7.

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Jade

 

—¿En serio existe el tal Drew? Es decir, vamos chicos, es lo más parecido a un fantasma. Siempre tiene algo que hacer o alguna excusa. ¿Seguro no es algún tipo de amigo imaginario? — pregunté desde el asiento trasero, dónde trataba de ignorar a los desconsiderados besándose junto a mí.

En la parte delantera del auto, las risas de Santiago y Leticia llenaban el ambiente, sin embargo Flavio y Beatriz, continuaban con su especie de combate de lenguas.
A pesar de la emoción con la que me sentí en la tarde, cuando Leticia llego a recogerme, mis ganas de venir eran las mismas que sentía por comenzar una dieta, es decir, inexistentes.

Me sentía repentinamente cansada y solo quería acostarme y abrazarme a mis mantas, pero por más que se lo expliqué, no aceptó y aquí estábamos.
No entendía el porqué últimamente me sentía tan cansada o  hambrienta, tal vez se debía a un desorden emocional, provocado por la impotencia que me producía el no encontrar a mi compañero, pero también podía tratarse de algo lobuno, pero de igual manera prefería no hablar con mis padres.

—Claro que Drew existe. — respondió Santiago y aunque no lo este viendo, estaba segura de que estaba poniendo sus ojos en blanco.

—Sí, pero él es algo especial. — alcé una ceja hacía Leticia, ya que sola había llegado a esa respuesta. — Está súper abocado a su carrera, ama lo que hace y puede pasar horas estudiando.

—Está adelantando varias materias, tratando de acortar la carrera, se esfuerza demasiado.

—De cualquier forma, en estos meses hemos salido muchas veces y él jamás nos ha acompañado. Si fuera una persona insegura podría creer que no le agrado, pero él ni siquiera me conoce, por lo que lo descarto.

—¿De quién hablan? —por fin la pareja de sopapas junto a mí, habían decidido darse un descanso.

—Drew. —respondimos los tres, de manera obvia.

Me sentía algo molesta, no tenía paciencia y no entendía la razón. Ellos siempre acostumbraban a besarse, sin importar a quien tuvieran al lado, pero ahora eso me estaba volviendo loca.
Estaba feliz por ellos, pero enojada, era una contradicción que se había instalado dentro de mí. Al igual que mis ganas de salir y celebrar, se habían esfumado y ahora solo tenía ganas de dormir. Era extraño, me hacía sentirme confundida y un poco insegura con estos sentimientos y no me gustaban.

—Lo intenté, de hecho lo intenté demasiado, pero no cambio de opinión. A veces no sé si nuestro amigo es un ser humano o un robot.

—Ya deja eso Flavio, solo no quiso venir y ya, tampoco podemos obligarlo. —claro, a él no podían obligarlo, pero si me traían a mí. ¿Quién los entendía?

Saqué mi teléfono, desconectándome de la conversación que ahora los cuatro sostenían acerca de partidos próximos y entrenamientos.
Solo esperaba que mi compañero no resultará ser otro jugador de baloncesto, ya que no podría hablarle  respecto a ello. No le veía la gracia a perseguir una pelota, dejándose golpear por otros para luego meterla en una red.

Comencé a mirar las fotos que mi familia compartía, como Samara y Aryeh sonrían a la cámara, cubiertos de harina. Conociendo a mi hermano, él había sido atacado por mi cuñada.
Otras dónde Ruby y Gael  recorrían la manada sin preocupaciones, simplemente disfrutando el uno del otro. Y las últimas de mis padres. Ellos solo compartian fotos de las antiguas reuniones familiares, dónde estábamos todos reunidos.  

Verlos me producía una sensación de nostalgia, pero sabía que estaban bien y que pronto los vería nuevamente.

—¿Tú qué crees Jade? — bajé mi teléfono y observé a Beatriz, sin saber acerca de qué preguntaba.

—¿Qué creo de qué?

—¿Otra vez te fuiste? Estás un poco distraída, ¿Algo que contarnos? —Flavio tenía razón, estaba perdiéndome en la conversación y no era la primera vez.

—No, nada. Es solo que miraba las fotos familiares y es imposible no extrañarlos. — pasé la mano por mi rostro, sin darme cuenta de que algunas lágrimas habían empezado a caer.

Nunca fui una persona sensible o de llorar frente a los demás, pero al parecer la distancia estaba haciendo aflorar en mí nuevos sentimientos.

—Te entiendo, al hablar con mamá no puedo dejar de desear tenerla cerca, aunque solo quería alejarme lo más rápido posible. —Bea a diferencia de mí, tenía a alguien aquí, pero yo aún lo estoy buscando.

—Pero ya los veremos pronto. Ahora díganme sobre qué me estaban preguntando.

—Te preguntábamos si luego del bar quieres venir con nosotros a casa de los chicos y seguir divirtiéndonos allí. Además eso podría servir para que conozcas a Drew.

Consideré mis opciones y la verdad ya estaba aquí y no me iría sola, además quería ponerle rostro al chico libro de una vez por todas.

—Por mí no hay problema, pero a él quizás le moleste que lo invadamos.

—No te preocupes por ello, al principio va a fingir que le molesta, pero luego de un rato y unas copas, sacará el palo de su trasero.

Los observé reír con ese comentario, pero si yo fuera Drew y llegará de un largo día de prácticas, para encontrarme con un fiesta en pleno miércoles, no me sentiría muy feliz. De hecho estaba preparándome para una mala impresión del chico.

—Es verdad, estará molesto un rato, pero luego agradecerá la distracción. —Santiago tomó la mano de Leticia, mientras esperaba que la luz del semáforo cambiará.

—Aunque mañana nos odiara a todos.

—Presiento que también los odiaré mañana. Tengo cuatro clases y comienzan desde temprano. —además quería retomar mi búsqueda, darles una oportunidad a los deportistas y buscarlo allí.  —¿No pudieron esperar al fin de semana?

—Tenemos otros planes para esos días.

—Si, iré con Santiago a visitar a su familia. —Leticia me observó desde el asiento delantero, dejando entrever sus nervios. —Estoy un poco asustada, siempre que los visité se encontraban solo sus padres, pero ahora será una reunión familiar enorme.

—Piensa que así se sintió él al verse rodeado de todos nosotros. Bueno, tal vez él estaba más nervioso ya que a nosotros nos sale pelo, garras y dientes. —volví a sacar mi teléfono, encontrando una foto de Lyra, junto a un chico que no conocía, pero parecía algo peligroso.  Mis dedos se apuraron a escribir un mensaje antes de arrepentirme.

*Jade: Lyra, tenemos que hablar.

Esta vez no la dejaría escapar de mis preguntas, descubriría la verdad cerca de su compañero.

Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora