25.

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Jade






No me gustaba dejar solo a Drew, eso significaba que podría ser una presa fácil para mi familia.
A pesar de que parecían que las aguas estaban calmadas y que mi advertencia había sido escuchada, no podía confiarme. Mi padre solo necesitaba cinco segundos para dejar que el lobo dentro de él lo controlase y eso solo terminaría por enloquecer a los otros dos aquí.

—Prueba esto Jade, dime si mi sazón no ha mejorado desde la última que nos vimos. — tomé la cuchara que Aryeh me ofrecía, accediendo a probar la salsa que olía de verdad exquisita.

La mezcla de condimentos era buena y sin dudas había mejorado, la última vez que había cocinado para nosotros, fue el año pasado y todo lo que recuerdo es que casi sufrí una intoxicación.
Esto era sin dudas gracias a la influencia positiva que Samara significaba en su vida. Por mi parte no podía cocinar demasiado, no era una completa inútil, pero mis comidas no eran algo que presumir.

—Mmm… esto sabe genial. ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermano?

—He practicado, Logan ha estado dándome algunas clases y él piensa que dentro de poco podría sumarme a ellos en la cocina.

—Es mejor con los postres, siempre son perfectos. — agregó Samara, asomando su cabeza por detrás de mi hermano. —Con mamá, sin dudas, agradecemos eso.

Podía imaginar que tía Sophie aprovecha a probar todo lo dulce que apareciera en su camino.

—Aún tengo mucho por aprender, pero trato de pasar mi tiempo libre utilizándolo en ello. —era extraño ver a mi hermano ruborizarse, pero aquí estaba, con sus mejillas tornándose de color rosa.

—Yo debería hacer eso, pero no creo que Logan tenga la paciencia para enseñarme.

No es que fuera una estudiante difícil, pero no me podían poner frente a chocolates, frutas y cremas y esperar que no comiera a medida que cocinara.
Mientras conversaba con ellos aquí, podía ver a Lyra hacerme señas desde la sala, para que me acercara a ella.

—Creo que iré al baño, ya vuelvo. —les dije, dejando la cuchara que seguía en mis manos, sobre la isla.

—No te tardes Jade, tienes que probar más cosas.

—Dalo por hecho, Aryeh, todo huele delicioso.

En mi camino hacia Lyra, pude ver a mi padre conversar con Drew. Ellos no peleaban, sino que parecían hablar como dos personas que se llevaban bien.
Aunque no quería hacerme ilusiones y esperar a que su relación mejorará de un día para otro,  mi esperanza solo estaba aumentando al verlos así.

Sería tan bueno que esa misma predisposición la tuvieran mis hermanos, pero al mirar a Gael, quien mantenía una mirada asesina en Drew, sabía que no sería tan sencillo.
Tenía una pequeña idea, algo que tal vez podría acercarlos y dejar a mis padres más tranquilos, pero se los diría durante la cena, si todo seguía bien.

—Jade, tienes que cubrirme, necesito salir. —Lyra estaba pidiéndome algo imposible.

¿Cómo podría cubrirla, cuando no sabía ni cómo cubrirme a mi misma?
Veía en la situación en la que estábamos, situación en la que yo misma me puse al llamar a mis padres y decirles la verdad.

—No puedo. ¿Qué les diré? Ellos se darán cuenta de que no estás.

—Lo sé, traté de buscar una excusa para no ir, pero no me escucha.

—Lyra…

—Tengo que ir, de lo contrario él vendrá y no quiero que lo conozcan aún. No quiero exponerlos a ustedes, aún debo trabajar duro en hacerlo ver algunas cosas.

—¿Qué cosas? — pregunté esperando que se abriera conmigo y me contara al menos un poco.

La realidad es que Lyra tenía muchos secretos con respecto a su compañero. Lo único que había dicho, era que no era alguien muy confiable y que no sabía si lo aceptaría.
¿Qué tan malo podría ser para que dudará en aceptarlo? ¿Cuáles eran los secretos que escondía?

