Enri se encontraba afuera de la cabaña, esperando preocupada, de la misma manera que lo haría una amante, una madre o una amiga. Aguardaba pacientemente a que Nfirea saliese para darle una buena noticia.
Fue cuando el sol del mediodía brillo sobre Carne, fue solo tras largas horas de tratamientos con hechizos y hiervas que por fin Nfirea salió de la cabaña donde se encontraban el jinete y Nimble.
El muchacho se miraba cansado, pero a su vez, aquella sonrisa que dibujaba en su rostro indico a Enri que aún no había cometido aquel pecado mortal que aún no estaba dispuesta a enfrentar.
-Gracias, Nfirea- le dijo cansada a su amigo.
Nfirea, seguramente exhausto por las largas horas de pie, se sentó a un lado de Enri, reposo su cabeza sobre el hombro de la campeona y con cierta culpa le respondió:
-Debería ser yo quien diga eso... ¿Cómo están tus heridas?-
-Bien... supongo...-
Enri observo el corte que había recibido por el ataque de Nimble. Esa herida causada por salvar a su amigo le había dolido de una manera especial, e incluso, en un principio creyó que la herida había sido profunda... y lo había sido.
Enri pudo ver parte de su clavícula. El ataque de Nimble era de propiedades penetrantes por lo que ignoro la armadura que le había sido dada a Enri y como resultado del ataque fue herida, pues sus propias defensas basicas eran mediocres. Ello le recordó algo muy importante a Enri.Aún era débil, y su fuerza actual era una mentira sostenida por los tesoros que Momonga le había otorgado.
Seguramente el Overlord conocía las limitaciones de una chica con tan bajo nivel, pues antes de irse a la capital, entrego a Enri un listón que contaba como corona y casco, el cual le dio a Enri un gran aumento de regeneración de HP. Como consecuencia de ese factor curativo, ahora cuando Enri intentaba ver su herida, tan solo se encontraba con su piel intacta... no, incluso parecía que su piel era ahora más tersa que antes.
Cansado, Nfirea dijo entonces una verdad, algo que lo había estado molestando desde hace algunas horas.
-Tendremos que informarle de esto a Ainz-sama- dijo con un poco de miedo el farmacéutico, quien aún no confiaba en aquel hombre que entrego un arma y nombro campeona a la mujer que amaba.
Fue entonces cuando Enri miro con pena a su amigo. "Claro... ustedes aun lo conocen por ese nombre" pensó Enri, quien ya era consiente de dos grandes verdades concernientes a su benefactor, las cuales eran "El nombre" y la "La naturaleza no-muerta" del mismo.
Enri no sabía porque a ella se le había permitido conservar dichos recuerdos, ya que a su hermana estos le fueron borrados. Más la razón de Momonga para esto fue personal e inconsciente, ya que al ver en Enri cualidades que le agradaban, permitió que la chica conservara esa información para ganarse su confianza.
Enri era precavida, humilde, y sobre todo... Paranoica, todas cualidades apreciadas por Satoru Suzuki y Momonga.
-Ya he llamado a Entoma-sama- declaro Enri
Nfirea bajo la mirada y se dedicó una sonrisa pesada a sí mismo. El chico debió creer que Enri no confiaba en sus habilidades para salvar a Nimble y quiso pedir ayuda al poderoso hechicero Ainz, pero la razón de Enri para hacer aquello fue un tanto diferente.
-Gazeff-san no vino hoy al pueblo, me pareció raro al principio... después pensé que quizás el imperio estaría atacando la base secreta de Ainz-sama y llame a Entoma para confirma que todo estuviera bien, y al parecer todo está en orden, pero Ainz-sama ordeno un encierro en su fortaleza y dijeron que no podrán venir hasta hoy en la noche-
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Overlord: Trinidad Caps 1-170
FantasíaGrandes calamidades han arriban al nuevo mundo. Un overlord gobernante de una tumba llena de poderosos monstruos llega a una tierra que no podrá plantarle cara, pero diferente a la historia original, esta vez llegara también acompañado por un camp...