Parte 75

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Sometida, y temerosa de ser torturada de una manera tan brutal y humillante de nuevo, Clementine acepto su realidad.

No podía ganar contra estos monstruos, no podía hacerles sombra siquiera. Estaban a un nivel completamente diferente...

Pero fue esa misma fuerza abrumadora lo que hizo a Clementine sonreír dentro de su corazón, pues siendo una nativa de la teocracia, sabía lo que esos sujetos pensaban de los poderosos, y sobre todo, de aquellos que no habían sido criados con las enseñanzas de los 6 dioses...

Clementine sabía perfectamente lo que esos ancianos de la teocracia, y esos monstruos de la escrituras pensaban de aquellos que se relacionaban con heteromorfos y semihumanos... La gente de la teocracia odiaba a quienes se aliaban con esta clase de seres, y por lo que podía ver, el demonio rana y los hermanos elfos trataban con cierto cariño y respeto a estos 3 amos, que además controlaban a un temible ejercito de No-muertos.

"Aun si ahora no son enemigos, lo serán en un futuro" Pensó Clementine mientras comenzaba a soltar la lengua...

Sobre la primera persona que hablo fue...

[La mujer de apariencia somnolienta y decoraciones parecidas a alas en sus orejas. Ella era (Según Clementine) una mujer perteneciente a una secta religiosa, que no permitía los nombres a las mujeres que la conformaba, por lo que ella era conocida únicamente como "Canto Divino", título que gano a gracias a sus habilidades como corista y "Bardo", la mujer era inútil en combate individual, pero un completo Monstruo en las batallas masivas con un buen equipo respaldándola (Cosa que ya no tenía gracias a Albedo y Pandora's Actor)]

[La mujer anciana con un vestido revelador quien, a diferencia de la primera, si poseía un nombre, y este era "Kaire" la única persona autorizada dentro de la teocracia para portar y usar a voluntad "La caída del país y el castillo" Sin antes tener que discutirlo con un consejo. Actualmente estaba jubilada del combate en primera línea y ya no representaba una amenaza.]

Tras escuchar que Clementine tenía información sobre ese ítem mundial, el deseo de Momonga por llevarla a la cámara negra creció. Pero dado de que la mujer en efecto sabia sobre ese ítem mundial, su opinión sobre ella cambio, después de todo, si supo decir con exactitud que ítem mundial portaba esa mujer, sin duda la información que estaba dando tenia valor. Aun que le extraño que Clementine no hubiese mencionado  "El juicio de Horus" ¿Podía ser que no lo conocía? Momonga quería preguntarlo y lo hubiera hecho, de no ser porque había algo que le llamaba a la atención.

Y eso era...

-El hombre de la lanza...- dijo fríamente Clementine, mientras recordaba con frustración aquel día en la que conoció a aquel hombre que le mostró lo lejos que estaba de volverse la mejor... -Aquel con una larga cabellera negra digna de una princesa...Portador de una armadura ornamental llena de bendiciones divinas ¡Y quien lleva entre sus manos una pta Lanza, bendita, maldita y encantada que vale su peso en vidas humanas! ¡Ese maldito descendiente de "Tsumaki Kaguya" se llama "Ryuuji Chihara"- grito mientras apretaba sus dientes con frustración. –Y es un maldito God-kin-

Tras su inesperado estallido, con su cara pegada a la arena, Clementine intento recuperar su compostura, y evito dejarse por aquellos viejos hábitos que podían condenarla en una situación así. Aunque ya era bastante tarde, pues había exteriorizado lo suficiente para que los 3 seres supremos se dieran cuenta de que Clementine poseía algo que era muy difícil de encontrar en su mundo, donde la medicación y la eugenesia habían mermado a la población con esa enfermedad conocida como:
Locura.

A la mujer frente a ellos claramente le faltaba algún tornillo. Estaba definitivamente desquiciada, pero no era una locura parecida a la de Momonga o Ulbert, sino una que podía ser llamada "Clínica".

No era la clase de locura "Linda" que Peroroncino había encontrado en sus juegos, o la locura "Triste" en la que muchos de los compañeros de trabajo de Ulbert cayeron tras largos turnos sin descansos en la compañía...

Ni siquiera era la locura que nació en Momonga el día que encontró a su madre muerta al volver de la escuela...

La de Clementine era una locura sucia y enfermiza que causo repugnancia en el corazón del Overlord, e incluso era difícil de observar para el caballero de blanca armadura que se hacía llamar un hombre de "Justicia", pues ahora comprendía que esa asesina estaba más allá del bien o el mal...

Pero Momonga rápidamente alejo sus pensamientos de esas ideas, pues  ¿Qué importaba si estaba loca? Incluso podría serle beneficioso para controlar. Y lo más importante en este momento, era  que Clementine había dicho el nombre del sujeto de la lanza, y aun que no sabía lo que era un "God-Kin" sí que le sonó familiar el nombre de "Tatsumaki Kaguya", pero no podía recordar porque...

Tampoco entendía que tenia de especial que el sujeto fuera hijo de esa persona ¿Podía ser que su antepasado fuera más fuerte que él?

-¿Lo conocieron verdad?- Dijo Clementine a los seres supremos, y al mismo tiempo, estos se sorprendieron ¿Cómo había sabido tal cosa?

Clementine había llegado a esa conclusión tras ver el interés de los tres en ese sujeto de la lanza "Ryuuji" y en su reacción al escuchar que era un descendiente de los 6 dioses, un "God-kin"

Aun que claro, no era consciente de que esa sorpresa e interés vino por escuchar el nombre de "Tatsumaki Kaguya" ya que a los tres les sonaba conocido el nombre, pero ninguno podía recordarlo...

-¿Y que si lo hicimos?- Pregunto sin miedo TouchMe.

Y mientras Momonga pensaba en como explicarle después a TouchMe lo malo que era darle información a un prisionero durante un interrogatorio (Tal como Nishiki había dicho en el pasado), Clementine menciono algo que esta vez, realmente altero a Momonga....

-¿No pudieron matarlo verdad?- dijo con un tono de superioridad pese a encontrarse sometida en el suelo, prisionera de los 3 seres supremos...

Clementine seguiría dando información, ya Momonga no tenia mas opción que confiar en lo que esta mujer dijera, pero antes de permitirle mas confianza...

-Hanzos, rómpanle los brazos- Ordeno suavemente Momonga, y mientras Clementine hizo un gesto por el desconcierto, se pudieron escuchar el crujir de los huesos...

Seguido de un grito.

-Nunca lo podrán matar... nunca podrán verlo morir...- comenzó a repetir Clementine antes de que la sometieran a una peor tortura que no le daría  beneficios, sino solo dolor. –de un golpe... ese sujeto, jamás morirá de un golpe...-

Las respuesta de Clementine estaba cargadas con dolor y odio, pero no por los hanzos o a los seres supremos, si no por ese hombre, y el regalo tan estúpidamente poderoso que le otorgaron los cielos al momento de su nacimiento.

Clementine realmente envidiaba el talento de aquel God-Kin, casi tanto como despreciaba el suyo...

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora