Matías
Estacioné donde pude, bajando tan rápido del auto y abriéndome camino a través del mar de gente que se encontraba aquí afuera.
No tenía tiempo para ver si golpeaba a alguien o no, en mi improvisada carrera hacia donde se encontraban Uriel y los demás.Una vez que llegué al lugar en el cual, varios de mis compañeros de trabajo, se encontraban bloqueando el paso a los curiosos, comencé a mirar hacía todas partes hasta dar con ellos.
Al primero que vi fue a Ryan, quien se encontraba con el teléfono en la oreja, tratando de tranquilizar a su esposa. Me acerqué hacia él, quien al verme me hizo un gesto con la mandíbula, hacia donde se encontraban los demás.Los observé, mientras avanzaba hacia ellos. Jack, Nathan y Logan, se encontraban con la mirada clavada en el edificio, manteniendo completo silencio. Michael, caminaba de un lado a otro, dándose palabras de aliento a sí mismo. Benjamín y Cedric, discutían si entrar o no. Uriel, Robert, Nika y Jonás, me observaban atentamente.
—¿Dónde está Christine? —inquirí, deseando que la respuesta hubiera cambiado.
—Ella está adentro. —respondió Nika, observando a Uriel, quien parecía querer golpearme.
—El imbécil que dejaron escapar tiene a mi hermana retenida allí dentro, no solo eso, el desgraciado hijo de perra, está amenazando su vida. —escupía cada palabra con enojo. — No estamos hablando de algo sencillo, no solo vino armado, trajo una maldita bomba.
El aire se quedó atorado en mi garganta, mientras trataba de asimilar sus palabras.
Sacarla de allí no sería fácil, cualquier movimiento en falso, podría provocar que el maldito detonara la bomba y provocara una tragedia.—¿Cuánto tiempo llevan allí dentro?
—Más de media hora.
Conocía a Christine y ella no resistiría mucho tiempo más la presión. No era una mujer de quedarse quieta y esperar, ella estaba acostumbrada a atravesar el fuego, a cuidar su espalda y la de los demás.
Ella no dudaría en exponerse.—Abril logró calmar a Tracy, no fue sencillo, ya que ni siquiera el calmante que Drew le inyectó le hizo efecto . — Ryan se acercó a nosotros y suspiró, dando una mirada al edificio. — Tenemos que sacarla de allí.
—Tenemos que entrar. —no podía seguir aquí, no pensaba quedarme en un lugar seguro, mientras mi compañera se hallaba en peligro.
—No podemos entrar y enfrentarlo cómo si nada, hay que pensar bien las cosas. —Jack avanzó, hasta quedar junto a nosotros. —Si entramos, lo alertaremos y no dudará en actuar. Debemos pensar bien que hacer o pondremos la vida de Christine en peligro.
—Ya está en peligro.
Él abrió la boca para responderme, pero la cerró, cuando escuchamos un débil aullido.
Todos nos quedamos quietos, a la espera de volver a escucharlo, pero el segundo aullido, parecía que no llegaría.—Al diablo con esperar Jack, pequitas nos necesita. —Michael comenzó a correr hacia el edificio, seguido por los todos nosotros.
—¡Rojas, Portillo, vamos a entrar! — ordené para que ellos también se sumarán a nosotros.
Atravesamos la entrada y no escuchamos ningún ruido en el interior. Avanzamos por los pasillos, hasta que llegamos a una habitación cubierta de sangre.
—Tenemos dos cuerpos. — informé y ambos oficiales ingresaron, mientras respiraba con fuerza, tratando de encontrar su olor.
—Está irreconocible. — Portillo observaba al que suponía era Montes Acuña.
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Jugando limpio
WerewolfLeticia Fenn sabía tres cosas con seguridad: 1-Su futuro había sido decidido desde que nació. 2-No podía luchar contra este, sin lastimar a las personas que más amaba. 3-La cuenta regresiva había comenzado y solo le quedaban horas para enfrentar su...