33

3.9K 466 34
                                    

Santiago








Los días pasaban y muchas cosas parecían tomar nuevamente su ritmo.
Leticia no había regresado a la universidad, pero en sus planes no estaba regresar con sus padres, sino quedarse y encontrar un trabajo o empezar algún curso, hasta que pudiera inscribirse en la carrera que ella en verdad quería.

Sin embargo, sus padres y toda su familia aún seguía aquí, algo que provocaba que no pudiera verla tanto como quería hacerlo.
Siempre que quería verla, debía ir a su casa, la cual estaba completamente invadida. Todos ellos me caían bien, eran fáciles de tratar, pero yo quería estar a solas con ella.

Ni hablar de salir, ya que la última vez que lo intentamos, misteriosamente nos terminamos encontrando a su padre y a un par de sus tíos, quienes parecían verdaderamente divertidos con la situación.
Había hecho hasta lo imposible para conseguir que el padre de Leticia dejará de sentir ese rechazo hacia mí, pero nada funcionaba, el hombre era un jodido cubo de hielo.

Toda mi vida trate de ser positivo y creer que con trabajo duro podía conseguir todo lo que me propusiera, pero este era un reto que no sabía si iba a poder superar. Me estaba frustrando al poner lo mejor de mí y solo conseguir gruñidos y bufidos como respuesta.
El lado competitivo dentro de mí quería seguir intentando vencer la reticencia de Nathan Fenn, pero otro lado de mí, estaba listo para arrojar la toalla.

En esto se habían convertido mis días, no solo me preocupaba por los exámenes y los partidos, sino que también lo hacía en pensar estrategias  para ganar este desafío de la vida.
Salí de clases y lo primero que vi fue un mensaje de Flavio, recordándome lo jodido que estaba.

*Flavio: Drew necesita que pases por la tienda y lleves café. Lo hubiera hecho yo, pero tengo planes, con Beatriz.

Esto era algo que también estaba volviéndose habitual. Desde la noche de la cena familiar sorpresa, ellos congeniaron al punto en el que no podían pasar un día sin verse o mandarse mensajes sin parar.
A diferencia de mi suegro, el padre de Beatriz era alguien demasiado callado, pero fácil de sobrellevar.

*Santiago: Entendido, solo debo terminar aquí.

No podía evitar que la amargura se leyera en mis palabras, pero era inevitable sentir una gran impotencia al verlo conseguir algo que deseo, sin mover un solo dedo.
Caminaba hacia la salida cuando lo vi, apoyado contra su auto, luciendo entre cansado y aburrido. No sabía la razón por la que había venido hasta aquí, pero estaba listo para averiguarla.

—¿Hola? —dije al pararme frente a él, sintiéndome un poco desorientado. ¿Qué debía decirle?

—He venido a buscarte, tenemos que hablar. —no fue una pregunta, él llegó demandando que hablemos, consciente de que no iba a negarme.

Por fin estábamos solos y hablaríamos como debimos hacerlo desde el principio, no necesitábamos intermediarios que tratarán de evitar que uno de los dos terminará herido.

—Es verdad, tenemos que hacerlo. —iguale la mirada desafiante que estaba dándome, porque está vez no me echaría atrás, iba a demostrarle que en verdad quería a su hija. —Aquí cerca hay un café, vayamos.

Durante el camino, ninguno dijo una palabra, solo avanzamos en silencio, pensando en que diríamos. Por mí parte, estaba evaluando que palabras podría utilizar para no ofender a este hombre.
Al llegar nos sentamos en una de las mesas que estaban afuera y sin tardar demasiado comenzó.

—No me siento bien con la idea de que estés con mi hija. — bufé una sonrisa, ya que esto no era algo nuevo para decirme.

—Si, como que pude notarlo.

—Mira, no te conozco y tal vez eres un gran chico, pero cuando tengas una hija y un imbécil trate de arrebatártela, me comprenderás. 

—No estoy tratando de arrebatártela, solo quiero estar con ella y darle la tranquilidad de llevarme bien con su padre.

—Si no estuvieras en la ecuación, luego de que ella se cansará de está locura de la abogacía, volvería a la manada, pero como estás tú, no volverá.

—¿Sabías que no quería estudiar derecho y aún así no hiciste nada?

—Se nota que aún no conoces a mi hija. — él coloco ambas manos bajo su barbilla y me observo. —Leticia es igual a su madre, cuando una idea se le mete en la cabeza, nada ni nadie podrá quitársela. Observaba como se ponía cada vez que el tema salía en alguna conversación, pero nunca la vi totalmente decidida a negarse, como a intentarlo. —bajo sus manos y se echó hacia atrás. — Claro que de haber sabido que apenas llegará te encontraría, hubiera hecho algo al respecto.

—¿Quieres que luche por algo?

—Ya lo está haciendo, está luchando por ti y no le importo dejarme en claro que no se alejara, que planea quedarse.

Eso me hizo sentirme pleno, ella sentía lo mismo por mí, que yo por ella y eso solo me hacía darme cuenta de que elegí bien a quien entregarle mí amor.

—Tampoco me alejaré de ella, así que si era eso lo que venías a decirme, te ahorraré el trabajo. —intenté ponerme de pie, pero él me detuvo.

—No es por eso que estoy aquí.

—¿Entonces?

—Leticia es una de las personas más importantes de mi vida y haría todo por verla feliz, incluso aceptarte. —me volví a sentar y traté de calmar mis nervios. — No es sencillo, porque intento hacerlo, pero no te soporto a pesar de que no me has hecho nada.

Y ahí lo había dicho todo, no me iba a aceptar.

—Ahora lo importante no somos nosotros dos sino ella. ¿Por qué crees que continuo intentando agradarle? Por ella. Tengo miedo que esté enfrentamiento constante provoque que vuelva a sentirse mal.

No podíamos olvidar que hasta hace unos días ella se encontraba mal, razón por la que ellos están aquí ahora. El estrés de vernos llevarnos mal podía ocasionar que ella tuviera una recaída y era algo que quería evitar.
Por eso estaba dispuesto a llegar a un acuerdo con este hombre, porque dejarla no estaba en los planes.

—Por esa misma razón vine a buscarte, debemos solucionar esto de una vez.

—¿Y que propones?

—Como te dije no te soporto, pero estoy dispuesto a intentar llevarme bien contigo por mi hija. Sé que no será sencillo para ninguno de los dos, pero vine para ofrecerte una tregua.

Lo observé atentamente, debatiendo si era verdad o no lo que me estaba proponiendo, ya que eso era lo que tanto esperaba: un descanso, una ofrenda de paz.
Claro que no iba a desaprovecharlo, al contrario, lo aceptaría.

—Haré todo lo posible por hacer que está tregua funcione. —estreche la mano que me ofrecía y oré en porque no se arrepintiera.



▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Holiiiis!
Aquí les dejaré la lista de hijos para que no se mareen❤

*Megan y Jack, son padres de Cedric y Lyra.
*Abby y Michael, de Gael, Aryeh y Jade.
*Tracy y Robert, Uriel y Christine.
*Haley y Nathan, de Leticia y Román.
*Summer y Ben, de Dylan y Faith.
*Savannah y Johan, de Beatriz.
*Sophie y Logan, de Samara y Eneas.
*Abril y Ryan, de Laurie y Jase.

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora