14.

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Jade


 


Estaba sentada en frente de Drew, sintiendo que en mis manos cargaba una bomba que ya había comenzado su cuenta regresiva y en cualquier momento iba a explotar, llevándose todo y a todos a su paso.
Sentía que esto era como un castigo de la Diosa, por haber apoyado los constantes insistes de mi padre hacia mis cuñadas, para que estás le dieran un nieto.

¿Papi querías un nieto? Te estaré dando un nieto.
Me reí de mí misma, era eso o llorar. Seguía sin creer como pude ser tan irresponsable de dejarme llevar y no considerar utilizar protección.

—¿De qué te ríes Jade? ¿Has hecho a caso alguna locura? —la habíamos hecho, ambos y llegaría en unos meses.

—He hecho muchas locuras a lo largo de mi vida, por desgracia. —pero ninguna tan grave como está. — Pero últimamente no. Solo pensaba en mi padre y su obsesión porque mis hermanos le den un nieto.

—Déjame adivinar, ¿Tus hermanos no quieren?

—Ellos sí, tanto Aryeh, como Gael, serían felices con un bebé, pero mis cuñadas aún no están listas.

Samara era muy joven aún y Logan mataría a mi hermano. En el caso de Rubí, ella creía aún debía establecerse bien, ya que un hijo era algo serio y quería tener su vida en condiciones.
Según mi padre, Logan lo superaría cuando se diera cuenta y solo compartiría la felicidad y Rubí solo buscaba excusas de manera cruel.

—¿Y tú Jade?

—¿Yo qué?

—Te preguntaba si quieres hijos. —Querer no quería, no aún, pero ya estaba aquí, creciendo.

—Si, aunque siempre quise tenerlos al terminar de estudiar y estando con mi compañero, pero a veces la vida no es como la queremos.

—¿Por qué lo dices? —porque no estaba ni cerca de terminar mis estudios y él me iba a odiar, estaba segura de ello.

—Porque puede ser que mi compañero me rechacé.

—Seria un idiota si lo hace, eres hermosa, divertida y alocada, nadie podría rechazarte.

Me encantaría que siguiera pensando eso de mí, pero sabía que no duraría, me vería imprudente e irresponsable y terminaría por dejarme.
Mientras lo veía ahí, tan relajado, tomándose un café, me preguntaba que tanto me odiaría luego de que supiera lo que sucedía.

—¿Y tú Drew? ¿Tú quieres hijos?

—No. Nunca tuve mucha afinidad con los niños, ellos me odian y yo los ignoro.

Esto era perfecto, él no quería hijos y aquí estaba yo, llevando al suyo.
Hablar de esto me estaba haciendo sentir mal, de hecho, todo me hacía mal y ya no lo aguantaba.

—Entonces deberías tener más cuidado y cuidarte a la hora de tener sexo. — Arrojé la servilleta con fuerza contra la mesa y comencé a levantarme, necesitaba salir de aquí.

—Siempre me cuido, la única vez que tuve sexo sin protección fue contigo. —eso solo confirmaba mi gran mala suerte.

—Exacto, la única vez que no te cuidas, haces un bebé. ¿No es loco?

Mientras él se quedó quieto procesando mis palabras, yo comencé a correr hacia el auto.
No estaba en mis planes decírselo hoy y mucho menos de esta forma. Pero aquí estaba nuevamente actuando de manera impulsiva e irresponsable, haciendo algo que no debía.

Está conversación debió darse cuando ambos estuviéramos más tranquilos, principalmente yo, pero no, lo solté con enojo y como un reclamo.
No sé porqué le reclamaba, si la responsabilidad fue de ambos, yo también pude pedirle que se cuide, pero solo lo impulse a seguir.

—¡Jade! —lo escuché gritar detrás de mí, pero no le hice caso, solo pise el acelerador y me fui.

¿Por qué tuve que contarle lo del embarazo? Él me había dicho muy claramente que no quería hijos y yo le anunciaba su futura paternidad.
No solo eso, él ahora se encargaría de hablar con los demás e informárselos y ellos se lo dirían a mis padres.

¿Acaso sería cierto eso que dicen que las hormonas te revolucionan en el embarazo? Porque de ser así podría echarle la culpa de mi arrebató a eso, pero no lo creía.
Tendría que hacer control de daños y hablar antes de que las noticias llegaran de manera incorrecta.

Me detuve frente a una plaza, en la cual se encontraban varios niños jugando y sin salir del auto, saqué el teléfono y marqué el número de mi padre.
Ya estaba jodida, por lo que sería mejor que todo salga de una vez y no de apoco.

—¡Chispita! Por fin te acuerdas de tu padre, podría pasarme cualquier cosa en estos días y tú, hija desconsiderada, no te enterarías.

—Hola papá.

—Oh no, ¿Qué sucede? Te estoy escuchando un poco triste.

—¿Está mamá por ahí? Me gustaría hablar con ambos.

—Esto no me gustando Jade, me estás preocupando. — Dijo antes de gritar “¡Fosforito, ven aquí mujer !” y a pesar de que sabía que se había alejado del micrófono, mi oído lo escucho con bastante fuerza. — Dime, ¿Es algo grave?

—Un poco. — lleve mi cabeza hacía atrás, realizando una pequeña oración para que todo saliera bien.

A través del aparato, podía escuchar a mis padres hablar, aunque ninguno sospechaba lo que estaba por anunciarles.

—Hola cariño, ¿Estas bien?

—Hola mamá, estoy, estoy un poco asustada la verdad.

—¿Alguien te lastimó? ¿Te amenazaron? Mataré a quien le toque un cabello a mi hija. — suspiré y sabía que estaría dispuesto a cumplir sus palabras.

—Nadie me lastimó,  papá. —al menos no de esa manera. —Hace unos meses encontré a mi compañero, fue un encuentro en el que ambos estábamos un poco sobrepasados de copas, por lo que me olvidé de preguntarle su nombre.

—Jade…

—Lo sé mamá, yo misma me he dicho que fui muy irresponsable.

—Chispita sabe que cometió un error, no la regañes fosforito.

—Solo creo que es algo que uno pregunta enseguida.

—La cosa es que al no saber su nombre no podía encontrarlo. Pase los últimos dos meses haciéndolo y hace unos días por fin volví a verlo y hablamos y creía que todo iba bien entre ambos. —de hecho, todo iba perfecto, hasta hoy. — Sin embargo hoy me enteré de algo grave y le reclamé, cuando no solo él tuvo la culpa.

—Eso siempre pasa entre compañeros, no imaginas la cantidad de veces que peleamos con tu madre.

—Esta vez no será tan sencillo papá.

—¿Qué le dijiste que es tan grave?

—Que estoy embarazada.

El silencio de ambos, principalmente de mi padre, fue como la calma que antecede al huracán.

—¿Qué dijiste Jade? —y ahí estaba, la voz molesta de mi madre amenazando con cruzar a través del teléfono y cachetearme hasta que aprenda a pensar las cosas antes de hacerlas.

—Estoy embarazada, voy a tener un bebé. —y entonces oí el golpe fuerte. —¿ Qué fue eso?

—Fue tu padre, acaba de desmayarse. —oh, no. — Lo siento Jade, tengo que ver cómo está, pero espero que sepas que no podré detenerlo de ir.

Lo sabía, ellos vendrían a desatar el infierno.

—Mamá…

—Estoy muy molesta contigo Jade, pero también estoy un poco emocionada. Voy a tratar de calmarlos un poco, te llamaré luego.

Dejando el teléfono y todo lo demás en el auto, bajé y me dirigí hasta sentarme bajo un viejo árbol.
Tenía tantas ganas de volver a ser una niña y no tener este tipo de complicaciones.

Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora