28.

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Jade






—Esto es mi culpa. — solloce contra el pecho de Aryeh. — Si algo sucede no voy a poder perdonármelo.

—Es verdad chispita, esto es tu culpa, por eso no debes mentir a tus padres. — las palabras de mi papá lejos de hacerme sentir mejor, solo provocaron que la culpa se instalará más profundo dentro de mí.

Cuando Gael llamó a Cédric, este le dijo que vendría hacia aquí y si Lyra volvía, que no le advirtiéramos, pero ella no estaba dando ninguna señal.
A la hora de no recibir noticias, junto con Gael comenzamos a llamar a los demás, los cuales fueron llegando poco a poco.

Leticia y Beatriz no dejaban de llorar, sintiendo que en parte también eran responsables. Sentían que habían estado tan absortas en sus relaciones, que ignoraron lo que Lyra estaba pasando.
Santiago y Flavio estaban junto a ellas, tratando de calmarlas, algo que aún no habían podido conseguir.

Por su parte Drew, no había logrado zafarse de sus prácticas. El día de ayer había faltado y hoy, eso era algo imposible, inaceptable, fue la palabra que utilizo Flavio al explicarnos.
Lo necesitaba, justo ahora, necesitaba a mi compañero a mi lado, dándome las fuerzas y los ánimos que no tenía.

—Ya papá, ¿No ves que Jade está nerviosa? —Aryeh no dejaba de frotar mi espalda, pero mi padre tenía razón, no debí mentirles.

—También lo estoy, Pinki es como una hija y me preocupa lo que pueda sucederle. Ya son muchas horas —el miro el reloj en su muñeca, pero al parecer los nervios le impedían ver con normalidad. — No puedo ni concentrarme en la maldita hora. ¿Chispita me dices la hora, por favor?

—Son las siete de la tarde. —faltaba poco para que se cumplieran las veinticuatro horas de su desaparición y ella seguía sin responder el teléfono y sin aparecer.

No sabíamos en dónde comenzar a buscar, ni a quién preguntar, por lo que solo podíamos dar vueltas en la casa, esperando a que Lyra nos diera una mínima señal.
 
—¿Cómo pudo no decirnos nada? —se quejó Beatriz, saliendo del abrazo de Flavio y viniendo hacía mí. —No me creo que no sepas nada Jade, tú vives con ella.

Claro que vivíamos juntas y no solo yo, las tres, pero no por eso tendría que estar detrás de ella como si fuera su madre. Demás estaba recordarle que acabábamos de salir de mis problemas, por lo que no tuve tiempo a prepararme.

—Tú también lo haces Beatriz. —le recordé, secando las lágrimas que caían por mis mejillas.

—Yo paso más tiempo en lo de Flavio y lo sabes.

—Y yo pasaba más tiempo buscando a Drew.

Me puse de pie y nos observamos la una a la otra antes de abrazarnos y volver a estallar en lágrimas.

—Somos unas irresponsables — dijimos a la vez, conscientes de que nadie en esta habitación nos diría lo contrario.

Éramos no solo irresponsables, sino también inmaduras. Chicas que creían que podrían llevarse el mundo por delante y ahora estaban viendo como el mundo las arrastraba por los duros suelos de la realidad.
Con esto deberíamos aprender a pensar dos veces las cosas, pero sabía que no aprenderíamos nada, no hasta que Lyra apareciera.

—¿Qué demonios hacen ahí tiradas en el suelo? —Gael entró a la sala y nos observó como si estuviéramos locas.

—Déjalas cachorro, solo hacen su escena dramática. —mi padre nos observaba cruzado de brazos, mientras los demás se observaban los unos a los otros. —Estuvo bien, pero aún les falta.

Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora