Lyra
Siete horas y diez minutos, ese era el tiempo que había pasado desde que Iván se había marchado. Para ser un berrinche, él parecía saber ponerle drama al asunto, sin dudas debería juntarse con Michael, ambos le sacarían jugo a esto.
Rodé mis ojos, sintiéndome extremadamente molesta, no le pedí casamiento o algo parecido, solo le advertí que me quedaría a su lado.¿Acaso no debería estar feliz con eso? Él siempre decía que era su compañera y por eso me protegía y me quería tener cerca, pero a la hora de demostrarlo, se enojaba y se iba.
¿Qué rayos andaba mal con él? Tal vez le tenía miedo al compromiso y sentía que mi intento de protegerlo era algo parecido a una artimaña para amarrarlo.Yo no quería amarrarlo, él es mi compañero y estoy comenzando a aceptarlo como tal, pero eso no significaba que quería atraparlo de esta manera.
¿Quién me creía?Pero una cosa era segura, en cuanto regresará, iba a escucharme.
Mientras hacía zapping , tratando de calmar mi enojo, solo pensaba en el lugar al que pudo dirigirse y lo único que deseaba es que no haya ido a la casa de su antigua amiga.En el instante en el que la puerta se abrió, salte de la cama y corrí hacia el lugar donde se encontraba Iván.
—¿Dónde estabas? — Pregunté, cruzándome de brazos.
Había estado esperando a que regresará demasiado, lo mínimo que merecía era una explicación.
—En la calle, consiguiendo algo importante.
—¿Qué cosa? —mi pregunta pareció ser dirigida al viento, ya que no hubo respuesta. —¡Iván!
—Necesitaba un teléfono, un amigo me consiguió uno y un poco de dinero. ¿Feliz? — puso sus ojos en blanco y se alejo de mí.
Me quedé parada en mi lugar, pensando en el porqué seguía tan molesto. En todo el tiempo que estuvo fuera, su humor debería haber cambiado, pero parece que no era el caso.
Tras un suspiro, me negué a continuar con esta situación y caminé detrás de él.—¿Por qué sigues tan molesto?
—¿Te olvidas que antes de irme, trataste de chantajearme?
—No era chantaje, era una promesa. Sé que odias la idea de mantenerme a tu lado, pero así como tú quieres protegerme a mí, yo quiero protegerte a ti. — recalque, pinchando mi dedo en su pecho.
—La diferencia —empezó a decir, tomando mi mano entre las suyas. — es que yo no necesito que me cuiden.
—Deja de actuar como si fueras invencible, ellos vienen tras de ti y pueden matarte. Piensa que es mejor si ambos cuidamos la espalda del otro.
—¿Ahora confías en mí? Hasta hace unos días creías que te apuñalaría por la espalda.
—Es imposible no comenzar a confiar, cuando todo lo que has hecho ha sido para mantenerme segura. Llámame loca, bipolar, infantil o lo que quieras, pero no quiero irme, quiero quedarme contigo.
Él no dijo nada, solo se quedó ahí, mirándome como si lo hiciera por primera vez.
No hubo reclamos, no hubo halago, no hubo confesión, no hubo nada, solo silencio entre los dos.No sabía si eso era algo bueno, pero era lo que había y hasta que comprendiera que no lo dejaría luchar solo, debería bastarnos.
—Juro que no te entiendo. — Suspiró y tras meter la mano en su bolsillo, sacó un teléfono y me lo entregó. —Ten, llama a tu familia y tranquilizarlos.
—Gracias. —Lo tomé y me alejé de él.
Recordaba el número de Jade y era bueno, ya que de lo contrario debería llamar a mis padres y prefería que esto no encendiera la mecha de la bomba, cosa que sucedería si les decía que me quedaría junto a Iván.
Mientras los tonos sonaban, mi corazón también lo hacía, me sentía nerviosa, queriendo saber cómo se encontraban todos.—Hola, te comunicaste con el teléfono de chispita, ella está ocupada ahora pero este encantador contestador está listo para escuchar tu mensaje. —Sonreí al escuchar la voz de Michael, incluso podría imaginarlo justo ahora, sonriendo con el teléfono en el oído. — Hola, hola, ¿hay alguien?
—Hola tío Mich.
—¿Pinki? ¿Dónde estás pequeña revoltosa? No tienes idea de la cantidad de problemas en los que estás. Tu padre y hermano están muy molestos y caperucita muy preocupada, todos quieren encerrarte hasta que entiendas que actuaste mal, pero no te preocupes, el tío Mich te defenderá. —a pesar de la locura, me vi a mí misma sonriendo, sintiendo que la complicidad entre ambos no desaparecería.
—Gracias por eso, pero estoy bien. Sé que tendré problemas cuando los vea, pero ahora estoy segura, mi compañero se está encargando de que no me encuentren.
—Ese compañero tuyo, ¿Quién es? ¿Por qué no lo conozco?
—Es mi culpa, él quería conocerlos, pero creí que no era confiable…
—¿Por qué creerías eso Pinki? ¿Es un chico malo?
—No, pero yo creía que si lo era. Tío, ¿Cómo están todos?
—¿Cómo crees? Ya te dije como se encuentran tus padres y tu hermano, pero los demás también estamos preocupados. Johan incluso se siente frustrado, pero eso no lo desmoraliza, no descansará hasta encontrarte.
—¿También trajeron al tío Johan? — él nos encontraría, si hay algo que caracteriza a los Green es la determinación y al igual que Beatriz, Johan no iba a detenerse hasta dar con nosotros.
—Claro que sí, ¿Qué esperabas, que nos quedáramos sentados? Claro que no, estamos listos para rescatarte.
No. Esto no podía estar sucediendo.
Durante todos estos años odie la idea de que debieran rescatarme, eso significaría que soy débil y que los necesitaba.—No soy una damisela en peligro.
—No, pero eres una listilla en problemas. —Lo escuché reírse a carcajadas a través del teléfono y solo suspiré— No te enojes Pinki, pero es la verdad, estás llenas de problemas y sigues acumulándolos, eres Lyra, la señorita problemas.
—¿Dijiste Lyra, Michael? —pude escuchar la voz de mi padre y mi respiración de golpe se atoro en mi garganta.
—Siii. Pinki tu padre llegó, di hola. — no tuve tiempo a decir nada, porque por el micrófono escuché un forcejeo y a mi tío quejarse. —Eso no es educado Jack, ella está hablando conmigo.
—Cállate Michael. —muy bien, al parecer papá no estaba de humor. —¡Lyra, ¿Dónde demonios estás?!
Definitivamente no iba a poder evitar una confrontación.
—Hola papá…

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Jugando limpio
WerewolfLeticia Fenn sabía tres cosas con seguridad: 1-Su futuro había sido decidido desde que nació. 2-No podía luchar contra este, sin lastimar a las personas que más amaba. 3-La cuenta regresiva había comenzado y solo le quedaban horas para enfrentar su...