11.

3.2K 529 39
                                    

Drew






-¡No tienes que entrar en mi jodida habitación, sin mi jodido permiso, grandísimo idiota! - le recordé, mientras trataba de alcanzarlo.

Estaba demasiado cansado luego de un largo día de estudio y trabajo, sin embargo, había estado esperando a que Flavio regresará de llevar a las chicas, para reclamarle su maldita interrupción.
La pequeña rubia, con la que venía soñando hace ya dos meses, estaba por fin a mi alcance, pero no pude hacer algo al respecto gracias a él.

Estaba tan cerca, tanto que la expectativa era como un globo inflándose más y más, para luego ser cruelmente pinchado por este imbécil.
¿Acaso tanto le costaba esperar diez minutos más? Estaban bailando y de pronto surgió la idea de irse, esto era una mierda.

-¿Cómo iba a saber que estabas un poco ocupado? Parecían no llevarse bien y luego entro y...

-Y nada, porque tienes como un maldito sentido de la oportunidad. - volví a rodear el sillón, provocando que Flavio también lo hiciera.

-No entiendo nada, ¿Quieren explícame qué sucede aquí? -Santiago nos observaba como si fuéramos dos locos que podrían matarse.

-Drew solo está molesto porque interrumpí su intento de ligue. -en serio Flavio no sabía cuando cerrar su enorme bocota.

En lugar de poner paños fríos, el idiota no hace sino recordarme el motivo por el cual lo quiero golpear.
Volví a arremeter contra él, solo para que nuevamente esté me esquivara.

-No vas a esquivarme por siempre.

-Ya paren los dos, parecen unos niños. Drew me sorprende está actitud, ¿Con quién trabas de ligar?

-No es por eso que quiero atraparlo. -no quería que ellos supieran lo mucho que me molestaba no haber podido terminar nuestro encuentro como quería, aunque estaba siendo demasiado obvio.

Pero es que había estado tan cerca, la tenía ahí y en un abrir y cerrar de ojos, no solo nos interrumpieron, sino que se la llevó y no pude lograr mucho.
¿Había conseguido alguna información buena? No, todo lo que tenía era su nombre.

Debí haber escarbado más en su vida.

-¿Entonces porqué?

-Hay algo que se llama privacidad y si tengo una maldita puerta cerrada, está debe mantenerse así. - estaba siendo un poco ridículo, pero no podía dejar de lado la frustración que sentía.

-Solo buscaba a Jade, ¿Cómo iba saber que estaban enrollándose en tu habitación?

-¿Tú y Jade? ¿De qué mierda me perdí? -.Santiago nos observaba con los brazos cruzados sobre su pecho y una sonrisa de lado.

-No es nada, solo estábamos conociéndonos un poco más, o eso intentábamos, ya que con cierto cotilla no se puede.

Volví a clavar mi mirada molesta en Flavio, quien solo negaba hacía mí.

-Ya me disculpé por ello, también le pedí disculpas a Jade, quien estaba mucho más molesta que tú y eso es mucho decir. Incluso amenazó con golpearme en varias oportunidades.

Podía creerlo, podía ver en sus bonitos ojos verdes una chispa de maldad que me encantaba. Ella era algo nuevo, pícara y tierna a la vez, juguetona, pero de a momentos centrada y sabía que había más cosas, pero no sabía si tendría la oportunidad de descubrirlas.

-Ojalá lo hubiera hecho.

-Basta los dos. Ahora explíquenme qué fue exactamente lo que pasó.

-Cuando las chicas decidieron que era hora de irse, fui a buscar a Jade, pero no estaba en el baño, por lo que comencé a buscarla por la casa y al abrir la puerta de Drew, los encontré a ambos apunto de besarse.

Apunto... esa era la maldita verdad, ya que gracias a él y su jodida interrupción, el beso no pudo darse. Ni el beso ni todo lo que tenía planeado hacer con ella.

-Tan oportuno como siempre. Es que parece que hubieras sabido lo que estábamos por hacer, maldito idiota.

-Creí que no querías ninguna distracción, Drew. -entrecerré mis ojos y señalé a Santiago.

-Ella no es una distracción y si lo es, quiero descubrirlo.

-¿Entonces te interesa?

-Lo hace, pero no los quiero involucrados en mi vida. ¿Me escucharon? - dándole otra mirada a Flavio, caminé hacia mi habitación.

Tenia que calmarme, poner en orden todo lo que estaba sintiendo.
Mi cabeza era un lío, por un lado era imposible negar la increíble atracción que sentía por Jade y las ganas de volver a sentirla junto a mí, pero por el otro, sabía que Santiago tenía razón y que lo último que necesitaba ahora mismo era una distracción. Pero a pesar de saber que ella significa drama, problemas y demás, estaba listo para cazar a esa pequeña.

Esta noche ella parecía interesada, dispuesta a estar conmigo, pero ¿lo querría luego?
Esa pregunta y muchas más estaban quemando mi cabeza.

-¿Por qué no me quedé esta noche en el hospital? -me quejé, dejándome caer sobre la cama.

De haberme quedado allí, no estaría preguntándome ahora todas estas cosas, no hubiera peleado con mi amigo y solo estaría concentrado en terminar mis prácticas de una vez.
Pero no solo era eso en lo que pensaba, sino en que Jade también era una loba. Al igual que Leticia y Beatriz, Jade era una mujer loba y no me importaba.

¿No debería sentirme un poco intimidado al respecto?
Creo que la razón por la cual no me sentía de esa manera, era porque sabía que Jade y yo no éramos compañeros como los demás.

Tampoco sabía porque pensaba en eso ahora mismo, lo último que necesitaba era un alma gemela.
Había sido testigo de lo mal que la pasaron Santiago y Leticia cuando esté supo la verdad y no quería pasar por lo mismo, no tenía cabeza para eso.

Definitivamente no era momento para estar pensando en ello.

Sin embargo cuando mi teléfono sonó con un mensaje entrante, una parte de mí sintió la esperanza de que se tratará de Jade, pero en su lugar, era un mensaje de Flavio.

*Flavio: Vuelvo a disculparme por joderte las cosas, pero sé que hacer para resarcirte. Te enviaré a continuación el número de cierta chica rubia.

No respondí, pero aún así el mensaje con su número no tardó en llegar.
Ahora solo tenía que pensar si era correcto o no, enviarle un mensaje.

Esta sería una larga noche, una muy larga noche.

Jugando limpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora