C.7

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Lyra







El nuevo lugar no era muy diferente a la pequeña y sucia habitación, en la que anteriormente nos escondíamos.
Quería pensar que nos hospedábamos en este tipo de lugar a falta de dinero, no quería ni siquiera imaginar que él creía que aquí no nos buscarían.

Si yo estuviera buscando a dos personas y no les hubiera dado tiempo a conseguir dinero, el primer lugar donde buscaría, sería en estos hoteles que se caían a pedazos.
Pero Iván parecía mantenerse tranquilo, nada lo perturbaba, a excepción de la idea de qué yo saliera sola.

Era una loba, podría vencer a cualquiera que intentará atacarme, pero no lo veía de esa manera.
A pesar de que nuestra relación había mejorado, un poco, no estaba cediendo a darme un poco más de libertad. Estaba siendo agradable, aunque él creía lo contrario, por lo que no iba a escapar.

—Voy a salir, no salgas Lyra. Volveré lo más pronto posible. —¿A dónde demonios iba tanto?

—¿A dónde vas?

—Voy a tratar de conseguir un teléfono y mientras hago eso, buscaré a alguien de por aquí que conozco.

—¿Amigo o enemigo? —luego esperaba que no desconfiara de él.

—Aún no estoy seguro de ello, supongo que lo descubriré cuando la vea. —eso sí llamo mi atención.

—¿La? —pregunte con un muy mal sabor de boca. —¿Es una mujer?

No quería sentirme celosa o insegura, pero no podía evitarlo. Él iba a encontrarse con una vieja conocida, una mujer, con la cual no sabía que tipo de relación había compartido y tenía el caradurismo de decírmelo con tanta paz.
¿Por qué quería verla? ¿Para qué? No quería darle paso a los malos pensamientos que luchaban por abrirse paso en mi ahora, rebuscada cabeza.

—No pienses mal, es solo una amiga que puede darme información de la manada.

—¿Entonces ella también es una loba?

Perfecto, simplemente perfecto. Él iba a ir a hablar con el enemigo.
¿Por qué no nos pintaba una cruz roja en la frente y nos llevaba fuera a gritar: “¡Hey, aquí estamos, vengan a matarnos!”? Eso podría ser más rápido y menos doloroso.

—Sí, pero no está en la manada desde hace un año. Sandra vino trabajar, pero puede darme información.

—También puede sacártela.

—No soy un principiante, se lo que debo decir y lo que no.

Eso no es lo que estaba haciendo, de hecho ahora estaba hablando de más.
¿Lo hacía adrede? No podía saberlo, pero estaba sintiendo una fuerte oleada de odio hacia él.

—Lo que tú digas. Ahora vete, no hagas esperar a tu confiable amiga.

—¿Qué es esto Lyra? ¿ Estás haciéndome una escena de celos?

—¿Te gustaría eso, verdad? Claro que no es una escena de celos, pero vas a tratar con alguien de la manada, nos estás poniendo la mandita soga en el cuello. —mentí, porque eran celos y no sangre lo que corría ahora por mis venas.

—Podemos confiar en ella.

—¿Por qué estas tan seguro?

—Porque la conozco bien y ella no me haría daño. —tal vez ella no, pero yo estaba lista para dañarlo.

—Si algo nos pasa, va a ser gracias a tu amiga.

—Me voy, recuerda no salir. Volveré pronto.

No respondí, solo me quedé observando la puerta por la que estaba saliendo, queriendo que sintiera todo el enojo que sentía yo ahora mismo.
¿Se estaría vengando acaso? Diciendo esto para que me sintiera mal por haber llamado a Jade.

No conocía del todo a Iván, no me di la posibilidad de hacerlo, por miedo a encariñarme. Si me involucraba de manera fuerte con él me dolería tener que despedirme y no sabía cuál iba a ser su reacción al enterarse de mis verdaderas intensiones con su manada.
Ahora lo sabía, pero no conocía a detalle nada de él.

—Pase de una historia de acción a un drama. ¿Qué mierda está mal conmigo?

Me quedé maldiciendo a Iván y a su supuesta amiga, tratando inútilmente de dormir y no consiguiéndolo.
Cada vez que cerraba los ojos era imposible no imaginarlos a ambos teniendo sexo. Era insoportable quedarme aquí sin saber nada.

¿Pero de quién era la culpa? Era mía y de nadie más, por permitir que me descubrieran y por no haber sido lo suficientemente fuerte, como para no caer en sus encantos.

Para el momento en el que Iván regreso, mi enojo superaba cualquier escala, tanto que preferí ignorarlo en lugar de comenzar una confrontación.

—Están buscándonos Lyra, somos la prioridad en su mira.

—Eso ya lo sabíamos. —Respondí de manera cortante.

—Sandra no les dirá nada, pero no es mucho lo que puede hacer para ayudarnos. —rodé mis ojos, sin ganas de escucharlo hablar de ella.

—No hace falta que se involucre, ni siquiera la conozco, ¿Cómo esperas que confíe en ella?

—Solo quiero informarte, es la única opción para salir con bien de esto y no la desaprovechare.

Él podía hacer lo que deseara, pero si quería apoyarse en ella, yo me haría a un lado. Ya tenía suficiente con desconfiar de uno, como para desconfiar de más personas.

—Cada uno toma sus propias decisiones Iván y luego lidia con las consecuencias que le trae.

—¿Qué estás tratando de decirme?

Levanté mi mirada y lo observé con detenimiento. No debía ser muy inteligente para saber que estaba dándole a elegir con quién quedarse.
Nunca creí que debería darle a elegir a mi compañero entre quedarse conmigo y quedarse junto a alguien más. Pero ahora estaba aquí, a la espera de que absorbiera mis palabras y se diera cuenta del significado.

—Dime Lyra, ¿Qué estás tratando de decir?

—Saca tus propias conclusiones. —pasee mis ojos de arriba hacia abajo por su cuerpo, a la espera de encontrar algo que lo inculpara, pero no lo encontré.

—Lyra…

—Te diré lo mismo que me dijiste ayer, ya no eres un niño Iván y debes pensar bien las cosas antes de hacerlas. —me encaminé al baño, pero antes de entrar voltee y le dije —¿Cómo te sentirías tú si me encontrará con un amigo de la manada?

—Si puede ayudarnos, bien. —por el enojo que sus ojos demostraban, no le creía ni una palabra.

—Perfecto, entonces llamaré a Gael. —me encerré en el baño, escuchándolo preguntar quién era el tal Gael.

Si él quería jugar fuerte, debía esperar el mismo juego de mi parte.

Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora