Christine
Mis párpados pesaban demasiado, al punto de que aunque trataba de abrir los ojos, no lo conseguía. No me sentía tan cansada, como para querer seguir durmiendo.
Me esforcé, hasta que finalmente abrí los ojos y volví a cerrarlos por causa de lo que la luz me provocaba. Cuando por fin me acostumbre a la claridad, observé todo mi entorno, dándome cuenta de que me encontraba sola en mi cuarto.Comencé a enderezarme, solo para descubrir que me encontraba en forma de loba y que cambiar, está vez fue más doloroso que otras veces. Una vez en mi forma humana, me observé, descubriendo el vendaje en mi abdomen. ¿Qué me había sucedido? No recordaba nada, lo último en mi cabeza fue entregar el trabajo al que había dedicado mucho tiempo.
Negué un par de veces, asegurándome de que si era algo importante, terminaría recordándolo.Me vestí, deseando llegar a la cocina y beber algo, para calmar el dolor en mi garganta y mi cabeza. Tampoco me vendría mal un poco de comida, sentía como si llevará días de ayuno.
No escuchaba ruidos, por lo que no sabía si mis padres se encontraban aquí. Pero al salir, me encontré a mi padre, sentado en la mesa, frente a una taza de café.—Hola papá. — murmuré, mientras envolví mis brazos en su pecho. —Creí que estaba sola.
Me sorprendió lo rápido que se movió, ya que ahora no abrazaba su espalda, sino que él me abrazaba a mí.
—¡Maldita sea Christine, no imaginas lo preocupado que me sentía por ti! —¿Acaso estaba llorando?
Me aleje un poco y observé su rostro, notando que efectivamente lágrimas descendían por sus mejillas.
—¿Por qué estabas preocupado? ¿Qué me pasó?
—¿No lo recuerdas? — preguntó y negué.
No recordaba nada, pero viendo su reacción al verme, no había sido nada bueno.
—Lo último que recuerdo es ir a clase, luego nada.
—Eso fue hace una semana. Llevas una semana inconsciente, convertida en loba.
Eso sin dudas llamó mi atención. ¿Me había perdido una semana completa?
—¿ Qué paso?
—El hijo de Montes Acuña te secuestro en la universidad, al parecer tenía una bomba y estaba dispuesto a hacerla explotar. —estaba aquí, así que no lo había hecho, pero entonces si terminé herida, alguno de ellos seguramente también.
—¿Todos están bien? ¿Alguien más resultó herido?
—Solo tú.
—Que bueno. —Solté un suspiro, al menos estaba vez no había arrastrado a nadie.
—Christine, te enfrentaste con él y te encargaste tú sola de detenerlo. Te expusiste y resultaste herida. —Al parecer él no compartía mi tranquilidad. — No podíamos llevarte a un hospital, por lo que Abril debió encargarse de tu intervención. No sabíamos si lograrías sobrevivir.
—Estoy bien. —dije, tratando de tranquilizarlo. —Solo me duele mucho la cabeza y la garganta.
—Hasta ahora, he pasado por un infierno.
Volví a abrazarlo, tratando de que se tranquilizara y de que se diera cuenta de que me encontraba bien, de que ya no tenía nada malo o de lo que debiera preocuparse.
—¿Y los demás?
—Vienen todo el tiempo. Abril y Abby acaban de llevar a tu madre al supermercado, fue el único lugar al que accedió a ir, ya que no quiere dejarte sola. Lorenzo se llevó a tu hermano, quien tampoco quería alejarse de aquí. —Al menos mi cuñado había logrado sacarlo de la casa, porque él si me regañaría. —Matías tuvo que regresar a la estación, al parecer ya dictaron fecha para la sentencia.
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Jugando limpio
WerewolfLeticia Fenn sabía tres cosas con seguridad: 1-Su futuro había sido decidido desde que nació. 2-No podía luchar contra este, sin lastimar a las personas que más amaba. 3-La cuenta regresiva había comenzado y solo le quedaban horas para enfrentar su...