Tenia tanta curiosidad, pero no teníamos tiempo para ello, tenía que encontrar una mentira que la liberará de esta cena.

—Sé que te pido mucho y no te doy ninguna explicación, pero te prometo que en cuanto pueda contarte algo, lo haré.

—¿Y porqué no puedes hacerlo ahora?

—Porque no tengo tiempo, Jade. Él me está esperando, sin mencionar que aquí tenemos bastante trabajo para alejar a tus hermanos celosos de Drew. —bueno en eso tenía mucha razón, no era el momento justo para hablar. —Pero en cuanto estemos solas, te contaré. Ahora, ¿Crees que podrás cubrirme?

—No lo sé. —pensé en que podía hacer para que Lyra saliera sin generar preguntas y solo una cosa se me ocurrió. —Trae fresas.

—Jade, ¿Estás jugando conmigo? Es muy tarde, además no estamos en temporada. — Lyra puso sus ojos en blanco, sin darse cuenta de que eso era justo por lo que se lo pedía.

—Lo sé, pero puedo decir que tuve un antojo y te ofreciste a traerlas. Pero si te llamo, por favor respóndeme que sigues buscándolas, así no sospecharan.

Lyra me observó como si estuviera loca, tal vez lo estaba, debería comprobar qué fue lo que Aryeh le puso a la salsa. Sin embargo, al no ocurrírsele algo mejor, terminó suspirando y asintiendo.

—No creo que se coman ese cuento, pero al menos nos dará un poco de tiempo. — miró a ambos lados y  bufó — Te deberé una.

—Solo quiero que confíes en mí. Lyra, yo te cuento todo, me abro a ti como un libro y siento que tú no puedes hacerlo, o mejor dicho, no quieres. —antes de venir aquí, Lyra confiaba en mí, no tanto en Bea, pero ahora, ahora parecía estar encerrada en si misma. —No te voy a juzgar, solo necesito saber que nada grave está ocurriendo en tu vida.

—Mañana. Mañana te contaré todo, pero ahora cúbreme. —no sabía si finalmente lo haría, pero por ahora, solo podía confiar en ella.

—Escápate, los mantendré distraídos.

La deje en la puerta de su habitación y caminé hacia los demás, sintiéndome muy nerviosa.

—¿Jade, estás bien? — miré Gael y asentí.

—Sí, solo unas leves náuseas, no te preocupes. —fui hacía él y envolví mi brazo al suyo, llevándolo conmigo lejos de la habitación de Lyra.

—¿Siempre las tienes?

—No, son más comunes en la mañana, pero los nervios parecieron despertarlas.

—Ya te prometí que no volvería a golpear a tu compañero, no tienes porque preocuparte. —era bueno escucharlo decirme esto, pero mi preocupación ahora era otra.

—Es solo que quiero que todo salga bien y no puedo concentrarme al pensar que con el más mínimo error todo se iría al demonio.

—No te preocupes, no haremos nada. — beso la cima de mi cabeza y volteó hacia el pasillo. —¿Y Lyra? No la he visto en un rato.

—Ni la verás, ella debe estar maldiciéndome ahora mismo. —acompañe mi mentira con una mueca, la cual espere que lo hiciera más convincente.

—¿Qué le hiciste?

—Las náuseas no son lo único que me ataca, ahora mismo quiero fresas, mataría por unas y ella está tratando de conseguirlas para mí.

—¿Fresas? ¿Ahora?

—Sí, lo sé, soy un desastre, pero las necesito.

—No me sorprendería si Lyra te manda a vivir con Drew. — ella no lo haría, me necesita para cubrirla.

—No lo haría, ella está feliz de tenerme aquí, aún si significa ir a buscar antojos extraños. —entonces lo observé con el ceño fruncido. —¿Acaso tú no le cumplirías un antojo a tu sobrino?

—Claro que lo haría, solo espero que no me mandes a mí también a buscarlas, porque estoy cansado luego del viaje.

—Lyra las traerá.

Solo esperaba que nada malo sucediera y que mi mentira no me ocasionará más problemas.



Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora