Parte 148

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Mientras avanzaban a la puerta sur de la ciudad, TouchMe se dedicó a mirar a los supervivientes de la masacre creada por el nigromante, y de la cual, de alguna forma, él era responsable.

La noche en la que fue capturada Clementine, y fue llevada, golpeada e inconsciente a una celda helada, la primera persona en abogar en contra de esa decisión, había sido no otro más que TouchMe.

A sus ojos, aquella mujer debía no ser más que una niña dando sus primeros pasos a la madurez. Era quizás, una persona manipulada, engañada por las promesas de riqueza y gloria.

Aquella noche, TouchMe sintió pena por esa mujer. Pena que solo se hizo más grande al conocer la naturaleza enfermiza y anormal de la asesina. "No era su culpa" pensaba. No era culpa de la niña, si no de quienes pusieron un arma en sus manos.

Y hoy veía lo que sus acciones habían causado.

El nigromante jamás hubiera logrado cumplir su cometido, si Clementine no hubiera llegado a salvarle el cuello cuando uno de los caballeros imperiales estaba por cortárselo. Clementine salvo al villano de los héroes que intentaron con todas sus fuerzas eliminarlo.

Y aunque alguno de sus amigos, seguramente lo reconfortaría diciendo, que nada de esto hubiera pasado si el príncipe no hubiera interferido, o si tan solo los aventureros hubieran sido más fuertes. TouchMe, desde el fondo de su corazon aceptaba su plena responsabilidad en la masacre que había tenido lugar dentro de esos muros.

Acepto la culpa por la muerte de Neia, y el corazón roto de la madre que lloro la perdida. Acepto que decenas de miles de inocentes sirvieran como combustible para el fuego que esparcirían por el mundo. Acepto que pintarian de rojo esta tierra llena de verde.

La magia, el misticismo y lo sagrado, cegaron a la gente de este mundo ante el verdadero potencial humano. Y ahora, TouchMe, aceptaba la culpa de corromper esa visión de la naturaleza, por que pronto mostraría al mundo lo que era una verdadera, y sangrienta guerra.

Y juro, sobre los cadáveres de los inocentes que murieron esta noche, y sobre los que morirían en la masacre que ellos mismo causarían, que tras este sacrificio, la tierra, el mundo, no tendrían que sufrir jamás otra perdida como esta.

TouchMe dio gracias por su nuevo cuerpo. Este cuerpo de un insecto que le brindo una mente más serena, era la razón por la que podía caminar sobre los cuerpos. Era la razón que podría ganar y erguirse orgulloso en la carnicería que pronto ocurriría.

En su fin de brindarle el cielo a los humanos de este mundo, TouchMe dio su primer paso dentro del infierno, sin un Virgilio que lo guiara. Pero llegaría. Llegaría a su destino, aun si para alcanzar el paraíso, debía hacer una escalera con los cadáveres.

Nadie lo detendría. Ni la teocracia, los dragones, el señor de los no-muertos, o el emperador de los demonios. Nadie detendría sus pasos ahora que había comenzado. Ni siquiera esos débiles y estúpidos aspirantes a heroe que los seguían.

-Momon. Creo que algunos idiotas quieren morir luchando por una ciudad vacia- dijo TouchMe a su compañero.

Momonga volteo, y contemplo como algunos soldados, en su mayoría jóvenes, los seguía mientras caminaban a la puerta de la ciudad. Era normal que algunos que buscaban venganza por la pérdida de un ser querido, o que buscaran una venganza por lo ocurrido con sus compatriotas. Pero por sus miradas, muchos de ellos solo buscaban la gloria.

-Entiendo. Arein, tendrás que hacerte cargo de esos idiotas- dijo a su compañero.

El demonio disfrazado de santo, sonrió tiernamente, mientras en su interior se extasiaba por la idea de aquellos idiotas huyendo.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora