13.

1.4K 191 23
                                    

Christine






Él había prometido que se quedaría conmigo y me ayudaría a enfrentar a mi familia, pero luego de una llamada de la estación de policía, Matías no tardó en besarme, recitando un rápido: “volveré enseguida “, para salir por la puerta, sin mirar atrás.
Demás está decir que ese maldito “volveré enseguida “ fue hace casi dos horas.

Traidor, me había dejado sola en el momento en el que más lo necesitaba. Lo peor de todo, es que había pasado los últimos tres días hablándole de cada uno de los integrantes de mi familia, con la intención de que pudiera ganárselos más rápido, pero ahora eso era inútil.
Sabia que no tardarían en llegar y no aguantaba los nervios. Ya no tenía uñas, las había mordido en la última hora, también había desarrollado un tic nervioso, en el cual mi pierna no dejaba de moverse arriba y abajo, de manera constante.

Pero cuando escuché el sonido de la cerradura, fue cuando mis pulmones dejaron de funcionar.
La primera en ingresar fue mamá, por lo que no tarde en ponerme de pie y correr hacia ella, envolviéndola en un fuerte abrazo.

Los extrañaba tanto, que al verlos olvidé el hecho de que debía decirles lo que mantenía en secreto. Eso no importaba, no cuando los tenía frente a mí.

—Christine, te extrañaba cariño. — mamá igualó mi acción y me apretó entre sus brazos, solo dejándome ir, cuando papá aclaro su garganta.

—¡Papá! — grité, ahora abrazándolo a él.

Vi sobre su hombro como la casa comenzaba a llenarse de personas conocidas, pero aún no lo soltaba.

—Los extrañé tanto, pero no debieron adelantar su viaje. Por mi culpa debieron cambiar todos sus planes.

—No digas tonterías cariño. —Mi padre se alejó y me dio espacio para saludar a todos los demás.

—No íbamos a estar tranquilos hasta verte, hermanita.

—Uriel estoy bien.

—Además me hiciste un favor pequitas, porque estaba buscando una excusa para venir antes y ver a mi chispita y a mi  burbujita. — Miré a Michael, quien ignoraba la mirada molesta que mis padres y Abby estaban dándole. —Con esto no digo que no estuviera preocupado por ti, pero dime, ¿Qué clase de abuelo presente puedo ser con tres días de distancia?

—Eso es verdad, me sorprende que no hayas ido a verlas primero. — murmuré con diversión, consiguiendo una elevación de hombros de su parte.

—Quería comprobar a mi ahijada. ¿Estás bien? ¿Quién te disparo? Bichito de luz dijo que escucho disparos, ¿Fueron muchos?

—Mich déjala respirar, ya nos contará todo.  — asentí hacía Jack, sabiendo que no podría ocultárselos.

—De hecho creo que debemos hablar sobre ello, porque puede que esté en problemas.

Aunque no eran mis problemas, sino los de Matías, pero me involucraban.

—¿Qué sucede Christine? —mi padre y Uriel preguntaron a la vez.

Suspiré y observé como todos tenían la mirada sobre mí.

—Se los contaré, pero ¿Quieren comer o tomar algo antes? — ante la negativa de todos, volví a suspirar. — Desde hace unos días hay alguien siguiéndome. Al principio creí que era uno de los amigos de Uriel, tratando de comprobar cómo me comportaba ahora que encontré a mi compañero, pero sé que no es así.

—No le pedí a nadie seguirte. —mi hermano tenía el ceño fruncido, mientras me observaba con atención.

—Lo sé, luego con ayuda de Leticia descubrí que no se trataba de ti, entonces creí que era uno de los compañeros de Matías tratando de mantenerme segura.

Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora