Matías
—¡Debieron avisarnos! Crueles y desconsiderados. —se quejó por cuarta vez Michael. — También quería salir a jugar e ir donde están las chicas.
—Ya te dijimos que no fuimos a jugar. — gruñó Benjamín hacía él, solo para ser empujado a un lado.
—Jack, ¿Por qué no me dijeron? ¿Acaso temieron terminar opacados por este hermoso ejemplar? De Ryan y Benny lo comprendo, pero tú eres atractivo. No tanto como yo, pero tienes lo tuyo.
—¡Ya cállate idiota!
—Ryan debes aceptar la realidad, no estás mal, pero el tiempo ha hecho estragos contigo.
—Yo te mostraré quien terminara hecho estragos. —Ryan comenzó a ir hacia él, solo para ser detenido por Jack.
—Déjalo, está borracho.
—¿Quién lo está? ¡Yo no lo estoy, solo mira!
Todos lo observamos intentar levantar su pierna derecha, doblandola hasta formar un cuatro. Pero cuando lo consiguió, terminó cayendo hacia un lado, chocando contra el suelo.
Lejos de quejarse o sentirse abochornado, Michael comenzó a chocar su pelvis contra el suelo, antes de comenzar a cantar.—¡Y no te voy a envolver, sé que lo hacemo’ y tú vas a volver, un perrito en la pared, yo soy un caso que hay que resolver! —el hombre ciertamente no cantaba nada bien.
—Papá deja de jugar, tenemos trabajo que hacer.
Ante la declaración de Aryeh, Michael olvidó su errático baile en el suelo y se puso de pie.
—¿Trabajo? ¿Qué trabajo?
—Vamos a interrogar al idiota que quería dañar a Christine.
Ante eso, muchos de los demás se acercaron, dejando atrás la despedida de soltero.
—Debo preguntar, ¿Lo interrogaremos de manera profesional o libre? — no sabía si la pregunta iba dirigida a Jack, Benjamín o a mí, pero al ver qué no respondían, lo hice yo.
—Libre. Si debemos torturarlo, eso haremos.
—¡Si! Por fin seré malvado. —Michael aplaudió, tambaleándose de un lado a otro. —Pero no le digan eso a Fosforito.
—Si no te callas la llamaré y le diré que estás entorpeciendo la investigación.
—Higgins, ¿Quieres decirle al idiota de Benny que deje de comportarse como un niño? —Fruncí el ceño, el único comportándose así, era él. —No tenemos tiempo para perder en tonterías, no cuando debemos torturar a un idiota.
—Si algo aprendí en todos estos años conociéndolo, es que no hay que caer en sus provocaciones. Pero a veces la tentación de golpearlo y dejarlo inconsciente, es inmensa.
—Vamos Benny, di que me amas hombre, te sentirás mejor.
—Cállate Michael.
—No hasta que lo digas. Vamos dilo, dilo, diiiiiiiilo. —Entendía las ganas de golpearlo que sentía Benjamín.
Cansado de escucharlos, salí de la casa y fui hasta mi auto, donde saque al idiota aún inconsciente y lo metí dentro de la casa, sentándolo en una de las sillas. Me acerque a la cocina y traje un vaso de agua, el cual no tarde en lanzar al rostro del hijo de perra.
Esté no tardó en levantarse de un salto, boqueando como si se estuviera ahogando.—Por fin despiertas, espero que estés listo para hablar. —Cuestione, atrayendo su atención.
—No pienso hablar contigo, maldito fenómeno.

ESTÁS LEYENDO
Jugando limpio
WerewolfLeticia Fenn sabía tres cosas con seguridad: 1-Su futuro había sido decidido desde que nació. 2-No podía luchar contra este, sin lastimar a las personas que más amaba. 3-La cuenta regresiva había comenzado y solo le quedaban horas para enfrentar su...