Jugando limpio

Epílogo

Christine

Luego de regresar a la ciudad, sentía ese vacío que me daba cada vez que me alejaba de mi familia, pero está vez era diferente, ya que tenía a Matías a mi lado. Él se había convertido en este tiempo en mi pilar, en la persona que me impulsaba a ser feliz cada día.
Paso los últimos dos meses dividiéndose entre el trabajo y yo, además de tramitar su traslado a la manada. Algo que estaba siendo fácil, gracias a la intervención de Benjamín.

Cuando les comunicamos a mis padres la idea de mudarnos allí, se sintieron felices y no tardaron en hablar de los planes que tenían para nosotros.
Sin embargo, no todo era color de rosa, ya que convencer a los padres de mi compañero no fue tan sencillo. Ellos no estaban de acuerdo en regresar a una manada, ya que la anterior a la que pertenecieron, limitaba sus recursos y derechos. Tardamos dos meses, pero finalmente conseguimos que accedieran a darle una oportunidad y sabía que no se arrepentirían.

—Muy bien, tengo una noticia. —Me encontraba junto a Leticia, Beatriz y Jade, cuando está última decidió romper el silencio en el que nos encontrábamos.

Leticia pauso la película que estábamos viendo y volteó hacia nuestra amiga.

—¿Qué sucedió?

—No es algo malo, es algo que estuvimos guardando en secreto con Drew y mi madre, pero creo que es momento para contarles.

—¿Estás embarazada otra vez? —Pregunté, observando su abdomen.

—Diosa no, espero que eso no suceda en mucho tiempo. ¿Has visto cuan traviesa es Ágatha? No estoy lista para otro pequeño.

—¿Entonces qué es? —Beatriz nunca fue una chica con mucha paciencia.

Jade la observó y rodó sus ojos.

—El próximo mes nos estamos mudando de regreso a la manada. Pero no sé lo cuenten a nadie, queremos darle una sorpresa a papá. —Sin dudas sería una sorpresa para él. —Con Drew estuvimos hablándolo mucho y no nos gusta que él y Ágatha se vean con tanto tiempo de distancia. Ella ama a su abuelo y él a ella, pero hace más de dos meses que no puede verla.

—¿Drew accedió? —Pregunté, consciente de que él y Mich tenían bastantes roces por la competencia que tenían por el cariño de la bebé.

—Si. Él entendió que no puede pelear con papá, ya que ambos son importantes en la vida de nuestra hija.

—¿Y cómo hará con el trabajo?

—Mamá habló con el jefe del hospital en la manada y consiguió un puesto para él.

—¿Los chicos lo saben? — preguntó Leticia.

—No. O bueno, no se, puede que también este diciéndoles ahora mismo.

Fue imposible resistir la sonrisa que se formaba en mi rostro. La realidad es que iba a extrañarlas, estaba acostumbrada a pasar tiempo con ellas y saber que Jade también vendría, me hacía feliz.

—Me gustaría hacer lo mismo, pero Santiago aún debe terminar el último año y no se si le gustaría mudarse allí o quedarse aquí. — la mueca de tristeza en el rostro de Leticia, borro mi sonrisa.

—¿Estás bromeando? —Beatriz resopló, alejando un mechón de cabello de su rostro. —Él y Flavio ya han hablado de comenzar a entrenar a los pequeños lobos. Creo que su idea es abrir un club de básquet allí.

—¿En serio?

—Claro, solo pregúntaselo, Flavio no deja de hablar de ello.

—No me ha dicho nada. —Los ojos de Leticia se iluminaron con esa noticia.