Parte 111

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Nació de la oscuridad y el sufrimiento que carcomió su alma durante mucho tiempo...

Alimento su locura con la muerte y la sangre de miles...

Y se abrió paso desde el averno, con la ayuda de la desesperación y el miedo.

Magnánimo, el nigromante, aun cubierto por su túnica roja miro sus propias manos carentes de carne. Vio el hueso expuesto, desde la muñeca hasta las falanges. Toco su cara en busca de restos, pero tan solo se encontró con una superficie fina, no era porosa como debía ser el hueso, y en cuando vio sus manos con más detenimiento, el ahora no-muerto vio metal recubriéndolo, un metal maldito y negro.

Vio entonces a sus no-muertos que aun peleaban, y observo que en ellos ya no había luces rojas, si no purpuras brillando en sus vacías cuencas. Contemplo entonces el báculo en sus manos y se preguntó entonces si el metal sagrado había tenido que ver con este cambio.

No sabía que era ahora.

Ni siquiera el nigromante sabia en que parte de su ritual había fallado, y no tenía claro hasta qué punto esa espada pudo haber influencia, pues lo que era ahora no era un lich, ni siquiera un lich anciano. Era una existencia completamente diferente... pero con tanto poder recorriéndole ¿Qué importaba entonces que fuera ahora?

Tan solo le interesaba saber que no tenía un corazón que pudiese ser perforado, tan solo le complacía ver a las flechas del arquero golpearlo sin hacer ningún daño.

A Khajiit tan solo le complacía saber... que el deseo de volver a ver a su madre no había sido olvidado...
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¿Qué había pasado con los padres de Pavel? Él no lo sabía, y tan  solo era consciente de que no los tenía.

¿Qué había pasado con los padres de Rena? Era una historia parecida...

Los dos que ahora se alzaban en la cima de la humanidad, habían pasado sus primeros años confinados en iglesias que cuidaban de niños sin hogar. Fueron criados por las monjas  y sacerdotes hasta el día de su bautismo, para despues ser abandonados a su suerte, sin nada mas que las ropas que ellos mismos habían fabricado durante sus vidas en la iglesia.

Rena, por su gran sentido de la justicia y prodigiosa fuerza, fue adoptada por la orden paladina, y fue criada como una guerrera.

Pavel, el niño de ojos amenazantes, fue echado del santuario a la tierna edad de 12 años, y se buscó su propia a suerte en la muralla. Labro su propio destino con la ayuda de las armas.

Más tarde, por alguna mala broma del destino, ambos guerreros terminaron casándose, lo que causo júbilo entre soldados y oficiales. No era un secreto, muchos esperaban expectantes el nacimiento de la primera hija del peculiar matrimonio. Pero... la hija del color negro y de la heroína de los campos blancos, nació como nada más que una pequeña y frágil niña, que de  su madre heredo algunos  rasgos faciales, y de su padre esos peculiares ojos amenazantes.

Todos quedaron decepcionados. No había nacido el monstruo que todos esperaban. Incluso Rena pareció preocupada del frágil cuerpo  de su hija, y en ocasiones... tuvo miedo de verla morir durante sus primeros años de vida. Algunos dirían que esa fue la razón por la que siempre mantuvo la distancia con Neia.

Pero Pavel no pudo hacer lo mismo, pues desde el primer momento en el que la vio, se enamoró perdidamente de su hija. Desde el primer momento en el que la sostuvo en brazos, esa niña se robó un lugar eterno en el corazón del arquero... quien... en las largas noches no dormía por cuidar de las fiebres continuas de su pequeña hija. Pavel lloro, rezo e imploro para que los dioses la mantuvieran con vida,  gasto casi toda su fortuna en aquellos años para que su hija fuera atendida por poderosos sacerdotes y magos, druidas y herbolarios...

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora