Jugando limpio

C.29

Iván

Debimos salir del hospital, incluso sin la aprobación del médico, pero no podíamos hacer otra cosa. ¿Cómo explicaríamos sino que la herida se curara tan rápido?
Habíamos estado una semana bajo el extremo cuidado de Abby, quien no nos dejaba movernos, ni a Michael, ni a mí. Supongo que el casi perder a su compañero despertó en ella el instinto de protección y era casi como una madre para nosotros. 

Sin embargo, ahora ellos estaban listos para marcharse, junto a varios familiares más.
Los padres de Lyra se quedarían, al menos una semana más hasta que pudiéramos partir con ellos.

Si por mí fuera ya estaría yéndome, pero Lyra necesitaba tramitar algunas cosas en la universidad. Había decidido continuar estudiando en la manada, al parecer había tenido demasiadas aventuras y no quería arriesgarse a que se repitan.
La tranquilidad que se vive lejos de la ciudad era algo que no cambiaría por nada y era allí hacia dónde estábamos por ir.

—Loki, no me he ido y ya te extraño. Hemos pasado una semana tan unidos que el dejarte aquí es como si de repente me amputaran una extremidad. —Entonces abrió los ojos y miró a Robert, pero lejos de lucir incómodo o culpable, lucía listo para bromear. —Lo siento Robert, mala mía.

—Imbécil. —Robert trató de disimular la sonrisa que se había extendido en su rostro, pero la mayoría nos habíamos dado cuenta.

Él, en lugar de lamentarse por lo que perdió, prefirió alegrarse por mantenerse con vida.
En eso estábamos iguales, me sentía feliz de no haber muerto, de hecho, estaba tomándolo como una nueva oportunidad, un nuevo comienzo y esta vez me aseguraría de no joderlo todo.

—No lo extrañaras tanto Mich, en una semana todos estaremos por allí.

—Lo sé caperucita, pero una semana es mucho. ¿No quieren que nos quedemos con ustedes hasta entonces? De paso aprovechamos este tiempo para estar con mi chispita.

—¡No! —Jade aclaró su garganta y continuó. —No creo que haga falta papá, además Drew te prometió visitarlos en vacaciones, por los que nos tendrán allí un mes entero.

—No es suficiente.

—No empieces, papá ya está todo preparado y Gael quiere ver a Ruby.

—No me metas en esto hermanita. —Gael se encontraba demasiado divertido con la situación que estaba dándose.

—Es verdad Chispita, además, Gael puede irse sin mí.

Mientras ellos seguían discutiendo lo que harían y lo que no, deje de prestarles atención y solo me concentre en Lyra, quien caminaba hacia mí, negando hacía quienes ellos. 

—Tío deja el drama, tienes que volver porque tienes mucho trabajo que hacer. ¿Acaso no le prometiste a Jade que harías la cuna para su bebé? — la mención de la cuna, hizo que de repente Michael olvidará el porqué estaba peleando y solo pensará en ello.

—Tienes razón Pinki, prometí que mi nieto tendría la mejor cuna y lo cumpliré, solo esperen y verán. —entonces me recordó también a mí. — Y en cuanto a ti Loki, te enseñaré todo lo que sé. Como verás mis cachorros eligieron darle la espalda al negocio familiar, pero en ti veo esperanza.

—Estoy seguro de que lo harás y ten por seguro que pondré lo mejor de mí.

—Sigo sin creer como te ganaste tan rápido a toda mi familia, la verdad creí que te lo pondrían más difícil, pero ya los ves, a incluso no quieren irse sin ti. —Era agradable sentir que le importaba de esta manera a alguien.

Ellos en verdad me hacían sentirme como si estuviera en familia, me hacían sentirme valorado y era bueno, porque en verdad temía que no me aceptarán.

—Lo hacen por ti, quieren que estés feliz.

—No te creas, por ejemplo Drew aún está en proceso de prueba. — la mire de lado, tratando de no remarcar lo obvio, ya que claramente eran dos situaciones diferentes.

Drew, a diferencia de mí, planeaba quedarse en la ciudad y eso significaba que Jade también lo haría.  Por lo que despertaba los celos de Michael y los hermanos de esta.
Pero si dejábamos ese hecho de lado, no había razón por la que Drew pudiera caerles mal, ya que era alguien sensato y se veía buen tipo.

—Está bien, volveremos pero no se tarden, prepararé una fiesta para recibirlos. Ya lo verás Loki, amarás la manada.

No tenía dudas de ello, sin embargo su forma de decirlo, me dio cierta sensación de escalofríos.

(***)

—No puedo quedarme y la verdad no tengo ganas de incorporarme a una nueva manada, creo que lo estoy haciendolo bien de forma independiente. —A pesar de que creí que podría convencer a Sandra, está se negaba a permanecer más tiempo con nosotros.

—Deberías pensarlo, estoy segura de que te sentirías cómoda allí.

—Te lo agradezco, pero aquí tengo mi casa, mi trabajo y mis amigos, no estoy lista para dejarlos.

—Sin embargo deberías escuchar a Lyra y si cambias de opinión, ya sabes, solo nos avisas.

—Deja de preocuparte por mí Iván, cuando los necesite ahí estaré, pero ahora trata de ser feliz, te lo mereces. — sonrió y volteó a mirar a Lyra con una expresión provocadora. — Tú no lo olvides, si no lo valoras, te lo robaré.

—No tienes oportunidad. —Lyra envolvió sus brazos alrededor de mi y beso mi mejilla. —Planeo hacer muy feliz a este lobito.

—Me alegra escucharlo, él ha demostrado lo mucho que le importas en varias ocasiones, es bueno que está vez seas tú quién se lo demuestre, porque sé que te importa también.

—Estoy agradecido contigo, de no ser por ti, tal vez no estaríamos aquí ahora. Me te diste la mano cuando más lo necesitaba y no te importó enfrentarte a Joaquín no solo una vez, sino dos veces.

—Es lo mínimo que podía hacer, eres lo más parecido a una familia que tengo Iván.

—También te considero parte de mi familia, por eso insisto en que vengas con nosotros.

—Eres tan terco como tu compañera, ahora comprendo todo.

Ella podía considerarme terco, pero desde mi punto de vista, solo quería agradecer la gran mano que nos dio. No mentí cuando le dije que ella nos había salvado, porque de no ser por su intervención, no sabríamos si estaríamos aquí hoy.
Esa era la mayor diferencia entre nosotros y la manada de Joaquín. Que contábamos con el apoyo de nuestros seres queridos, amigos, personas que estaban con nosotros incondicionalmente, porque sabían que cuando ellos lo necesitaran, estaríamos ahí para ellos.

No necesitábamos que la sangre nos uniera, porque había algo más que lo hacía y eran los sentimientos.