C.4

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Lyra






Cuando nos registramos en este viejo hotel, debimos hacerlo porque era uno de esos que en parecía estar echado al olvido.
Los vidrios en las ventanas estaban con una gran cantidad de polvo, las paredes con las pinturas descascaradas, el piso tenía un par de cerámicas sueltas y la Diosa sabía que no estaba entrando a inspeccionar el baño.

No era mucho, de echo era nada, pero tendría que servirnos al menos por esta noche.
Mi compañero, sumido en un silencio indiferente, había logrado subir a un nuevo nivel a la hora de ignorarme. Ya no solo no me hablaba, ahora tambien rehuía de mi mirada.

Era frustrante, porque aunque sí, me equivoque, estaba agrandando está situación como si fuera un niño.
¿Qué esperaba, una compañera sumisa? Pues no, nunca fui muy obediente, ni una rebelde, pero siempre hice escuchar mí voz.

—Voy a conseguirnos algo para comer. — anunció, interrumpiendo mis pensamientos. — ¿Hay algo en especial que quieras?

Alce mi mirada y lo encontré frente a mí, limpio y vestido. Habíamos pasado por una tienda de segunda mano y conseguido un poco de ropa para él y para mí.
Lo observé unos minutos, de manera descarada, hasta que bufó y se cruzó de brazos.

—¿Vas a querer o qué? Te quejas de que no te hablo y cuando lo hago solo te quedas ahí mirándome sin más. —rodé mis ojos, pero él tenía razón, hasta recién me quejaba por su indiferencia y ahora estaba simplemente comiéndolo con los ojos.

Pero no era mi culpa, se veía bien, siempre lo hacía, pero tal vez ahora que finalmente la ficha fue puesta sobre el tablero, comprendí todo lo que había hecho por mí.
No me sentía feliz, pero tampoco podíamos fingir que esto no terminaría sucediendo a la larga. Él iba a tener que elegir entre ellos o yo, ahora veo que nuestro lazo era más fuerte de lo que creí.

—Un jugo. No tengo mucha hambre, pero si tengo sed y no me animo a tomar nada de lo que hay aquí.

—No está tan mal, hay cosas peores. Toma un baño y no abras la puerta hasta que regrese. — dio un par de pasos hacia la puerta y se detuvo, volviendo a girar, fijando su profunda mirada en mí. — Hablo en serio, no le abras a nadie más, no eres una niña y sabes lo que es bueno y lo que no.

—No soy una tonta, no haré algo que nos exponga a ambos. —Sonrió de manera amarga, mientras negaba.

—Lo que digas.

Lo vi salir y me deje caer en la cama. ¿Por qué esto tenía que ser tan complicado? Él lo había dicho, éramos compañeros y se supone que las cosas deberían ser diferentes, pero cada vez que estábamos juntos últimamente, solo peleábamos.
No quería que nuestra relación sea así, pero no sabía cómo tratarlo. Mientras él me culpaba por haberse tenido que enfrentar a los suyos, yo buscaba defenderme de la mejor manera que podía y no era la correcta, porque solo me encontraba a la defensiva, armada con dos espadas a la espera que se acerque a mí.

Vaya aventura y vaya heroína, al parecer aún no estaba preparada para enfrentarme a todo lo que venía pero yo creí que si. Mí comportamiento solo puso a personas en peligro y podría poner a más.
¿Qué hará Jade cuando vea que no aparezco? Seguro llamar a mis padres, los hará venir y ellos desarrollarán una búsqueda que podría arrasar con todo lo que se encontraba a su paso.
Con ellos vendrían los demás, porque la familia es así, dónde va uno, van todos. Solo esperaba que mi madre se encontrará bien con la noticia.

Entre a bañarme, esperando que eso ayudará a que todo lo que se encontraba revoloteando en mi cabeza, se esfumara.
Sin embargo, las cosas no eran tan sencillas y al salir, los problemas seguían allí, al igual que Iván, quien había regresado.

—Sé que dijiste que no querías comer, pero de todas maneras debes hacerlo, así que anda. —movió la caja de pizza hacia mí, antes de darle un mordisco a la porción en su mano.

—¿Crees que pueda realizar una pequeña llamada? — en su cara se reflejo una expresión que decía: “¿En serio?”

—No.

—Es importante Iván, tengo que llamar a Jade, tengo que avisarle que no volveré. Tú no la conoces…

—Claro que no, si siempre te negabas a presentarnos y ahora comprendo la razón.

—No me eches eso en cara ahora, por favor. —tenia que conseguir una manera de hablar con Jade. — En verdad ella se preocupara y no quiero que eso suceda, está embarazada y le puede hacer daño, no solo eso, llamara a mi familia y vendrán a buscarme y créeme que ellos nos encontraran.

—Me encargaré de que nadie nos encuentre.

—Eso sonó tan aterrador. —le informe y bebí un sorbo de jugo. —Pero tú no los conoces, si ellos quieren hacerlo, lo harán.

—Confías mucho en tu familia. — el ni se lo imaginaba.

—Crecí escuchando sus hazañas, lo que son capaces de hacer, así que si, confío en ellos.

—¿De ahí sacaste tus ideas suicidas? —Le lancé una mirada de muerte.

—No digas tonterías.

—Estas viviendo una hazaña ahora, una que podría costarte la vida.

Mordí la poción, pensando en una respuesta que darle, pero todas parecían ser excusas.

—No es así como creí que todo se daría.

—Antes de hacer este tipo de locuras, debes evaluar todas tus posibilidades. Ahora esto se te salió de las manos y te expusiste a ti y a todos. Si la llamas, puedes exponerla aún más, así que lo mejor será que te abstengas por un tiempo.

Él tenía razón y odiaba tener que admitirlo, pero si me comunicaba los expondría y estarían en la misma situación a la que había arrastrado a Iván

—Solo será por un tiempo, luego llamaras y podrás tranquilizarlos.

Podía ser, pero también mientras más tiempo pasará, más explicaciones debería dar…





Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora