Parte 109.5

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Dos preciosas damas, custodiadas por siete atroces demonios flotaban tranquilamente sobre la ciudad de E-Rantel. En sus cuellos llevaban collares con la forma de un ala que les permitía usar la magia [Vuelo] y en sus manos portaban anillos imbuidos con el hechizo [Yelmo de Hades]

Ni ellas, ni los demonios que los acompañaban, podían ser escuchados u oídos por los guerreros que luchaban en la plaza principal de la ciudad, incluso el arquero experimentado y la hechicera legendaria no se daban cuenta de que eran observados desde las alturas.

Una de las mujeres, una hermosa sirvienta de gafas y con el cabello recogido en un moño, tenía en sus manos un orbe azul, que captaba cada movimiento de las personas de luchaban contra Clementine.

Otra mujer, muy hermosa de piel morena, con su largo cabello rojo peinado en dos trenzas, y que al igual que la otra, estaba vestida como una sirvienta, hizo un gesto de dolor al ver que Clementine era alcanzada por una flecha, justo antes de poder darle fin a la vida de esa mujer de armadura blanca.

-¡AH! Esa ya es la segunda- Dijo preciosa sirvienta de piel morena, refiriéndose a la segunda herida que recibía Clementine en esta noche. –Yuri-nee ¿No debería ser suficiente? Momonga-sama nos regañara si esa chica muere- dijo la sirvienta mientras observaba a la guerrera retirarse.

A Yuri le preocupo ese comentario, después de todo LupusRegina estaba aquí como sanadora, y si ella determinaba que había sido el final de Clementine, lo más razonable sería escucharla, pero...

-¿Te parece una herida a si de grave? No parece haberle afectado mucho- dijo Yuri al ver que el juguete roto de su amo se sacaba la flecha que estaba incrustada en su ante brazo. –Pero si tú lo dices, puede que ya haya sido sufí...-

La sirvienta de anteojos fue interrumpida por 4 gritos consecutivos.

[¡¡¡Cristal Lance!!!]

[¡Holy Ligth!]

[Ninpo: Nube negra]

[¡Aplastar!]

4 mujeres aparecieron dentro de la plaza y atacaron al poderoso caballero no-muerto que había invocado el nigromante.

Una lanza de cristal se estrelló contra el gran cuerpo del no-muerto, seguido por una luz sagrada que claramente lo lastimo, por último, fue rodeado por una nube negra que una mujer enorme con un martillo aprovecho para atacar.

-¡Ah! ¡Refuerzos!- dijo alegremente la preciosa sirvienta de piel morena.

-¡LupusRegina!- dijo Yuri regañando a su hermana pequeña.

Desde donde quiera que lo vieran, esas mujeres claramente estaban en contra del nigromante y por tanto, estaban también en contra de Clementine, quien por ahora era su aliada. Y aun que conocía las aficiones de su pequeña hermana, a Yuri le pareció inapropiado que esta se alegrara por la desgracia de un aliado.

LupusRegina Beta se mostró apenada tras la rápida reprimenda de su hermana, incluso sus orejas animales bajo el sombrero, descendieron como lo harían las de un cachorro regañado, pero su naturaleza traviesa no le permitió centrarse demasiado tiempo en eso, y al distraerse un momento, rápidamente se dio cuenta de algo que su hermana aun veía.

-¡Oh! Yuri-nee ¿Esas no son las señoritas del gremio?- dijo LupusRegina a su hermana mayor.

Yuri Alfa rápidamente dirigió su mirada a las aventureras. Noto entonces que eran las mismas a las que conocieron aquel día en el gremio de aventureros.

-Tienes razón...- Yuri contuvo un momento su respiración.

Allí también se encontraba la mujer que según los seres supremos, presencio el enfrentamiento que tuvieron contra el lancero de la teocracia.

Esta era una complicación para la misión que les habían asignado, pues Momonga solo dio 6 condiciones para retirarse antes de completarla.

La primera era "Toparse con un enemigo demasiado poderoso" lo que liberaba a Yuri y a LupusRegina de toda responsabilidad,  les permitía a ambas marcharse y dejar que los Hanzos que rodeaban la plaza se ocuparan de extraer a Clementine.

La segunda era que el nigromante se negara al trato, en cuyo caso las sirvientas informarían de inmediato a sus amos y se retirarían mientras el aliado de Clementine era vigilado por un grupo de demonios sombra.

La tercera era que Clementine intentara escapar, y en ese escenario debían regresar rápidamente junto con el juguete roto de Momonga, y con el nigromante si se daba el caso. Con la condición de que ambos debían estar muertos.

La cuarta era que Clementine se viese severamente herida o muriera, en cuyo caso debían volver con ella, respirara o no.

La quinta condición para retirarse era encontrarse con un jugador o alguien que poseyera un ítem mundial.

Y la sexta estaba relacionada con las personas de la teocracia. Por esto es que Yuri dudo, pues si bien sus amos se refirieron únicamente a las dos mujeres con equipos mundiales y al hombre de la lanza, esa mujer con la espada negra parecía estar relacionada con ellos por la forma en la que intento medias entre la gente de la teocracia y los seres supremos disfrazados de aventureros.

"¿Qué hacemos?" se preguntó Yuri, pues  Momonga se había interesado en las cosas que Clementine dijo de ese nigromante, y por los dragones y el caballero de la muerte que invoco, a Yuri le quedo claro que ese no era un humano normal, y debía ser sumamente poderoso para los estándares de este mundo. Seguramente a su amo le encantaría tenerlo como prisionero para interrogarlo, o como mascota, al igual que esa mujer.

A un así, no esperaban encontrarse con una batalla como esta, y aun que valía la pena el riegos por capturar a ese humano, Yuri no quería cometer el mismo error que Albedo, cuando intento capturar a Brain Unglaus. Después de todo, si esa mujer de la espada negra resultaba estar relacionada con la teocracia, se habría cumplido la sexta condición para retirarse, y aunque no lo supieran a ciencia cierta,  la falta de información no era excusa para desobedecer la orden de un ser supremo.

Yuri quería complacer a su amo, pero no quería correr riesgos, menos ahora que había obtenido la confianza total de los seres supremos tras aquella noche.

Si bien los enemigos en la plaza no eran poderosos, tampoco podían interferir directamente con la batalla, pues se les dijo que debían ser cautelosas y hacer las cosas con sigilo. Tampoco era una opción escapar mientras secuestraban al nigromante, pues al ser este una persona acostumbrada a la persecución, a Momonga le preocupaba que este tuviera  ítems para facilitar su escape, o peor aún, items que permitieran rastrearlo, cosa que sería devastadora.

Por todas esas razones  Yuri dudo, y siguió observando la batalla antes de dar a conocer por fin su decisión.

Mientras tanto, las personas abajo seguían con su batalla, mientras la sombra de los seres supremos, engullían a cada uno de ellos.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora