9.

3.4K 570 32
                                    

Drew




 
Por fin había encontrado a la pequeña rubia y esta vez, a diferencia de nuestro último encuentro, había conseguido su nombre: Jade.
Se veía hermosa, haciéndome comprobar que era un idiota por olvidar su rostro.

A pesar de la cantidad de alcohol que habíamos ingerido ese día, seguían viniendo a mí algunas visiones de nosotros juntos, aunque no podía saber a ciencia cierta, si eran reales o una fantasía.
Me había obsesionado con la idea de volver a verla, pero mi escaso tiempo me impedía buscarla dónde debí hacerlo desde un primer momento, con estos idiotas.  

—¿Y porqué me buscabas pequeña?— pregunté, consiguiendo que su rostro se pusiera tan rojo como el vestido que traía puesto.

—Quería saber tu nombre. ¿Por qué me buscabas tú? —al parecer no había perdido esa picardía, recordaba escucharla desafiarme a beber, pero ahora me desafiaba a responderle y Dios sabía que estaba aceptando lo que me lanzará.

—Esa noche te escapaste, creí que estábamos pasando un buen momento y cuando desperté ya no estabas. Puede parecerte extraño, pero nunca nadie escapó de mí antes.

—No escapé de ti.

—¿Entonces porqué te fuiste? — había pasado dos largos meses haciéndome esa pregunta y necesitaba una respuesta.

Con el pasar de los días no dejaba de cuestionarme si tal vez había hecho o dicho algo inapropiado, algo que la hiciera sentirse tan incómoda qué no tardó en alejarse de mi lado.

—¿De qué hablan ustedes? —Beatriz y Leticia vinieron hacía nosotros, sentándose junto a mí.

—Solo conocía un poco a Jade, no tuve tiempo para conocerla antes.

—Eso es genial, solo imagina si llegan a tener química, podríamos salir todos juntos. —Jade clavó su mirada en Beatriz, advirtiéndole que se quedará callada.

—Bea sabes muy bien que no es bueno decir cosas así. Con Drew apenas estamos hablando y tú ya actúas como si fuéramos a casarnos mañana.

—Tú lo haces todo el tiempo.

—Por eso te lo digo, tengo experiencia con personas enojadas.

—¿Hace mucho que se conocen ustedes tres? — crucé mis brazos sobre mi pecho, molesto porque nos hayan interrumpido.

—Desde pequeñas. — respondió Leticia. —Jade es como una prima para nosotras.

Asentí, mirándolas a las tres detenidamente.
Estaba claro que no eran familiares directas, ya que el parecido entre ellas era inexistente, pero entendía que iba más allá de la sangre.

—¿Así que eres otra loba, pequeña? —mis preguntas la hacían removerse en su lugar con nerviosismo, no entendía porqué se sentía así. Aunque tal vez estaba dejando aflorar mi molestia.

—Lo soy. ¿Te asusta eso?

—Ni un poco. Además puedo ver que eres inofensiva.

Ella no dijo nada, se quedó solo mirándome fijamente a los ojos.
Beatriz tenía razón, había cierta química entre los dos y sin dudas me gustaría volver a tenerla sola para mí.

—Entonces Jade, ¿Qué te parece nuestro amigo? —nuestro contacto visual se rompió, cuando centró su atención en Santiago.

—Aún no lo conozco bien, pero parece agradable y pude comprobar que no es ni un fantasma, ni un robot.

—Yo aún tengo mis dudas sobre eso, cuando comience a divertirse, lo veré como un ser humano.

—Tú deberías dejar de divertirte un poco y concentrarte en tus responsabilidades, Flavio.

—Ya papá, no me regañe.

—No te regaño, solo te hablo con la verdad. Puedo no tener mucho tiempo ahora, pero una vez que me gradué podré relajarme, hasta entonces no tengo tiempo para distracciones. —mis palabras hicieron que Jade apretara sus labios y mirará hacía otro lado.

Ella me gustaba y mucho, pero no estaba seguro de que pudiera adaptarse a mí. Tampoco estaba seguro si ella se sentía atraída y si debía guiarme por su comportamiento, la respuesta era que no.

—Pero a veces es bueno pasar tiempo con amigos o con la familia. ¿De qué te sirve conseguir lo que quieres, si no tienes con quién compartir esa felicidad?

—Paso tiempo con ellos, no tanto como me gustaría, pero lo suficiente.

Ella asintió y miró a los lados antes de llevar sus manos a su regazo.

—¿Puedo usar el baño?

—Vamos Jade, te acompaño. —las seguí con la mirada, hasta que Leticia volvió sola.

Estaba comportándome como un idiota, pero no sabía que otra cosa podía hacer. Necesitaba hablar con ella, pero con todos revoloteándonos no podría.
Cuando comenzaron a bailar, aproveché para caminar por el pasillo y detenerme frente a la puerta, que escondía detrás de sí, a la chica que tenía ganas de volver a tener junto a mí.

Al instante en el que salió, se detuvo, congelándose en el lugar al verme parado allí esperándola.
Sin dudarlo, tomé su mano y comencé a caminar con ella siguiéndome, hasta mi habitación.

Ella lo observaba todo, lo tocaba todo. Cada libro en las repisas, los adornos, incluso el cráneo sobre mi escritorio.

—No me respondiste Jade. —dije mientras me acercaba a ella y la acorralaba. No soportaba un segundo más sin conocer la respuesta. — ¿Por qué me dejaste solo? ¿Por qué huiste de mí?

—No lo hice. — respondió poniendo sus manos en mi pecho.

—¿Entonces qué pasó Jade?

—Solo salí al baño, pero una amiga me arrastro fuera sin escucharme. Yo no quería irme, no quería dejarte.

—¿No querías?

—¡No! Quería volver contigo, quería volver a sentirte, te sentías tan bien.

—Tú también, al menos mientras estabas junto a mí.

—¿Y ahora?

—Aún lo haces. Ahora que te tengo así, solo quiero besarte.

—¿Y porqué no lo haces?

Nuestras bocas estaban tan cerca, solo debía agacharme un poco más y volvería a besarla, volvería a sentirla.

—¡Drew, ¿Has visto a Jade?! —  giré mi cabeza y estaba seguro que Flavio me pagaría está.

—Dime qué le pusiste llave. —sin dudas iba a tener que empezar a hacerlo.

No hizo falta que responda, ya que Flavio no tardó en asomar su cabeza y observarnos a ambos.

—¡Mierda! ¿Interrumpí algo?

—¿Tú qué crees? — preguntó Jade, mientras yo ponía mis ojos en blanco.

—Mala mía, pero voy a llevar a las chicas. ¿Tú te quedas? —la manera en que lo pregunto, estoy seguro de que hizo que Jade se sintiera incómoda.

—Ya voy. —se volteó hacia mí y suspiró. — Será la próxima vez doc.

—Será la próxima vez lobita.

Mientras ella salía de mi habitación, no dejaba de sentirme frustrado. Flavio estaba en serio jodido.



Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora