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Santiago






A penas las clases acabaron, no dudé en conducir hacía la casa de Leticia. No me había tragado el cuento de que debía solucionar un problema, sabía bien que se estaba sintiendo mal, podía darme cuenta de ello.
Su mirada se encontraba llorosa y había contado diez veces en las cuales había llevado su mano a su frente y había frotado con fuerza, en solo una hora y como aspiraba con fuerza en varias oportunidades.

Podía ser que a veces fuera un poco tonto o despistado, pero había observado con detalle cada movimiento que Leticia realizó.
Ella se encontraba mal desde que salimos de la casa y no era por Rebeca, gracias al cielo comprendía que ya no quería nada con mí ex, que había cerrado esa historia y nunca volvería a abrirla.

Al llegar, Drew abrió la puerta y negó hacía mí.

-Es una chica demasiado caprichosa, tuvo una baja de presión y aún así no quiso irse a la cama. - Conocía a Drew y odiaba actuar como una niñera, por lo que me cobraría este favor y debería pagar un precio alto.

-¿Cómo sigue ella ahora?

-Ya está mejor, le he dado algo para los dolores, pero debe descansar unos días.

-No tengo tiempo para descansar Drew, he perdido muchos días en la universidad y ahora presiento que estaré en problemas por ello.

Drew me observó y en voz demasiado baja preguntó: -¿ Cómo demonios me escuchó?

Me encogí de hombros, como respuesta a mí amigo y caminé más allá de él, directo hacía la chica que me volvía loco.
Ella aún se veía decaída, algo cansada y solo buscaba encontrar una manera de reconfortarla.

-Debiste decirme que te sentías mal. -pase mí brazo por su cintura y la atraje hacia mí.

-¿Para qué? ¿De qué serviría? Solo te hubiera preocupado y no pensarías en otra cosa. Santiago, debes preocuparte por los exámenes que están próximos a venir y ni hablar de los entrenamientos, no quiero que vuelvan a castigarte por mí culpa. - Ella tenía que dejar de pensar en lo que era mejor para los demás y pensar más en ella misma.

-Eso no importa, no vas a comparar algo tan frívolo con tu salud.

-Solo no quiero ser una carga o un obstáculo para que logres alcanzar tus metas.

-Ya deja de pensar en eso y mejor dime cómo te sientes.

-Estoy mejor, Drew me dio un analgésico y esta haciendo efecto. -se salió de mí abrazo y comenzó a caminar hacia la cocina. -Ya vuelvo, voy a tratar de llamar a mis padres.

La vi irse, preguntándome qué sucedía ahora, tal vez se habían enterado de que estaba mal y estarían preocupados por ella.
Seguía mirando el lugar por el que ella había caminado, cuando mí amigo golpeó mí espalda. Cuando voltee hacia él, volvió a negar y no entendía que quería decirme con eso.

-Ella está bien, solo un poco débil, me estuve preguntando si come bien. No creo que tenga nada grave, solo debe cuidarse mejor.

Si se trataba de que comiera, me encargaría de que se alimentará muy bien. Hoy me quedaría aquí, procuraría que nada le falte, compraría tantos alimentos y me aseguraría de que descansará bien.
Leticia estaba muy sola, a pesar de hablar de tener una familia enorme, podía sentirla solitaria. Sentía que nadie conocía todo de ella y eso era lo que yo quería, quería conocerla como nadie más.

-Me encargaré de que eso no vuelva a suceder. -Aseguré, convencido de que lo lograría.

-Sé que lo harás. Bueno yo me voy, odio ser el intruso en una pareja y además tengo sueño.

-Tú vives con sueño.

-Paso días demasiado ocupado como para dormir, por lo que aprovecho cuando puedo hacerlo.

Sabía que eso era cierto, Drew era mayor que Flavio y yo, por lo que él estaba mucho más adelantado en su carrera y eso le demandaba mucho más esfuerzo.
Solo quedaban dos años para que se graduara, pero si por él fuera, lo haría mucho antes.

-Ya ve y trata de descansar.

-No pierdas de vista a la niña caprichosa. -negué y no pude evitar sonreír.

-Ya llegará tu momento y veremos si no te toca alguien peor.

-Mejor me voy. -lentamente caminó hacia la puerta, saliendo por esta y dejándome solo en la sala.

Me senté en uno de los sillones, esperando a que Leticia regresará, no sabía cuando podría tardar en su conversación, pero si sabía que me quedaría aquí y no me movería.
No estaba muy convencido de lo que Drew había dicho, pero debía confiar en él, ya que era el futuro doctor.

-¿Y Drew? -voltee al escucharla. Venía hacia mí, con ambas manos en su cabello, tratando de atarlo en una cola de caballo. Ella no se daba cuenta de que ese simple movimiento dejaba al descubierto su cuello, el cual moría por besar, morder.

-Se fue. - aclaré mi garganta, la cual repentinamente se sentía seca. - Tenía cosas por hacer, así que me pidió que te cuidará y se marchó.

-Si estaba ocupado se hubiera ido, no tenía que preocuparse por mí. Esto es tu culpa Santiago, no debes pedirles que me vigilen, no necesito un niñera.

-Sé que no la necesitas, pero me preocupas mucho. ¿Cómo podía estar tranquilo sabiendo que te sentías mal?

-¿Cómo te diste cuenta?

-Te observé Leticia, siempre lo hago. Aunque no lo creas conozco varias expresiones, que me dicen como te encuentras en realidad. No puedes mentirme, aunque si lo intentas.

Y no mentía, me había tomado el tiempo de observar su comportamiento. Ella me importaba y no lo iba a disimular.

-Dudo mucho que me conozcas tanto.

-Pero comienzo a hacerlo.

-Un día, te contaré todo, absolutamente todo de mí y me gustaría que en serio logres ser tan comprensivo.

Eso llamó mí atención, ¿Qué podía ser tan grave para asustarla a este punto?.

-No creo que escondas algo tan grave.

-Tengo muchos fantasmas a mí alrededor y no son malos, pero podrían asustarte.

-¿Tan débil me crees?

-No es eso Santiago, solo, es solo que no es fácil aceptar lo que diré. Pero ahora no pensemos en ello, solo quiero agradecerte por preocuparte por mí.

Sabía que el beso que estaba dándome era para tratar de distraerme de lo que acababa de decir, pero funcionaba, porque cada vez que ella me besaba, mis pensamientos cambiaban a otra dirección.






Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora