9.

1K 165 15
                                    

Christine





Él estaba evitándome.
No tenía ninguna idea del porque Matías últimamente inventaba excusas para no vernos. Que tenía mucho trabajo, que una emergencia, que estaba un poco cansado, siempre había algo.

Pero yo también estaba ocupada y cansada, pero estos tres días, traté de hacer un tiempo para verlo, debiendo ocuparme en algo más a último momento.
A pesar de esto, sabía que él estaba interesado, ya que no dejaba de enviarme mensajes o llamarme para ver cómo me encontraba o que hacía. Solo eso, nunca un, ¿Nos vemos?

Luego estaba el hombre,  él que muy evidentemente me seguía. Al principio pensé que se trataba de uno de los amigos de mi hermano, tratando de ver cómo me comportaba ahora que había encontrado a mi compañero. Pero luego de que con ayuda de Leticia, le preguntáramos, indirectamente, descarté que fuera alguien enviado por él.
Podía ser uno de los compañeros de Matías y quería preguntárselo, pero no podía hacerlo si no lo veía cara a cara. Me negaba a decir esto a través de un mensaje, ya que si no era uno de los suyos, este individuo, pertenecía a uno de los que lo seguían a él.

No quería pensar en ello, no mientras manejaba a la universidad, manteniendo una conversación con Samara, a través del manos libres.

—Si como te digo, en diez días estarán saliendo todos para allá, excepto Aryeh y yo, quienes saldremos en tres días, para ultimar algunos detalles. —diez días, solo eso me quedaba y aún no sabía que les diría. — No puedo creer que falte tan poco, el tiempo paso tan rápido, siento como si hubiera sido ayer cuando acepte casarme con él.

—Lo aceptaste hace unos meses ya. Sinceramente Samara, no sé cómo aguantaste tanto. ¿Cuántos años lleva pidiéndotelo?

—Solo algunos. Pero enserio no se cómo haré para atravesar toda la fiesta. — escuché su suspiro a través de la línea. — ¿Por qué crees que no acepte antes? Porque voy a morir, lo sé, lo haré. No voy a poder caminar a través de ese pasillo mientras todos me observan atentamente. Me voy a caer Christine, voy a tropezar con ese enorme vestido y rodare hacía el altar, deteniéndome solo al chocar contra Aryeh y el cura, provocando que todos los allí presentes se burlen de mí. Bueno eso si no me quiebro el cuello en el proceso.

—Estás exagerando. — murmuré, reteniendo la risa, al visualizar en mi cabeza esa escena. —Eso no sucederá, tu padre no lo permitirá.

—¿Y como estás tan segura de que él no terminara arrastrado por mí?

—No vas a caerte, no sucederá.

—Bueno, pero la cosa es que iremos unos días antes y nos quedaremos en mi casa.

—¿Logan está de acuerdo con ello?

—Aunque no le gustó en su momento, él ya sabe que con Aryeh tuvimos sexo, muchas veces. Así que no le queda más remedio que aceptarlo.

—Creí que se quedarían con Jade. —incluso habíamos hablado de ello con Jade hace unos días.

—Le daremos unos días de tranquilidad, porque cuando Michael llegué, él acapara cualquier intimidad que Jade desee tener y no solo eso, va a pelear con Drew por Ágata.

Ahora fue imposible no reír, eso siempre sucedía, tanto Michael, como Drew, tenían una sobreprotección hacía esa niña, que no sabía cómo atravesarían cuando conozca a su compañero.
Me encontraba riendo, cuando algo a un lado del auto explotó, provocando que girará el volante y gritará con fuerza, tratando de que el auto no volcara.

No entendía bien que había sucedido, pero todo a mi alrededor parecía actuar en cámara lenta, con sonidos distantes. Mi cuerpo temblaba, mi respiración era agitada y me costaba centrarme en un punto fijo.
Veía a los autos que estaban delante de mí detenerse y a muchas personas correr de un lado a otro, pero aún no me movía, me encontraba paralizada en mi lugar.

Luego de unos minutos, alcé mi mano a mi cabeza, tocando el líquido caliente que allí empezaba a brotar.
¿Acaso cuando frené me golpeé la cabeza? No sentía dolor aún, por lo que no estaba segura.

Parpadee un par de veces y comencé a volver en mí, escuchando a lo lejos la voz de Samara.

—Christine, ¿Qué fue eso? Por el amor de nuestro señor, responde que empiezo a preocuparme. ¿Christine sigues ahí? ¿Estás bien?

Giré, a penas, mi cabeza y tomé el teléfono, antes de abrir la puerta del auto y salir.
Afuera todo era un infierno, detrás de mí, podía ver un choque en cadena y dos autos incendiándose. Esa seguro fue la explosión que escuche.

—¡Christine! — recordé el teléfono aún en mis manos y que Samara seguía esperando una respuesta.

—Estoy bien, te llamó luego…— la última palabra la dije con un grito, ya que los disparos empezaron a escucharse.

Corrí a esconderme detrás de mi auto, odiándome por haber soltado mi teléfono y ahora no poder llamar para pedir ayuda.
Miré a mi izquierda y vi que dentro del auto que estaba delante de mí, había una niña llorando, pero no había nadie más con ella.

¿Dónde demonios estaba su madre?

Corrí, pero antes de llegar los disparos regresaron y la mayoría venía en mi dirección. No tenía tiempo para pensar en si alguien podría quererme muerta, cuando tenía a una menor expuesta.
Abrí con cuidado la puerta de atras y pensé en usar este auto para irnos de aquí, pero con solo dar un vistazo, comprobé que las llaves no se encontraban aquí.

—Tranquila pequeña, vamos a estar bien.

La saqué con cuidado, y nos instalé detrás de la puerta que acabábamos de usar.
Ella lloraba sin parar y podía entenderla, porque estaba igual de asustada.

—Todo está bien pequeña, ¿Dónde está tu mamá? —vi como alzó un dedo y señaló el lugar donde los autos habían chocado.

Perfecto, ella estaba hasta el otro lado.

Pensé en regresar a mi auto y tratar de sacarnos de aquí, pero cada vez que trataba de correr, varios disparos resonaban.
Eché mi cabeza hacia atrás y maldije, no sabiendo que otra cosa podía hacer o como nos sacaría de este lugar.

Estábamos en medio de un accidente, en el cual se encontraban personas heridas y muchas otras amenazadas por los constantes disparos, por lo que mis compañeros de trabajo no tardarían en llegar y los policías tampoco.
Debía esperar a que llegaran y ellos nos sacarían. Lo malo es que ahora comenzaba a sentir el latido en mi cabeza.

Cuando el sonido de las sirenas comenzó a escucharse, tomé una fuerte respiración , antes de ver cómo una nueva ola se disparos impactaba contra mi auto.
Tenía tanta ira, que solo quería acabar con los desgraciados que estaban haciendo esto.

Los primeros en llegar fueron varios móviles policiacos, seguidos de un par de autos, desde el que pude ver salir a Matías. Traía consigo su chaleco antibalas, algo que me tranquilizó, ya que odiaba la idea de que pudiera ser herido.
Él miraba a todos lados, excepto en mi dirección, al parecer no tenía idea de que encontraba aquí. Sabia que si gritaba él me escucharía, a diferencia de los demás, él si podría hacerlo.

Y eso hice, grité su nombre dos veces, consiguiendo atraer su atención.
Cuando trato de venir a mí, los disparos sonaron nuevamente.












Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora