20.

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Jade







—¿ Entonces no has ido a controlarte aún? Eso no se hace, debemos saber cuánto tiempo tienes, si mi nieto está bien, si necesitas algún cuidado en especial. — maldijo entre dientes y luego sonrió. —Si no te cuidas, creo que debemos quedarnos aquí y cuidar de ti y el bebé. ¿ Tú qué dices fosforito? Porque yo estoy feliz con la idea.

No. Definitivamente no. Él no estaba ni cerca de establecerse aquí para controlarme.

—¿Por qué mejor no vamos a la cocina y preparo algo de café? Seguro que podríamos hablar más a gusto.  — asentí hacía Lyra, quien parecía estar dándome una gran mano.

—La verdad es que estoy hambriento, Logan nos preparó comida, pero estaba tan deliciosa que no duro.

—Muy bien tío, porque acabo de comprar unas galletas que están deliciosas. —Lyra comenzó a jalarlo hacía la cocina, mientras yo apretaba con fuerza uno de los sillones.

Si mi padre se instalaba aquí, no vería nunca a Drew y no podría tratar de  solucionar las cosas entre ambos, ya que lo tendría todo el tiempo detrás de mí, gruñendo y amenazando sin parar.
Tenía que demostrarle que podía ser responsable de mis actos, por muy difícil que esto pareciera.

—Sé lo que estás pensando y tampoco creo que sea lo correcto, hablaré de esto con él más tarde.

—No es que no los quiera acá, mamá…

—Es que quieres estar con tu compañero y crees que no podrás hacerlo con él cerca. —Era exactamente lo que pensaba. —No te equivocas, tu padre se comportaría como tu sombra, cortándote las pocas alas que aún te quedan. 

—Sé que lo haría.

—Anda, vamos con ellos.

Estábamos yendo con los demás, cuando el timbre volvió a sonar y estaba segura de que esos eran mis hermanos.

—Ve, que yo les abriré. —mi madre caminó hacia la cocina, donde seguramente mi padre arrasaba con lo que encontraba, mientras yo caminé a la puerta.

Cuando la abrí, me encontré con ellos tres parados ahí afuera, observándome con nervios y una mirada de disculpa.

—Lo siento, traté de detenerlos, pero él quería venir y no dejó de insistir. —Leticia parecía no solo nerviosa, sino también asustada. —¿Llegaron?

—Mis padres están adentro. —seguía sin creer que él estuviera frente a mí, luciendo tan relajado. —No debiste traerlo Leticia.

—Lo sé, pero me dio un discurso que me convenció, aunque ahora creo que puede haber sido un error.

Esto era un error, un enorme y maldito error.
Pero todo lo que sentía dentro de mí, no fue nada comparado con el momento en que vi a mis hermanos caminar hacia nosotros.

—¡Jade! Por todos los santos muchachita, lo que te extrañé. —Samara vino a abrazarme, y solo pude pensar: bueno, al menos alguien me extraño. —¡Leti! A ti también te extrañé. Ay extrañé a todos. ¿Cómo están?

—Jade está en problemas, Samy, por eso vinimos.

—Oh, cierto. —Samara observó a mi hermano, antes de encogerse de hombros y volver a reírse. — Felicidades por el bebé, ellos están molestos, pero yo sé que serás una gran madre, un poco arrebatada, pero genial.

—Samara…

—¿Qué? Oh vamos, yo nunca dije que vendría a regañarla, solo vine a chismear y a evitar que hagas alguna tontería, Aryeh.

En serio extrañaba a Samara, ella era capaz de hacerte olvidar todos los problemas con sus sonrisa.
Siempre estaba feliz, encontrando el lado positivo en todo.

—Hola Jade. — clavé mí mirada en Gael, quien estaba haciendo lo mismo conmigo.

—Pasen, todos están en la cocina.

Para mi mala suerte, no solo mis hermanos ingresar, sino también Leticia, Santiago y por último Drew, quien se detuvo cuando tomé su brazo.

—No digas que eres el padre, confía en mí.

A pesar de no querer hacerlo, Drew asintió.
Caminamos hacía la cocina, en silencio. Creo que ambos estábamos nerviosos y aunque no se lo admitiera, estaba feliz de verlo aquí.

—Spiderman, ¿Te enteraste de que seré abuelo? Estoy enojado, pero feliz. Quería tanto un nieto, pero no de Jade, ella aún es muy pequeña, pero tendré alguien a quien cuidar y malcriar, seré un abuelo genial, el mejor.

—Puedo imaginar que sí.

—Solo tú estás feliz con la noticia papá. — Gael aceptó el café que Lyra le entregaba. —Lyra, Cédric me pidió que te avisará que vendrá la próxima semana, tiene un par de asuntos que tratar en la ciudad.

—Oh, de acuerdo. —Lyra sonrió, pero sabía que estaba todo, menos feliz con la noticia.

—¿Y tú quién eres? — mi padre no dejaba de mirar a Drew, era como si sospechara que él era mi compañero, pero no podía, no era posible que lo adivinara.

—Yo soy Drew Estévez.

—Es un amigo de Santiago, ¿Recuerdas el médico que me ayudó cuando enferme? Bueno, es él. —se apresuró a interrumpirlo Leticia con una sonrisa.

—¿Stranger? Por fin conozco al tercer vengador. Pero esperen un momento, aquí está faltando Fury, ¿Dónde está ese pequeño loco?

—En clases— respondieron Beatriz y Santiago a la vez.

—Oh, bueno ya lo veré luego. Ahora tú, supe que eres médico o que lo serás dentro de poco, por lo que debes conocer a alguien que atienda a mi pequeña chispita, ¿verdad Stranger?

—¿Por qué Stranger?

—De hecho contigo tuve mis dudas, podría no haber sido apropiado el mote, pero ahora que te veo, solo comprobé que mi don se extendió y puedo apodar a alguien sin siquiera verlo. ¿A qué es genial? Pero está bien, luego podrás adorarme, ahora respóndeme, ¿Conoces o no a un buen doctor?

—Sí, lo conozco.

—¡Chispita, ¿escuchaste eso?! Ya te encontramos doctor.  — anunció y yo solo pide cubrir mi rostro con ambas manos. —Yo sabía que me caerías bien, es parte de mi don, cada día me sorprendo más.

Él no tenía idea de qué el chico al que estaba echándole flores, era en realidad mi compañero y el padre de mi bebé, padre que ellos querían cazar.

—Es bueno que le caiga bien, porque Jade tenía miedo de que quisiera matarme cuando supiera que soy el padre de su hijo. —voltee mi cabeza, rogando haber escuchado mal.

—¿Jade tenía miedo por ello? —mi padre reía a carcajadas, mientras mis hermanos dejaban sus tazas a un lado. —Ella tenía razón en temer, estas tan muerto.

Lo siguiente que supe, es que en medio de la cocina, se armó una especie de guerra campal, dónde unos trataban de matarse y otros tratábamos de separar.
Yo sabía que esto pasaría y se lo advertí a Drew, se lo advertí a todos, pero nadie me escuchó.




Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora