Parte 3

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El inexistente corazón de Momonga se detuvo al ver a los viejos amigos que lo habían abandonado hace ya mucho tiempo.

La confusión, la alegría, y la sorpresa fueron tan poderosas, que varias veces tuvo que activarse la supresión de emociones, y aun con ello, esa alegría persistía.

-¿TouchMe-san? ¿Ulbert-san?- Momonga decía sus nombres en voz baja y mucho cuidado, como si sintiera que al decirlos más rápido, estos fueran a desvanecerse en el aire.

Sus amigos respondieron con un "¿Momonga?"

Momonga dio un suspiro, como el que daría un soldado a ver que sus amigos regresaron con vida de una batalla perdida. Y con una emoción que no podía ser negada, Momonga se lanzó hacia sus compañeros, sus pasos querían llevarlo hasta ellos.

"No estoy solo" pensaba.

Y aun si los NPC's fingieran su lealtad y fueran sus enemigos, él estaría bien e incluso aceptaría este acto tan ilógico, aceptaría este nuevo mundo al que fueron transportados, si podía estar con ellos aquí...

Pero antes de que sus pasos pudieran alcanzar a sus compañeros, Momonga sintió como alguien lo jalaba por su túnica, y lo arrojaba lejos. Momonga aterrizo detrás de todos los guardianes y admiro como todos miraban con desprecio a Albedo, quien fue la que lo arrojo.

-¡ALBEDO!- le grito furioso Cocytus a la súcubo.

-¡Maldita!- exclamo Shalltear mientras sacaba su lanza para atacar a albedo.

Pero la súcubo mantuvo la calma y con la velocidad de un rayo, invoco y equipo su armadura de color negro azabache.

-¡Por la autoridad que me fue conferida por los 41 seres supremos, y por el título de coordinadora de la gloriosa Nazarick, les ordeno a todos los guardianes de piso, saquen sus armas y defiendan a Momonga-Sama!-

"¿Defender?" se preguntaba Momonga, quien no entendía a que se refería albedo hasta que observo como esta parecía observar con desprecio a Ulbert y TouchMe desde el interior de su casco.

Con el rostro deformado por la ira, Demirgus reclamo -¡DESGRACIA! ¡¿Cómo hozas levantar tu arma contra el ser supremo que me creo?!-

El demonio saco sus garras y se preparó para atacar a Albedo por la espalda. Al mismo tiempo, Sebas quien parecía estar ligeramente lastimado se puso en guardia para defender a TouchMe.

Pero entonces la voz de la mujer grito.

-¡Son impostores! ¡Todos los seres supremos se han ido, y solo Momonga-sama se ha quedado con nosotros! ¡¿ACASO NINGUNO DE USTEDES LO RECUERDA?!-

Como un rayo, todos los guardianes fueron golpeados por esas palabras, y sus miradas se dirigieron a Sebas, quien se encontraba sorprendido y ligeramente herido. Todo entendieron entonces quienes habían sido los responsables.

Y entonces...

El recuerdo de soledad los invadió. Cada guardián recordaba el día que sus creadores los abandonaron. Y junto con ello, recordaban al único ser supremo que se quedó atras, aquel que viajaba en soledad cada día lejos de la tumba para encontrar riquezas que mantuvieran a Nazarick. Ellos recordaban al único ser supremo que los venía a ver...

En ese momento, todos con excepción de Dermirgus y Sebas, tomaron sus armas sin ningún miedo, y se dispusieron a defender al ser supremo que les había mostrado tanto amor al quedarse con ellos hasta el final.

Al verse sin más opciones, Demirgus se lanzó hacia Albedo quien le daba la espalda con intenciones de matarla. Pero el aspirante a asesino, fue frenado por Cocytus y Shalltear, quienes lo atravesaron cada uno con su arma.

Cocytus le encajo su hacha en la espalda, y Shalltear con su lanza atravesó su estomago.

El Hp de Demirgus bajo drásticamente, pero gracias a sus defensas, faltaba mucho más para que muriera. Pero al ver que estaba herido y él y Sebas se encontraban en desventaja, sabia que Shalltear por si misma era suficiente para frenar a ambos, y por ello, Demirgus hizo lo único que podía para defender a su creador.

Demirgus rogo.

-No... no es posible... ¡son ellos, no hay duda! ¡Momonga-sama, yo jamás podría equivocarme con el ser supremo que me creo, por favor deténgalos!- grito Demirgus desesperado, mientras que se levantaba herido.

-¡Somos nosotros Momonga!- grito TouchMe, esperando que su viejo amigo le creyera.

-¡¿Qué rayos pasa Momonga?!- grito Ulbert mientras se preparaba para la batalla.

Los pensamientos dentro de Momonga se arremolinaban en su interior "¿Qué pasa?" "¿Qué hago?" eran las preguntas dentro de su agobiadamente. Por ese instante, Momonga cayó en desesperación... hasta que se activó la supresión de emociones.

Una vez su miedo y confusión fueron negados, Momonga encontró orden dentro de su mente, y con sus palabras, trajo orden a la escena que se desarrollaba frente a él.

-¡Ya basta!- grito con una poderosa voz que vino acompañada con un aura negra que intimido a todos los guardianes –Todos en guardia, y ustedes... no se muevan- dijo dirigiéndose a quienes se suponían eran sus amigos.

Ulbert y TouchMe se encontraban desconcertados ¿Qué le pasaba a su amigo? ¿Estaba molesto con ellos? ¿Por qué no simplemente ordenaba a los NPC's que parecían querer protegerlo que bajasen sus armas y les decía que ellos no eran amenaza?

La respuesta era clara.

Momonga no sabía dónde estaba, solo sabía que habían llegado a un mundo extraño donde los NPC's creados por sus compañeros habían cobrado vida, y no estaba seguro de que la lealtad de ninguno de ellos fuera autentica.

"Podrían estar fingiendo para apuñalarme por la espalda" pensaba Momonga, quien únicamente confiaba en Albedo, y eso era porque esta se encontraba atada a Momonga no por lealtad, si no por amor, algo que Momonga pensaba usar a su favor.

Así que si la mujer que el mismo sabia, lo amaba con locura, ahora hacia todo lo posible por protegerlo, era porque efectivamente, estaba en peligro.

Cabía la posibilidad que aquellos frente a él fueran enemigos tratando de hacerlo bajar su guardia.

Fingiendo autoridad para no quedar en ridículo ante los guardianes, Momonga tomo su cetro y acepto que los guardianes lo defendieran.

-¡Sebas, Demirgus! ¡Manténganse atrás!-

Ante esas palabras, ambos, el demonio y el mayordomo se sientieron abandonados por Momonga, y en sus corazones juraron que traicionarían esa orden si se ello significase poder salvar a sus creadores.

-¡Y ustedes! ¡Comprueben que son quienes dicen ser!- dijo a TouchMe y Ulbert.

-¡No hay tiempo! ¡Hay que matar a aquellos que profanaron la imagen de dos seres supremos!- grito Albedo desesperada.

Algo en esa actitud hizo que Momonga se sintiera incomodo, pero por el bien de la situación, ignoro el hecho de que Albedo parecía ansiosa por matar a quienes auténticamente podrían ser TouchMe y Ulbert.

-¿Probar quiénes somos?- cuestiono TouchMe.

-¿Cómo pretendes que hagamos eso Momonga?- pregunto Ulbert sintiéndose ofendido.

Con serenidad, el overlord amo de Nazarick, apunto el báculo del gremio hacia ellos, y con un tono digno de un rey, les dijo.

-Van a responderme algunas preguntas-

Momonga quería creer que no estaba solo en este mundo, pero como bien sabia, jamás podría bajar la guardia, pues si lo hiciera, moriría sin duda.

Y al otro lado, TouchMe y Ulbert se preguntaban, si dentro de esa túnica azabache seguía el que aun consideraban su amigo...

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora