Parte 119

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Las calles de E-Rantel  se habían convertido en una pequeña sucursal del infierno. Por todas partes los no-muertos atacaban a los pobladores, los asesinaban y después los cadáveres se unían al interminable ejercito de zombis para generar más víctimas.

Fue a través de esas calles, que una paladina, cansada y herida, se abrió paso entre las interminables hordas de no-muertos de bajo nivel, procurando además de que ninguno de estos lograra herir a la hija que llevaba en la espalda, o a la druida sin mana detrás de ella. Los golems que los acompañaban, lamentablemente no podían ayudar en batalla por los heridos que tenían entre sus brazos. Aunque cada vez que se veían acorralados, Rena se sentía tentada a pedir que dejaran a Remedios atrás y usaran el golem que la transportar apara abrirse paso... pero así no actuaba una paladina.

"Paladín" una palabra que significaba todo para Rena. La orden que la adopto en su tierna infancia, le enseño el sacrificio y la justicia, dos enseñanzas arraigadas en su vida. Dos enseñanzas, de las cuales hoy, rompía una.

A Rena le enseñaron a morir por otros de manera desinteresada. Le enseñaron a sobrevivir para proteger a los demás. Pero algo que jamás le enseñaron, fue a huir mientras el mundo entero se convertía en un infierno.

No solo eran Rena y sus compañeros quienes se encontraban en peligro. Decenas, si no es que cientos de personas, hombres, mujeres y niños, gritaban por toda la ciudad suplicando por ayuda. Cada vez que escuchaba esos gritos, Rena deseo encargarle su hija a Lucia para ir en ayuda de los demás...
Pero entendía que Lucia estaba indefensa sin mana, y los golems que tenía no eran lo suficientemente fuertes para llevar a dos personas en sus brazos. Si Rena decidía abandonarlos, todos sus compañeros morirían, incluyendo a la hija por la que Pavel se sacrificó.

Rena se maldijo... hacía ya mucho tiempo que no podía considerar a Neia su hija... desde que ella era pequeña, se apartó, por miedo a encariñarse de una niña tan débil y enfermiza que podría morir en cualquier momento. Y todo empeoro cuando esa tonta niña decidió convertirse en Paladina...

"La justicia del paladín era a veces algo ilógico y extremo" era algo que aprendían la mayoría de las personas de la orden cuando formaban una familia. "Cuando no se tiene nada, es más fácil lanzarse a la batalla y morir por los demás" Era una verdad innegable, incluso para Rena.

Todos siempre se vuelve más difícil cuando hay alguien esperándote en casa, todo es más complicado cuando hay personas que lloraran tu muerte...

Y justo por, era que Rena agradecía haberse casado con alguien como Pavel. Rena siempre sintió que si ese hombre estaba vivo, jamás tendría que preocuparse por su hija.

Desde que Neia se volvió escudera, Rena supo que su deber era proteger la vida de los inocentes, incluso por sobre la de su propia hija. Esa era una de las más grandes razones por las que no quería que Neia se volviera paladina. Pero gracias a Pavel, Rena se dijo a si misma que podría morir sin tener que preocuparse por su hija, pues estaba segura que su esposo abandonaría su puesto e iría corriendo a proteger a su hija, incluso si el mundo se estuviese desmoronando ante sus ojos.

Pero ahora que el futuro de Pavel era incierto. Tras verlo sin una mano, tras verlo servir de carnada para que ella y Neia escaparan... Rena perdió la determinación para morir.

Al recordar el rostro de Pavel, Rena tan solo podía seguir avanzando mientras intentaba ignorar los gritos que le suplicaban  ayuda. A cada paso, Rena se maldecía a sí misma, pues incluso cuando veía a un inocente tirado cerca suyo, aun cuando veía morir a personas justo frente a sus ojos, ella siguió corriendo... tan rápido como pudo. Hasta que 23 minutos después de iniciar su escape, el grupo del reino santo consiguió escapar de las murallas de E-Rante, pero aun afuera siguieron corriendo, y no se detuvieron hasta que se dieron cuenta de que los no-muertos no estaban saliendo de las murallas, si no que se mantenían adentro custodiando las entradas.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora