24.

3.6K 588 35
                                    

Drew







Cuando recibí la llamada de Jade, invitándonos a cenar a los chicos y a mí, dudé.
¿Pero podían culparme?

Su padre y sus hermanos me odiaban y solo querían que desaparezca de su vida y de la de  nuestro futuro hijo.
Ellos deberían hacerse a la idea de que no estaba alejándome, al contrario, estaba haciendo todo lo que estuviera en mis manos para que ella me de una oportunidad.

Sabía muy bien que conseguir esto no sería para nada sencillo, que debería no solo modificar un pocos mis tiempos para hacerla participe a ella, sino que debería convencerla de que no lo hacía por obligación, sino por ganas.
Ambos éramos bastante apasionados, aunque cada uno en diferentes cosas, pero ahora, deberíamos ser uno para darle lo mejor al bebé.

Sin embargo, desde que llegué con los chicos, los cuales me abandonaron luego de solo poner un pie en el lugar, no puede dejar de sentir sobre mí una mirada penetrante.
Santiago estaba junto a Leticia, mientras Flavio, estaba junto a Beatriz, tratando de lograr que está lo perdonase, pero al parecer aún no tenía resultados positivos.

—Ellos me lo prometieron, esta vez no te harán nada. — Jade se encontraba nerviosa, lo sabía por la manera en que sus ojos me pedían que no la dejase, en como su respiración era apresurada y en la forma en que su cuello se ponía rojo por los nervios.

—No estoy asustado, solo pensaba en todo lo sucedido.

—Todo ha sido demasiado apresurado, hay momentos en los que ni yo lo creo. Nos conocimos, nos acostamos, te perdí de vista durante dos meses y cuando volvemos a reunirnos, cae sobre nosotros la noticia del bebé.

—Es mucho, pero debemos pensar que por algo suceden las cosas.

No encontraba palabras más justas para calmarla, estás eran las únicas viniendo a mi cabeza.

—Hola Stranger, volvemos a encontrarnos. —el padre de Jade, Michael, apareció junto a nosotros sin que lo escuchará.

—Buenas noches, de nuevo quería disculparme por mi comportamiento de la tarde. —dije y él simplemente comenzó a reír.

—¿ Te refieres al defenderte para no morir? Yo no me disculpare por nada de lo que he hecho.

—¡Papá!

—Dije que trataría de llevarme bien con él, nunca mencioné una disculpa. No he hecho nada de lo que me arrepienta chispita, ¿Tú puedes decirme lo mismo Stranger? —sabia que esté encuentro sería complicado, a pesar de decirle a su hija que trataría de llevarse bien conmigo, eso no parecía lo que quería hacer.

—Puedo hacerlo, señor.

—Chispita, él me está llamando señor, ¿Acaso me veo como un anciano? Michael, Mitch o hermoso ejemplar de la virilidad, pero nunca señor. — él parecía decirlo en verdad, parecía verdaderamente convencido de que esa era la manera en la que todos se referían a él.

Ahora veía de dónde había heredado Jade su ego.

—Papá, no hay manera en que te llamen de esa forma.

—Eso crees tú, porque las mujeres aún me ven como un hermoso hombre.

—Ya déjala en paz fortachón, no puedo creer la cantidad de tonterías que estás diciendo.

—Niégalo mujer, te reto a negarlo fosforito. —la madre de Jade ocultó su sonrisa y nos guiñó un ojo, cuando esté no la vio.

—De acuerdo, no puedo negarlo, esas dos ancianitas hoy estaban babeando por ti, aunque también podía ser a causa de su elevada edad. ¿Qué edad tendrían? ¿Ochenta, ochenta y pico?

—No importa la edad fosforito, esas mujeres aún veían la hombría y el atractivo en mí.

—Lo que digas.

—¿Puedes creer esto Stranger? La mujer que dice amarme con todo su corazón, está diciendo que solo conquistó ancianitas. —Dejó de observarme para mirar a su esposa. —Me pierdes fosforito.

—Lo bueno es que sé dónde encontrarte. — La madre de Jade volteó hacia ella y le dio una mirada de disculpa. —Te necesitamos en la cocina, ven un momento.

—Pero…

—No haré nada chispita, soy un ángel.

Eso era algo que ninguno de los presentes espero escuchar, ya que no tardaron en reírse, provocando que Michael, bufara molesto y se sentará nuevamente cruzado de brazos.

—Volveré enseguida, no dejes que llegue a ti, créeme lo intentará. —me susurró Jade, antes de alejarse junto a su madre.

Los hermanos estaban siendo retenidos, uno en la cocina, acaparado por su novia, quien insistía en que la ayudará a cocinar. Mientras el otro, había sido retenido por Flavio y Santiago, quienes junto a las chicas, no dejaban de hacerle preguntas.
Pero eso me dejaba a mi futuro suegro, quien lejos de parecer dispuesto a mostrar la bandera de la paz, estaba elevando, poco a poco, una negra con la palabra “peligro” escrita en ella.

—Sabes que te odio, ¿Verdad Stranger? —y así empezaba…

—Lo sé y créame que lo entiendo, en su lugar estaría igual o peor.

—¿Así? ¿Y porqué?

—Si tuviera una hija, a la cual vi crecer y cuide día a día sin parar, odiaría a todo hombre que se le acercase. A eso debemos sumarle el que ella terminará embarazada, sin dudas querría matarlo.

—Exactamente eso siento, pero no puedo. Verás, mi chispita saco el carácter volátil de su madre y la muy desconsiderada me amenazó con alejarme de mi tan ansiado nieto. ¿Puedes creer que haya hecho eso? —podía creerlo, ya que vi el gran carácter que Jade guardaba. — He esperado tanto por un nieto, es lo que más deseo y ella simplemente piensa en alejarlo si no me llevo bien contigo.

— Entonces no les queda más que aceptarme. —solté, acompañando mis palabras con una sonrisa.

—Aún no lo hago.

—Pero deberán hacerlo para que Jade se quede.

—Lo sé y lo odio, pero lo que más odio es que de cierta manera me agradas, porque no nos tienes miedo, aún cuando podemos hacerte pedazos, además pareces responsable y en verdad interesado en Jade.

—Estoy muy interesado en ella y no solo por el bebé.

—Entonces será cuestión de tiempo para que nos llevemos bien, pero por ahora me caes mal.

Reí sin poder evitarlo, él no era un hombre malvado y suponía que sus hermanos tampoco, solo debía ser paciente y me aceptarían.

Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora