Christine
Iba a estar en serios problemas cuando Saucedo viera a Matías con nosotros.
Pero no podía soportar la idea de alejarme de él, no ahora, que acababa de encontrarlo.Me encontraba en el segundo piso, terminando el bendito informe del incendio de la tarde, cuando el teléfono sonó, solicitándonos en el lugar. Mientras bajaba las escaleras, había percibido el mismo olor de que en la tarde y sabía que por fin, podría estar frente a frente con él.
En el momento en el que lo vi, todo mi cuerpo se paralizó y pude entender la razón por la cual no lo había encontrado dentro del edificio, ya que él se encontraba supervisando todo desde afuera.Mi compañero era un policía y para mi tranquilidad, también era un hombre lobo. El que lo fuera, me facilitaba todo, puesto que ya no debería asustarlo con mi pequeño secreto.
Ahora mientras avanzábamos por las calles de la ciudad, hasta el edificio, donde debíamos evitar una tragedia, no podía dejar de observarlo. Él era como un imán, atrapando mis ojos en los suyos.—¿A quién dejaron a cargo de la estación? —Preguntó Matías, rompiendo el silencio en el que habíamos caído.
—¿ Qué?
—En caso de que una nueva emergencia surja, ¿Quién quedó a cargo de las llamadas?
Pestañeé y sacudí mi cabeza, tratando de no dejar que la atracción que me quemaba, me convirtiera en una idiota incapaz de hilar dos palabras.
¡Demonios! Muchas veces había escuchado hablar de la atracción entre compañeros, creyendo que exageraban , pero ahora con él a mi lado, comprobaba que estaban en lo cierto.—Giménez estaba conmigo en el segundo piso. Él se hará cargo. — respondí, cambiando mi mirada hacia el frente.
Tal vez si no lo veía, podría concentrarme mejor.
—¿Y porqué no vino él, en lugar de uno de ustedes?
—Porque no puede. —Respondió Elías, con cierta hostilidad.
Imaginando que volvería a preguntar algo, como ¿Por qué no puede? O, ¿Quién dice que no?, retomando la anterior discusión con mi amigo, preferí dar la información completa.
—Giménez tuvo un accidente hace dos semanas y está con la pierna enyesada.
—¿Fue durante algún incendio?
—¡Vaya que te gusta hacer preguntas! —Se quejó Elías, consiguiendo una mirada de desaprobación de mi parte.
—No, no fue durante un incendio. —Volví a mirarlo, agradeciendo el haberme sentado entre ambos. — Volvíamos de uno y él bajó rápido con intención de ir al baño. Al parecer piso mal al bajar del camión y aunque en ese momento no demostró dolor, poco tiempo después escuchamos sus gritos venir desde el baño.
—Ya veo.
Pasamos el resto del camino en silencio, sintiendo como esos diez minutos, se sentían horas.
La tentación de mirarlo, besarlo y conocer cada maldito detalle de él, era insoportable y me estaba costando resistir las ganas.Al llegar al lugar, comenzamos a alejar a los curiosos, que allí se encontraban aglomerados, mientras Matías caminó hasta un par de sus compañeros, en busca de más información.
Cuando volvió hacia nosotros, solo se centro en mí.—Subiré y trataré con él, ustedes encárguense de tener todo listo en caso de que decida saltar. —Asentí y me di vuelta, arrastrando a Elías conmigo.
Solo éramos nosotros dos, al menos hasta que los demás llegarán, por lo que debíamos empezar, sacando el colchón inflable del camión.
Estábamos haciendo eso, cuando alguien se detuvo detrás de nosotros, provocando escalofríos en mi espalda.

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Jugando limpio
Người sóiLeticia Fenn sabía tres cosas con seguridad: 1-Su futuro había sido decidido desde que nació. 2-No podía luchar contra este, sin lastimar a las personas que más amaba. 3-La cuenta regresiva había comenzado y solo le quedaban horas para enfrentar su...