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Leticia






—Tal y como lo pensé no tienes nada grave. — declaró con una sonrisa el médico junto a Drew.

—¿Y los mareos, náuseas, jaquecas y fiebre? — pregunté, aún sin entender cómo podía estar bien y sufrir todos estos síntomas.

Cuando Drew me trajo al hospital, creí que sería él quien se encargaría de controlarme, pero sin embargo, me trajo directamente al doctor Walsh, quién procedió a realizar unos estudios de saliva.
La verdad no entendía mucho de medicina, pero hablo de un análisis para medir mi nivel de cortisol, lo cual luego de quedarme sola, investigue y descubrí que se trataba de una hormona relacionada con el estrés.

No creía que el estrés me provocará todo esto, por eso quizás continuaba mostrándome un poco desconfiada ante sus palabras.
Observaba a Drew, quién solo asentía, como si llevara tiempo sospechando algo como esto. 

—Todo esto surge a causa del estrés. Puede ser que te hayas visto involucrada en alguna situación que te pusiera nerviosa y no has dejado de pensar en ello.

Bueno, cuando lo ponía de ese modo, tenía infinidad de razones por las cuales sentirme estresada.
Los estudios, encontrar a mi compañero, lidiar con su ex, evaluar cómo contarle que soy una loba, mis padres, parecía poco, pero era demasiado.

—Lo ves pequeña pesimista, no todo es malo el día de hoy, al menos hallaste una luz al final del túnel. — rodé mis ojos hacía Drew, pero tenía una sonrisa en mi rostro. Al menos era una cosa menos por la que preocuparme.

Continuamos hablando un tiempo más antes de finalmente salir.
Cuando el aire helado del exterior del hospital me saludó, fue imposible evitar que mí piel se erizara y un pequeño temblor se diera por todo mi cuerpo. Debí imaginar que una vez que la adrenalina cesará, comenzaría a sentir el frío que las noches de inviernos nos regalaban.

—Aún no puedo creer que solo sea estrés. — solté, llevando mis manos a mi boca, tratando de calentarlas con mi aliento.

—Y piénsalo Leti, te enfermaste cuando anunciaron los primeros exámenes, supongo que estabas nerviosa por darlos mal o algo. —no era esa la razón, pero estaba bastante cerca. Mis nervios eran al pensar que podía fallar. — Luego, tuviste que pasar una escena de celos, que aunque me dijeron que te mostraste de manera madura, te habrá molestado y ahora lo de tus padres.

—Cuando lo explicas así parece algo tan obvio, pero mientras me sucedía llegué a pensar en tantas opciones terribles.

—Eso tampoco es bueno, es algo más por lo que tus nervios aumentaban. Estoy seguro de que no dejabas de pensar en ello.

—No, la verdad solo seguía pensando que podía morir. — creí que había algo mal conmigo, pero gracias a la Diosa no era así.

—Leticia, ¿Puedo decirte algo? — al voltear a verlo, lo vi mantener su mirada al frente y girar las llaves de su auto en su dedo índice.

A veces Drew me recordaba a alguien mayor, sin embargo, cuando quería bromeaba como un niño. Era como si fuera dos personas diferentes, pero a pesar de ello, no tenía una sola gota de maldad en su cuerpo.
Me demostró que podía confiar en él a la hora de guardar un secreto y que su mano siempre estaría extendida para ayudarme a no caer en un pozo de miseria.

—Sí.

—¿No crees que todo esto sucedió por una razón?

—¿A qué te refieres?

—Santiago me contó que no estás de feliz con la carrera que estudias, que lo haces más que nada, para hacer felices a tus padres. —me detuve, sentándome contra mi auto.

Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora