C.13

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Iván






Loca, Lyra estaba completamente loca.
No lograba seguirle el paso, ya que siempre parecía cambiar de opinión. Primero quería volver con su familia, luego cuando le digo que la llevaré con ellos, decide que ya no es lo que quiere. Es como una chica caprichosa, siempre queriendo algo diferente.

Pese a quererla junto a mí, con todo y la locura que se carga, no soy un idiota y se que sus padres lograrán llevarla lejos de este epicentro de peligro.
Juntos éramos un blanco fácil, una bomba de tiempo, un temporizador a punto de concluir, pero ella no lo veía de esa manera. En su cabeza, me había aburrido o arrepentido de estar a su lado y quería devolverla.

Solo esperaba que abriera rápido los ojos y viera lo que en realidad sucede a su alrededor.

—Lyra, apúrate, muero de hambre.

Ella seguía encerrada en el baño, haciendo el berrinche del siglo, como si eso fuese a cambiar algo.
No, no había manera de convencerme de que el que estuviéramos juntos era lo correcto, al menos no aún. En mis prioridades estaba mantenerla segura y eso solo lo conseguiría manteniendo distancia.

—Lyra… —volví a golpear la puerta, esta vez escuchando el bufido desde dentro.

—Ya voy. ¿No puedes esperar ni siquiera cinco minutos? — gruñó en voz alta, antes de convertir su voz en un murmullo. —Jodido insensible.

Me alejé de allí, decidiendo esperarla sentado en una de las sillas de la sala. Eran unas viejas sillas, las cuales en cualquier momento terminarían por dejarnos tendidos en el suelo, pero era para lo que nos alcanzaba.
Me encontraba apretando mi entrecejo cuando ella salió, aún demasiado molesta como para entablar una buena conversación. Lo único que hacía era caminar, ignorando mi presencia.

—¿Estás lista? — pregunté, pero no volteó a mirarme.

—¿Para qué?

—Para ir por algo de comer.

—Si, lo que sea. —se adelantó, dejándome atrás con una sonrisa adornando mi rostro. Ella era en verdad infantil. — ¿Y qué esperas? Creí que estabas muriendo de hambre.

—Lo estoy, así que andando. —pase a su lado, escuchando la inspiración profunda de enojo que realizo.

Ella estaba controlándose, ya que hace unos días este tipo de comportamiento hubiese conseguido que ella lanzara una serie de maldiciones hacía mí. Pero la pregunta era: ¿Por qué se estaba controlando?
Tratando de ir dentro de su locura, solo una cosa se me ocurría y era que, quizás ella esperaba que si sé mostraba de esa manera, no la llevaría tan pronto.

—¿A dónde vamos? — preguntó llegando a mi lado. — ¿No es muy peligroso que salgamos?

—Es poco el tiempo que nos queda para estar juntos, por lo que creo que por esta vez podemos arriesgarnos.

No hacía falta mirarla para saber que mis palabras la habían alterado.
Claramente estaba bromeando, tratando de sacar a la verdadera Lyra a la luz y que dejase atrás a este robot “obediente” que trata de fingir ser.

—Eres un idiota.

—Lo dices a menudo, por lo que siento que en verdad lo crees.

—¿Qué sería esto, una cena de despedida?

—No lo sé Lyra, solo se que tengo hambre y que sería bueno que comiéramos juntos. Debo ver la manera de llevarte con bien a los tuyos, solo entonces nos despediremos.

—Pareces impaciente por hacerlo.

—Claro que sí. Mira Lyra, cada segundo que pasamos juntos, es un segundo más poniéndote en peligro.

—Yo busqué este peligro…

—Si, lo hiciste. —dije amargamente. — Pero me propuse mantenerte a salvo y lo haré.

—¿A qué costo, dando tu vida por ello?

—No vayamos al extremo, no sabes si moriré. —aunque lo más probable era que eso sucediera cuando me encontrarán. —Soy inteligente, no me atraparan tan fácilmente.

No dijimos nada más durante el resto del camino, ella iba pérdida en algún loco plan, mientras yo solo me relajaba, embriagándome de su olor.
Cuando llegamos a la cafetería, note que Sandra se encontraba ya trabajando en su turno. Como imaginé, su curiosidad era enorme y no tardó en venir hacía nosotros, tratando de conseguir una mejor vista de mi compañera.

—Buenas noches, ¿Qué puedo traerles? — ella ignoró mi mirada molesta y solo guiñó un ojo, centrando su atención en Lyra.

—Yo solo quiero una hamburguesa y una cerveza. — respondió está, sin dedicarle una mirada.

—Lo mismo. — dije negando.

Si Lyra supiera que está era la chica que tantos celos le provocaba, simplemente enloquecería.
Había comprobado que sus sentimientos se habían mágicamente despertado, luego de que Sandra apareciera en la escena. Sin embargo, no la había traído por ese motivo, sino porque era el lugar más cercano al hotel.

—¿Qué estás pensando? — preguntó, clavando su mirada en mí.

—Solo pienso en lo callada que estás. Eso solo me lleva a pensar que estás planeando alguna locura y no creo que vaya a agradarme.

—No estoy planeando nada.

—¿Entonces porqué no estás hablando?

—Porque estoy enojada. —se cruzó de brazos y se recostó contra su asiento. —No me gusta la idea de saber que no me quieres a tu lado.

—Ya te repetí hasta el cansancio que esa no es la razón.

—Así se siente. — replicó. — ¿Cómo te sentirías tú si luego de que apareciera alguien del pasado, yo simplemente decido descartarte?

—Nadie está haciendo eso.

—No me importa, así lo estoy sintiendo.

Suspiré y preferí no responderle, cualquier cosa que le dijera, ella solo la cambiaria para adaptarla a algo negativo.
Lo repito, Lyra es alguien demasiado infantil.

—¿No dirás nada?

—¿Qué quieres que diga?

—¿No trataras siquiera de negarlo?

—¿Para qué? Sí solo escuchas lo que quieres escuchar.

—No es lo que quiero escuchar, está muy lejos de serlo.

Fue en ese momento en el que voltee la mirada, solo quería alejar mis ojos de ella, pero nunca esperé encontrarme con alguien conocido.
En sus ojos se notaba la diversión y en su sonrisa la burla, él nos había encontrado y aún no sabía si estaba solo o habían más afuera.

—Lyra, tampoco querrás escuchar esto, pero nos encontraron. — Dije y pude oír el miedo en mi voz, tenía que sacarla de aquí.



Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora