Christine
Trataba de ignorar el cuerpo sin vida del decano, el cual aún se encontraba contra una de las paredes de la habitación, pero no lo lograba.
Por su parte, el hijo de Montes Acuña, se encontraba sentado sobre el escritorio, observándome con bastante diversión. Envidiaba su estado de ánimo, ya que lo único que podía sentir ahora mismo, era frustración.¿Qué les costaba decirme lo que sucedía? No era tan complicado, los entendería, tal vez no permanecería encerrada, pero tendría más cuidado. Ahora a causa de su silencio, me encontraba en esta situación.
Solo debía asistir a una maldita clase y entregar un trabajo que me había costado varias noches de sueño, pero que ahora podía costarme la vida.¿Y luego se quejaban de mi irresponsabilidad? Esto me ganaba por ser responsable.
—¿No te preocupa que el fenómeno de tu novio se este tardando tanto? —Me negaba a mirarlo, ya que la repulsión que sentía hacía él era demasiada.
—Su nombre es Matías y no es un fenómeno.
—No estoy de acuerdo, ya que no conozco muchas otras personas que se conviertan en un monstruo como él.
A diferencia de él, conocía bastantes personas que sí lo hacían.
—Yo si. —sonreí y lo observé con disgusto. — Conozco muchas personas que lo hacen y eso no los convierte en fenómenos.
—Son monstruos.
—Desde mi punto de vista no lo son, ya que ellos no son unos asesinos como tú y tu padre.
—¿Estás tratando de decirme que soy el monstruo aquí?
—Sí. —decidí ser honesta, ya que mentirle no me ayudaría a escapar.
No dejaba de pensar en mis escasas opciones para lograr salir de aquí con vida, sin embargo todas, absolutamente todas, terminaban conmigo consumida por el fuego.
—Esto no tendría que haber terminado así, pero no me dejan más opciones.
—Aún estás a tiempo de arrepentirte.
—No. No pienso regresar a prisión y no me quedaré tranquilo hasta que tome venganza por lo que le hicieron a mi padre.
Si continuamos así, todos terminaremos muertos y no quiero que corra más sangre.
—¿Cómo escapaste?
—Tengo dinero y eso me da poder, además los padres de mis amigos ayudaron a comprar a los enfermeros de ese maldito hospital. —Bufó y se puso de pie, para luego caminar de un lado a otro. —Fue tan rápido, que estoy seguro que nadie lo vio venir.
—Pudiste escaparte y no mirar atrás.
—Cuando mi padre dejo de responder el teléfono, supe que algo había ocurrido, ya que él siempre me respondía. ¿Cómo podría irme y no hacerlos pagar lo que hicieron?
—Entiendo que amarás a tu padre, pero era un viejo degenerado y sinvergüenza, el cual te crío creyendo que podrías tapar todo con dinero y no es así.
—¡No hables de mi padre!
Desde aquí podía escuchar como las sirenas y los gritos no dejaban de retumbar desde el exterior. ¿Ya habría llegado mi familia y Matías? Probablemente sí.
Conocía su modo de actuar y ahora mismo estarían planeando lo que iban a hacer, como iban a exponerse y está vez no se los permitiría. No iba a permitir que ninguno de ellos terminará herido, siempre nos protegieron y era hora de que los protegieran a ellos.—¿O qué?
—O voy a matarte. —Gruñó y comencé a reírme a carcajadas.
¿Enserio pensaba amenazarme con eso?
—Lo harás de cualquier manera.
—Si. Pero ahora estás sola y nadie te rescatará, puedo hacerte sufrir antes de matarte.
—¿Crees que estoy esperando que me rescaten?
Disfrute demasiado la nube de incertidumbre que atravesó, durante unos minutos, sus ojos.
Él aún creía que había llamado a Matías, él estaba esperándolo, pero no llegaría pronto.—Matías no vendrá, él no sabe que estás aquí, no fue a él a quien llamé.
—De igual manera no tardará en enterarse.
—Puede ser, pero no llegarás a verlo, porque te voy a matar, como lo hice con tu padre.
Me arrojé hacia él, sin importarme que pudiera presionar el botón. Iba a morir, si hacía o no algo, así que antes, me desquitaría.
Ambos chocamos contra el escritorio, ocasionando que el dispositivo resbalara de sus manos y terminara contra la madera de este.En cuanto lo vi lejos de su mano, lo tomé de sus hombros y lo alejé del mueble, acertando puñetazos hacia su rostro. Si quería podría matarlo, tenía la fuerza, tenía el enojo y tenía las razones para hacerlo, pero sabía que si lo dejaba con vida, seria peor para él.
Estaba decidido a no regresar a prisión y allí mismo es donde terminaría.Había aprovechado el momento de distracción que con mi provocación había ganado, solo para atacarlo. Él no lo espero, fue lento y poco preparado.
No era rival para un cambiaforma.Sin embargo, ese momento de confianza que sentí, fue mi propia distracción y no vi el momento en el que echo su mano atrás y sacó el arma, disparándome en mi costado.
Me eché hacia atrás y llevé ambas manos a mi costado, en un intento absurdo por detener el sangrado. Fue el instante en el que se incorporó y trató de llegar, nuevamente, al interruptor, pero aún sintiéndome adolorida, lo derribe, provocando que ambos terminemos en el suelo.Me dolía, pero no lo dejaría volver a atacarme.
—Me preguntaste si también podía convertirme en lobo— mi voz se escuchaba temblorosa, adolorida. —Solo observa.
Me convertí, bajo su aterrorizada mirada. Está vez fue más complicado, ya que estaba perdiendo demasiada sangre y no sabía por cuánto tiempo podría mantenerme despierta.
Con ese pensamiento, me lancé hacia él, mordiendo ambas manos, arrancandolas, disfrutando de escuchar sus gritos.No quería matarlo, pero ahora no me quedaba otra opción.
Me acerqué a su rostro y luego de un par de zarpazos, los gritos cesaron, al igual que su respiración.Retrocedí un poco, antes de dejarme caer al suelo e intentar volver a mi forma humana, algo que no estaba pudiendo hacer, ya que no me quedaban fuerzas.
El dolor era insoportable, quemaba como si me atravesaran con hierro ardiente, haciéndome difícil incluso el respirar, pero debía salir de aquí, no podía permitir que me vieran en esta forma.Me enderece, solo para volver a caer de panza al suelo, lloriqueando por el dolor que sentía. Volví a intentarlo, para esta vez conseguirlo y comenzar a avanzar hacía la puerta, sintiendo como si cargará demasiado peso en mis patas.
Aullé de dolor, esperando a que me escucharán y supieran que podrían entrar y ayudarme, pero no sabía si lo había hecho con la suficiente fuerza, por lo que continué caminando hasta uno de los baños.Mi último pensamiento, antes de caer en la oscuridad, fue que al menos nadie más había sido herido está vez.
![](https://img.wattpad.com/cover/273708162-288-k755985.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Jugando limpio
Hombres LoboLeticia Fenn sabía tres cosas con seguridad: 1-Su futuro había sido decidido desde que nació. 2-No podía luchar contra este, sin lastimar a las personas que más amaba. 3-La cuenta regresiva había comenzado y solo le quedaban horas para enfrentar su...