C.1

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Lyra






Desde muy pequeña he escuchado las grandes hazañas de mis padres, tíos e incluso la de mi hermano. Aunque Cédric no tuvo que atravesar una gran hazaña, él lo cuenta como tal.
Tantas historias que se repiten una y otra vez en mi cabeza, haciéndome sentir participe, aún cuando no existía, me llevaron a ansiar vivir mi propia aventura.

Pero a diferencia de mi madre y de mis tías, me negaba a ser la damisela en apuros. Estaba decidida a ser quien salvará el día.
Cuando Lorenzo y Ruby aparecieron en la manada, vi en ellos la manera de cumplir mis sueños, si tan solo pudiera ayudarlos a librarse de quienes los perseguían, les mostraría a todos mi verdadero potencial.

Todo comenzó con preguntas inocentes, cuyas respuestas me llevaron a empezar a armar un plan. Plan que comenzó a funcionar, el primer día que puse un pie en la ciudad.
Lo primero que hice fue instalarme, junto a Jade y Beatriz, aunque sabía bien que está última pasaría más tiempo en casa de Flavio. Su noviazgo fue instantáneo, ella se sentía feliz de ahorrarse la larga búsqueda y él estaba emocionado, aunque sabía que era algo imposible, con la idea de convertirse en un lobo como nosotros.

La atracción entre compañeros siempre parecía ser más fuerte que todo, lo había visto a lo largo de los años, pero hasta poco lo había descubierto.
Encontrar a mi compañero no estaba en mis planes, de hecho, lo había jodido demasiado.

Desde el primer instante en el que lo olí supe que era un problema. Su olor, aún recuerdo como fue cuando lo sentí por primera vez.
Estaba siguiendo a un par de lobos tontos, quienes no dejaban de jactarse de su fuerza, cuando lo vi.  Él estaba sentado en su motocicleta, vestido completamente de negro y con un cigarrillo descansando en sus labios. Su aura de poder te llamaba a observarlo, pero era su olor a canela, lo que me atraía a un nivel más allá de la locura.

Cuando nuestros ojos chocaron, comprendí que él también lo sintió, fue como si alguien viniera hacía nosotros y nos golpeara de frente con una barra de metal.
Al ver a los lobos junto a él traté de huir, pero era tarde, no puedes escapar de tu compañero.

—¿Ibas a algún lado? —había preguntado, deteniéndose frente a mí.

Fue en ese instante en el que pude apreciar mejor cada detalle de él. Su mandíbula rectangular, con apenas un poco de barba cubriéndola, sus labios eran gruesos y con el arco bastante pronunciado, su nariz era recta, aunque era un poco más gruesa en la parte superior y sus ojos eran una mezcla de marrón y verde, pero no fue el color lo que me puso nerviosa, sino su mirada desafiante, traviesa y profunda a la vez.
Él había tratado de intimidarme y aunque estuve tentada a huir, sabía que no iba a llegar muy lejos.

—Solo estaba comprobando que tanto tardarías en venir detrás de mí. —nunca supe si esa fue la respuesta que espero oír, pero fue la que obtuvo.

Luego de eso, uno de sus amigos lo había llamado y aproveché ese momento para perderme.
Con los días siempre lo encontraba, estaba con los lobos, esperándome. Los histeriqueos subían, era lanzar una frase caliente y recibir una a cambió, pero nunca cruzábamos las líneas, me encargaba de ello.

Poco a poco logré lo que tanto buscaba, pude infiltrarme en la manada de Joaquín Torres y fue gracias a Iván.
Me sentía mal al utilizar a mi compañero para echar abajo a toda su manada, pero no tenía otro medio para conseguirlo.

Sin embargo cometí errores.

Estaba lista para una cena familiar, cuando Iván llamó y no pude negarme. Tal vez fue la intensidad en su voz, sonaba, se podría decir que preocupado y solo pude hablar con Jade, pedirle que me cubriera y venir a su encuentro.
Pero ahora, mientras me acercaba al lugar en el que nos veríamos, me di cuenta que era la antigua dirección de Ruby.

Había estado tan absorta en que no sospecharan nada en la casa, que no preste atención a la dirección, pero ahora, la realidad estaba comenzando a asustarme.

—Al fin llegas. — giré rápidamente al oír su voz detrás de mí.

—No sentí tu olor, ¿Por qué no?

—No lo sé Lyra, quizás estás demasiado concentrada en otra cosa y eso hace que no veas lo que te rodea. He estado así este último tiempo.

—¿A qué te refieres? — planté una falsa sonrisa en mi rostro, pero no sabía si lograría disimular el nerviosismo que sentía.

—A qué no eres más que una sucia mentirosa. ¿Cómo pudiste aprovecharte de nuestro lazo? Dímelo Lyra, ¿Acaso creíste que nunca lo descubrirían?

—Iván, creo que estás equivocado.

—Descubrimos todo Lyra, pero no puedo dejar que lleguen a ti, aunque jodieras todo, yo no los dejaré alcanzarte. — él tomó mi brazo y comenzó a arrastrarme de regreso a mi auto.

—¡Espera! ¿A dónde me estás llevando?

—No lo sé, pero ahora lo único que nos queda es desaparecer.

Por la mirada que estaba dándome, supe que no me mentía, que ahora deberíamos irnos o algo podría sucedernos.
Pero yo no podía desaparecer, eso volvería locos a todos y Jade me mataría.

—No puedo. Espera, Iván. — luché contra su agarre, pero no conseguía zafarme. — Mi familia está en casa esperándome, no puedo desaparecer así cómo así.

—Veo que sigues sin entenderlo. Ellos no están jugando Lyra, quieren matarte, por lo que tienes dos opciones: te quedas y no solo mueres tú, sino que nos matas a todos o vienes conmigo y los mantienes a salvo.

—Estas contándote.  —no paso desapercibido el hecho de que al momento de contar los posibles muertos, él no se descartó.

—Somos compañeros, puede que para ti no signifique nada, pero a mí si me importa. No voy a dejarte sola y aunque tenga que luchar contra los míos, voy a mantenerte a salvo, aunque no lo merezcas. — él estaba enojado, probablemente una gran parte de él me odiaba y lo merecía.

—Que bueno es oírte decirlo, porque ambos morirán. — el cuerpo de Iván se posicionó delante de mí, cuando Henry, uno de sus mejores amigos, se paró frente a nosotros.

Él tenía razón, esto no era un juego, los tres lobos frente a nosotros eran la prueba. Ahora tenía que elegir, me quedaba y exponía a todos o huía con mi compañero, arrastrándolo conmigo al infierno.
Sin embargo, primero tendríamos que salir vivos de esta situación.



Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora