientos predominantes en mi interior.

Entré a mi habitación y tomé uno de los trofeos, allí acomodados, lo observé, pensando que de nada servía esforzarse cuando no valoraban nada y lo arrojé con fuerza contra la pared. Me esforzaba constantemente para demostrarles a todos que era capaz de conseguir buenas cosas, que no era un idiota, pero no servía de nada, todos seguían asumiendo lo que haría, lo que no, lo que pensaría y lo que no, incluso antes que yo.
Veía todo rojo, incluso cuando volteé y comencé a aporrear la puerta con fuerza. No me importaba lastimarme, luego Drew se encargaría de las heridas, pero el dolor me haría pensar en otra cosa que no sea ella y todo lo que el día de hoy había sucedido.

-¿ Qué mierda te pasa amigo? -la voz de Flavio se filtró, a través de la furia que sentía. - Deja de intentar lastimarte.

Solo observé, mientras luchaba por calmar mi respiración. No quería hablar, porque no sabía que le diría, ni yo lograba entender todo aún.
Flavio trató de abrir la puerta y volví a cerrarla, pero eso no desmotivo a mi amigo de volver a intentarlo. Dos empujones más tarde, lo tenía observándome con el ceño fruncido.

-¿Qué pasó? ¿Qué mierda te puso así? -me volví hacía él, dudando si mí enojo no me llevaría a desahogarme con él.

-No quiero hablar de ello ahora, Flavio, vete. - él no se movía de su lugar, por lo perdí mi poca paciencia- ¡Que te vayas! ¿ No entiendes que quiero estar jodidamente solo?

No quería ver a nadie, mucho menos hablar de todo lo que había sucedido. Quería creer que ella confiaba en mí, pero volvía a revivir cada hecho y era imposible.

-No me voy a ir, así que habla. ¿Qué ocurrió? -me senté en mí cama frotando con fuerza mí rostro.

Todo había ocurrido y desde el día en que la conocí, porque se había metido bajo mí piel. Estaba completamente perdido por ella, me había enamorado de su sonrisa, de su espontaneidad y de lo mucho que se preocupaba por todos. Pero obnubilado por las cosas buenas, dejé de prestarle atención a las cosas malas y ella siempre dejo entrever que tenía secretos.
Pero una cosa era tener un secreto y otra una bomba como está. No hablábamos de un ex o alguna mala relación, hablábamos de un cambio total. Se convertía en una loba.

No entendía nada al respecto, quizás si me hubiera quedado y la hubiera escuchado podría conocer un poco mejor a los de su tipo, pero ni siquiera mí curiosidad era tan fuerte como mí orgullo pisoteado.
Solo esperaba que se encontrará bien y no sufriera otra crisis luego de lo sucedido.

-Terminé con Leticia. - decirlo era una mierda, también se sentía como una mierda.

Él no dijo nada, solo se quedó allí observando los pedazos de trofeo que yacían sobre el suelo, junto a la pared.
Así me sentía, roto y aunque ella era la causa, al igual que a esta cosa, fui yo quién termino de romperla.

Ella me ocultó cosas, me engañó aparentando ser alguien que en realidad no era. Pero aunque tarde, quiso hablar, pero ahora no podía escucharla, no cuando no podría creer en sus palabras.
Fui yo quién la dejó atrás, quién no se atrevió a voltearse. Se lo había prometido, le dije que me quedaría y no lo hice. Tal vez era un cobarde después de todo y ella no se equivocó al temer decirme la verdad.

-¿No dirás nada? ¿Te quedarás mirándome con lástima por mucho tiempo más?

-¿Qué puedo decirte? ¿Te lo dije? No soy tan mierda. Además sé lo mucho que quieres a Leticia y puedo ver que ella te quiere a ti. Así que sea lo que sea que sucedió, seguro lo resolverán. - llevó su mano a su cuello y sonrió. - Seamos sinceros, era raro que no hubieran tenido ya su primera discusión.

-Es algo diferente Flavio, descubrí algunos secretos y no la deje explicármelos, solo la deje y me fui.

-Te portaste como mierda con ella y ahora te diste cuenta de que actuaste impulsivamente. - él dijo lo que yo ya pensaba, había jodido todo .

-Ella me mintió.

-¿Cómo te mintió?

-¡No quiero hablar de ello! Es más no quiero hablar de nada. Vete Flavio, sal de mi cuarto y déjame solo. - él solo asintió y dio un paso atrás, antes de salir y cerrar la puerta detrás de él.

Todo lo que quiero es poder volver el tiempo atrás y escuchar algo de lo que ella tenía que decir. No debería haberme ido de la manera en que lo hice, con eso solo demostré que no se equivocó al ocultarme las cosas, ya que mí reacción fue la que ella espero.
Pero sé que de volver a vivirlo, haría exactamente lo mismo, porque soy así, soy impulsivo y no soporto dar todo de mí y no recibir lo mismo.

No estaba molesto porque fuera una loba, aún no comprendía nada acerca de ese tema, pero mi molestia recaía en la confianza o en la falta de ella.
Si no lo hubiera descubierto de la manera tan brusca en la que lo hice, sino de su propia boca, abriendo ese capítulo de su vida para mí, sería tan diferente. Pero no, me vi cayendo en una película de ciencia ficción, dónde no habría un director que gritaría "corte" y todo volvería a ser como antes. Aquí el lobo que quería matarme, no era otro que el padre de la chica que amo y ella no se quedaba atrás.

¿Cómo estaría Leticia ahora? Seguro que maldiciendo mi nombre y el día en que me conoció y no la culpaba, después de todo también mentí, no me quedé, al primer problema me fui y no la escuché.
Ahora más tranquilo, veía mí error, pero ya era tarde.


Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora