"Deber" "Valor" "Justicia" y "Honor", fuero las cuatro palabras con las que Remedio justifico la orden que llevo a la muerte de la escudera, Neia Baraja.
Una privilegiada tumba en la catedral del reino, y un ascenso póstumo como paladín, fue la recompensar que Remedios prometió, para una chica que había muerto por la ineptitud de la mujer que la dirigía.
Y si el insulto no hubiese sido ya suficiente, también un retiro con goce de sueldo fue ofrecido a Rena; que más bien era un despido disfrazado de jubilación. Algo que Remedios creyo apropiado para una paladina destrozada por el trauma de perder a una hija.
Sin duda la acción de una mujer que no comprendía el dolor de perder a un miembro tan cercano de la familia. Una mujer que no comprendía el dolor que tanto Rena, como Ulbert y Momonga habían vivido en carne propia.
No había duda ahora para los supremos, que la orden de ir a la ciudad sin ningún buen motivo, fue la razón por la que Neia había muerto. Pero la culpa de ese descenso no caía sobre Remedios.
Para los supremos, el responsable de esa desafortunada muerte, habían sido los idiotas que pusieron al mando a una idiota como Remedios.
Si, Remedios no tenia del todo la culpa, pero quien pudo ver esto, fue el que en ese momento tenía la cabeza más clara, y quien mejor pudo pensar en el castigo más cruel y sádico para aplicar en ese momento.
Fue solo el caballero, quien supo ver al verdadero culpable detrás de todo esto.
Y preocupado, TouchMe volteo la mirada hacia sus amigos, que se encontraban rodeados por un aura de densa oscuridad, aura que afortunadamente ocultaba con sus muchos ítems anti-detección, a través de los cuales solo el campeón mundial podía ver.
Ese evidente enfado, hizo recordar más temprano que tarde, las palabras que alguna vez escaparon de la boca de Peroroncino y su hermana. Aquella historia que narraba la desafortunada historia de dos huérfanos, hizo eco en la mente de ese hombre.
Y supo ver entonces porque Momonga se encontraba furioso por ver a la mujer deztrozada llorando sobre su túnica. Fue por eso que entendio y se vio preocupado por Ulbert, quien temblaba ante su desagrado por aquella paladina.
Cualquiera de esos dos parecía dispuesto a matar a Remedios a la más mínima provocación. Pero TouchMe tenia un plan mejor, para devolverle toda esa ira y dolor a la mujer que la causo.
La respuesta a este escenario, en el que una niña, una noble mimada llevo a su gente a una muerte segura, a una misión que casi los extermina, era mostrarle aquello por lo que esos hombres más sabios que ella se negaron a marchar sin motivo mientras Remedios los tildaba de cobardes.
Para aliviar el corazón de su compañero, a quien la mala suerte le arrebato a su madre, y para tranquilizar al otro, que por la codicia de una empresa negra ni siquiera pudo cremas el cuerpo de sus padres, TouchMe hizo de nuevo gala de aquellos actos egoístas, dignos solo, de los verdaderos poderosos.
-Después de que matemos al nigromante- Dijo TouchMe interrumpiendo los gritos de Rena y Remedios.
De inmediato, las miradas de sus amigos y los pobladores, recayeron sobre el asesino del desierto.
-Quiero que vayamos al reino santo- dijo.
Y por un momento, tanto Rena como sus amigos lo miraron indignados. Y por ese breve momento, Remedios vio a aquel hombre, confundida pero orgullosa; la paladín pensaba que ese asesino había logrado comprender los ideales de justicia que ella tenía, pero...
-Rena, entiendo que si usted llegara a matar a Remedios, no podría volver a su hogar. También entiendo que su esposo pudo no haber salido vivo de la ciudad. Y sé que esto no podrá compensar jamás que su hija se haya ido, y que ni siquiera nosotros podamos hacer algo al respecto, pero al menos... le mostraremos a la capitana Remedios lo que se siente perder a la familia y los amigos. Yo mismo me comprometo a matar a cada miembro de la familia Custodios, eso incluyendo a Kelart, su hermana pequeña, y a la reina Calca, por haberle dado tanto poder a una incompetente y haber causado esta situación tan desafortunada a un alma que no merecía este dolor-
El mundo quedo en silencio. Las aves, los insectos. Cada criatura cercana al pueblo o al bosque que lo rodeaba, guardo silencio y expectante miro al caballero.
-Tras eso, también le prometo, en mi nombre, y en el de mis amigos, que sin importar en que estado se encuentre su esposo... lo traeremos a la vida a cualquier costo- Declaro TouchMe.
Dado que en la grabación entregada, Pavel jamás fue maldito por el nigromante, era muy posible para ellos tres revivir a arquero, aun si había sido convertido en no-muerto. Casi nada estaba fuera de las posibilidades dados los extensos recursos de Nazarick.
Y así, sin dudar TouchMe declaro el exterminio de una familia y un magnicidio.
Lucia no podía creerle a ese hombre. Hasta donde tenían conocimiento, solo la campeona y el hechicero habían demostrado poder, y aun que el monje también había exhibido parte de una naturaleza aterradora, no podían saber si realmente estaba al nivel de esos dos.
Por decirlo de otra forma, Lucia no confiaba en la palabra de ese hombre, que a la vista, podía verse incluso más débil que la propia Remedios. Rena por otro lado, se perdió en la idea de al menos poder volver a ver su esposo, y no tener que pasar sola por este dolor que le carcomía el alma.
-¿Qué ha dicho...?- dijo una voz enfurecida que intentaba apagarse a si misma. -¡¿Qué demonios has dicho?!- dijo finalmente explotando la paladina, Remedios Custodios.
Desarmada, y sin importarle encontrarse en territorio enemigo, la mujer indignada camino directamente hacia el asesino del desierto, mientras este daba uno señal a los Hanzos y guardianes ocultos para que nadie la detuviera.
-¡¿Cómo se atreve a amenazar a la reina en presencia de su guardaespal...?!-
Mientras Remedios gritaba su amenaza, mientras Atrias corria para intentar frenar el enfrentamiento.
Ante los incrédulos ojos de lucia.
Ante la mirada absorta de Nfirea.
Ante los ojos extrañados de sus amigos.
TouchMe recupero la forma que ya alguna vez los pobladores de Carne habían visto. Una forma que ese hombre habia ocultado tras ver aquella extraña habilidad que ostentaban los guerreros de este mundo.
Frente a todos, TouchMe deshizo el hechizo que lo ocultaba como un hechicero dizfrazado como asesino del desierto, y se mostro como lo que realmente era.
La entidad mas poderosa que ahora pisaba este mundo.
La razón por la que Momonga pudiera moverse con libertad, confiando en la fuerza de sus amigos.
La razón por la que Ulbert creía firmemente, que no podrían ser vencidos.
El cuarto jugador mas fuerte de Yggdrasil hizo su aparición.
E incrédula, Remedios vio a un caballero de blanca armadura.
Frente a ella se encontraba una existencia más aterradora que un demonio, un señor oscuro, o incluso un overlord.
Era el caballero santo que nadie en el gremio pudo derrotar.
Era el campeón que ostentaba el título "Mundial"
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Overlord: Trinidad Caps 1-170
FantasiGrandes calamidades han arriban al nuevo mundo. Un overlord gobernante de una tumba llena de poderosos monstruos llega a una tierra que no podrá plantarle cara, pero diferente a la historia original, esta vez llegara también acompañado por un camp...