C.15

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Lyra






Sandra, esta chica era la tal Sandra.
¿En qué mierda pensaba Iván al llevarme a comer algo a la cafetería en la que trabajaba su amiguita? ¿Acaso quería juntarnos a ambas el muy desgraciado?

—No te llenes la cabeza de locuras, no es el momento.

—¿Ustedes dos se pusieron de acuerdo para llevarme allí?

—No. A pesar de que le dije que quería conocerte, él solo se negaba, no quería que te enojes. — sonrió, girando hacía la derecha. —¿Por qué estas tan celosa de mí? Con solo verlo es más que obvio que daría todo por ti.

—Eso no es de tu incumbencia. ¿A dónde vamos?

—No lo sé aún, solo quiero alejarme de ese lugar. ¿Sigue sangrando?

Comprobé la herida de Iván y está continuaba perdiendo mucha sangre.
Si esto continuaba de esta manera, él podría terminar desangrándose y muriendo.

Era común en los lobos sanar rápidamente, pero está era una herida profunda, una que definitivamente necesitaba algún tipo especial de cuidado.

—Aún está sangrando mucho, tenemos que hacer que alguien lo revise.

—Eso sería incluso más peligroso que exponernos a llevarlo en este auto, así como está.

—Me niego a dejarlo morir así, debe haber algo que podamos hacer.

—¿Sabes algo de medicina? Porque yo no sé nada y no puedo ayudarlo.

A mi cabeza venían el nombre de Drew, Abby y Abril, ellos sin dudas serían mucho más útiles que yo.
Ellos podrían curarlo, podrían evitar que algo malo le sucediera, pero para eso debería ponerme en contacto con ellos.

—Necesito un teléfono, tengo que llamar a mi familia.

No importaba el sermón y la cantidad de regaños que me dieran, ahora solo me importaba que Iván se logrará recuperar y para eso solo podía hacer esto.

—¿Crees que ellos podrían ayudar ahora?

—Una de mis tías es veterinaria, otra enfermera y el compañero de mi prima es médico, ellos son en quienes podemos confiar ahora mismo.

Podía sentir los nervios y la duda emanar de ella, pero por más comprensible que fuera, ya que yo también tendría mis dudas en su lugar, esto era todo lo que podíamos hacer por Iván en este momento. 
Creo que ambas buscábamos su bienestar y ese lo lograríamos llevándolo con mi familia.

—Ten. —me entregó el teléfono que Iván había conseguido hace días. —Volví por él, si lo encontraban, sabrían como hallarte.

Lo tomé, tragandome un suspiro, ella era más inteligente que yo. Lo que menos había pasado por mi cabeza al ver a Iván sangrando, fue tomar el teléfono.
Con el aparato en mis manos, dudé una y otra vez, entre marcar o no, pero luego de que Iván soltara un quejido, apreté la pantalla y espere a oír alguna voz conocida.

—Hola. —esta vez era la voz de Jade, finalmente ella estaba respondiéndolo.

—Jade, ¿Está Drew allí?

—¿Lyra?

—Si, soy yo, pero dime si está o no.

—Sí, estaba por irse, pero aún está aquí. ¿Qué pasó?

—Estoy yendo para la casa, nos encontraron e Iván termino lastimado. No tengo tiempo para explicarte esto a fondo, pero su herida no está curándose, por favor, preparen todo.

—¿Lyra, tú estás bien?

—No, él no deja de sangrar. Hasta que no vea que está bien, yo tampoco lo estaré.

—Iré a detener a Drew y a preparar las cosas. Tranquila, él estará bien.

Quería creer que si, pero no sabía si podríamos llegar a tiempo.

—Sandra, tendremos que llevarlo a mi casa.

—Ir a una casa llena de hombres lobos, los cuales seguramente me culparan de secuestrar a su hija. Si claro…

—¿Quieres que él esté bien? Porque yo si y la única opción que tenemos es llevarlo allí. Así que si no eres lo suficientemente valiente, te voy a pedir que nos dejes aquí y veré la manera de llegar por mi cuenta.

—De acuerdo, iré. No hay manera de que deje solo a Iván, expuesto a tu familia, quienes no tardarán en acabar con él de una vez por todas.

Luego de darle la dirección, comencé a acariciar la cabeza de Iván, él comenzaba a ponerse pálido y el miedo dentro de mí, cada vez era mayor.
Cada segundo contaba, cada segundo valía oro y con cada segundo me arrepentía de no haberlo escuchado. Tal vez Sandra tenía razón y al quedarme solo lo lleve a concentrarse solo en mí, dejando de lado lo importante. No luchaba con todos sus sentidos, ya que estaba mucho más al pendiente de mí, que de su propia seguridad.

—Vas a estar bien. — murmuré sin dejar de acariciar su rostro, pero luego de pensarlo, llevé ambas manos a la herida y traté de bloquear, con estás, que siguiera brotando tanta cantidad de sangre.

—Claro que lo estará, no dejara que te libres de él tan fácil.

—No quiero librarme de él. ¿Qué demonios piensas?

—Espero que no, porque mira lo que él ha hecho por ti. —no necesitaba que me lo recordará, lo tenía grabado en mi cabeza. — Puede morir y si eso pasa será tu culpa.

—No necesito que me lo recuerdes, pero no por ello me quedaría a su lado, si lo hago es por otra razón.

—¿Así, cuál?

—Que te importa.

Si no le había admitido mis sentimientos a Iván, ¿Por qué se los diría a ella primero?
Si, nos había ayudado a salir de allí, pero no por ello iba a comenzar a confiar en ella. Si era lo que estaba esperando, podía abrir los ojos y ver lo equivocada que estaba.

—Yo solo preguntaba.

Elegí ignorarla, necesitando concentrarme en el chico frente a mí. Cada vez estaba más pálido, su rostro casi se parecía al de un fantasma, pero al menos respiraba y eso me hacía no entrar en pánico.
A pesar de esto, solo quería llegar, ver qué su herida era tratada y volver a recuperar su color habitual.

Cuando estuvimos frente a la fachada de la casa, me sentía nerviosa, asustada y de cierta manera avergonzada, ya que mi comportamiento no había sido el mejor.
Sandra tocó tres bocinazos, los cuales hicieron que parte de mi familia saliera a buscar.

Parte de mis tíos tomo a Iván y comenzaron a llevarlo dentro, mientras yo me enfrentaba a la molesta mirada de mi padre y hermano.

—Sé que quieren decirme muchas cosas y tendrán tiempo, pero ahora no lo voy a dejar solo. — caminé más allá de ellos, adentrándome en la casa.

Sabía que todos querían comprobar que estaba bien, pero ahora tenía que llegar junto a Iván.



Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora