Demiurge avanzaba silenciosamente por los pasillos del noveno piso mientras meditaba sobre el poco conocimiento que tenían sobre el nuevo mundo, y sobre las extrañas habilidades que exhibían los pobladores de este.
Los humanos de este mundo no poseían el abrumador poder que tenían aquellos que alguna vez conquistaron su piso, pero aun así, tenían habilidades que escapaban al conocimiento del demonio.
Todo se resumía a esas extrañas habilidades que llamaban "Las artes marciales" una conjunto de técnicas y habilidades tan peculiares que incluso su creado y el propio Momonga, habían mostrado interés.
Las artes marciales no podían ser usadas por ningún miembro en Nazarick, e incluso Cocytus, quien era de los mejores combatientes de la tumba no estaba teniendo éxito en aprender de Gazef, por lo que pronto, la única esperanza de Nazarick para tener esas habilidades dentro de su arsenal, era esa niña Enri cuya lealtad había sido ya obtenida por Momonga.
En privado, Ulber había dicho a Demiurge lo impresionado que se sentía con Momonga, pues al principio el no entendió porque había elegido a esa chica y le había dado tan buen equipo que pudo haber invertido en algún NPC de Nazarick.
Las palabras de Ulbert en aquella ocasión habían sido "Creí que Momonga solo quería divertirse al darle tanto poder a esa chica pero... ¿Realmente solo busca eso?"
A Ulbert le preocupaba que desde un inicio, Momonga quisiera ganarse a un poblador de este mundo para poder obtener los poderes que no pudieran ser adquiridos por los NPC's.
Y ahora que las artes marciales entraron en escena, ese miedo acrecentó.
Ulbert había visto como peleaba Gazef y Clementine, y aun que sabía que estos no eran una amenaza, comprendió lo intimidante que era enfrentarse a un nuevo sistema de habilidades del que sabían poco o nada.
Y la situación se volvía peor al entender que los prisioneros que tenían solo conocían una pequeña parte de ese mundo. Las artes marciales se estaban volviendo tan importantes, y sus misterios tan esenciales, que en secreto, Ulbert y TouchMe se cuestionaron si la decisión de ir al reino no era otra cosa sino un plan de Momonga por conseguir información y más maestro de artes marciales.
Después de todo, una de las ordenes más importantes que había dejado Momonga había sido "Prioricen la captura con vida de cualquiera que pueda usar esas habilidades, y que la niña Enri aprenda todas las que pueda" fueron las ordenes de Momonga junto con la advertencia, que debían abandonar la misión si eso amenazaba sus vidas.
Esa última orden convenció a Demiurge que Momonga jamás buscaría el mal para Nazarick, y que el miedo de su creador y de TouchMe era un error. "Una blasfemia" pensó Demiurge al considerar que su creador podía cometer algo como "Un error" pero también sabía, que era una blasfemia aun peor, tener desconfianza del ser supremo que jamás los abandono...
Demiurge se dio una fuerte bofetada y simplemente le dijo a su corazón "Solo recuerda donde debe estar tu lealtad" y continuo su camino hacia la sala del trono.
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Las enormes puertas de la fueron abiertas por dos poderosos golems de nivel 90, y dejaron a Demiurge entrara a la sala para encontrarse con Albedo y Pandora's actor y Cocytus .El demonio se sorprendió, pues solo esperaba la presencia de la coordinadora de los guardianes, y no así los otros.
-Albedo ¿Llegue tarde acaso?- dijo con una sonrisa.
-Para nada, de hecho, esperaba que llegaras un poco más tarde-
Demiurge miro a Cocytus intrigado, pues él no debería abandonar su piso sin una orden. En cierto punto también se sintió confundido, algo que odiaba, en especial cuando esa confusión venia acompañada por la sonrisa indescifrable de Albedo.
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Overlord: Trinidad Caps 1-170
FantasiGrandes calamidades han arriban al nuevo mundo. Un overlord gobernante de una tumba llena de poderosos monstruos llega a una tierra que no podrá plantarle cara, pero diferente a la historia original, esta vez llegara también acompañado por un camp...