El nigromante, mientras su demacrado cuerpo era sanado por el hechizo sagrado de la guerrera, busco en su mente una razón válida para explicar lo que sus ojos contemplaban.
Clementine se encontraba arrodillada, con sus manos entrelazadas, su cabeza estaba agachada, y con una hermosa y dulce voz, cantaba sus plegarias. La psicótica asesina que llego a Khajiit buscando revancha, ahora era la viva imagen de una santa.
El nigromante sabía del pasado de esta chica y de su historia maldita. Sabía que la mujer podía hacer uso de algunos poderosos milagros, creaciones de la teocracia. Conocía ampliamente su pasado en como sacerdotisa.
No le sorprendió entonces que Clementine pudiera hacer uso de aquellos poderes, pero le inquietaba no saber porque había recurrido a ellos.
En otro momento, Clementine vería la batalla perdida y escaparía. Hubiera aprovechado al caballero de la muerte como distracción y sin remordimiento, hubiese dejado morir al nigromante mientras huía.
Siendo sincero, Khajiit debía admitir que invoco al caballero de la muerte, no como distracción para que Clementine lo sanara, si no como ultima venganza hacia este mundo que no le permitió concretar su sueño.
Realmente, Khajiit jamás pensó que Clementine se traicionaría a sí misma para salvarlo. Y era lo suficientemente inteligente para saber que en esta situación no había sentimientos involucrados. Algo había en juego, algo era diferente, y ese algo le dijo a Khajiit que las nuevas ropas que portaba la mujer, tenían algo que ver con todo esto.
-Eso es todo...- dijo Clementine con una voz serena. –Ahora...-
Clementine se puso de pie con energías renovadas. La fatiga había abandonado su cuerpo, y pese a que sentía una ligera pesadez por ocupar tanto mana, se sentía con la suficiente fuerza para matar a la mujer que la ataco debilitada...
-Khajiit-san- Clementine le hablo al nigromante con su voz habitual, ya no quedaban rastros de la voz angelical que ocupaba al rezar.
-Lo se... tenemos que retirarnos- respondió Khajiit con frustración.
Desde la perspectiva del nigromante, estaban en clara desventaja. El caballero de la muerte era poderoso, pero estaban enfrentando a paladines, los enemigos por exelencia de estos. Además de que aquel arquero seguia vigilándolos, y a Clementin seguramente ya no le quedaba mas mana para sanarlo si de nuevo era golpeado por una flecha como la anterior.
Pero a ojos de Clementine...
-¡¿Bromeas?!- le respondió con un tono entre alegre y molesto. -¡Mira a tu alrededor, seria un idiota si no aprovechas este momento!-
El nigromante y la guerrera miraron lo que sucedia frente a ellos. La ciudad estaba en llamas. Los nigromantes de las otras dos puertas no habían sido asesinados y seguían luchando valerosamente.
Remedios Custodios libraba un duelo contra el caballero de la muerte, un duelo en el cual la paladina tenia un severa desventaja. La hoja del caballero de la muerte era demasiado larga y el demasiado gran. La pequeña mujer que lo atacaba no lograba atinarle un solo golpe, y cuando estaba cerca de herirle, su espada rebotaba contra el enorme escudo de la torre. El duelo se estaba reduciendo a una prueba de resistencia, la cual por supuesto, un no-muerto jamas perdería.
La otra paladina, la que llevaba la armadura teñida de negro, apenas y podia con el reto, y su compañero, el joven de los dos enormes escudos, se veía claramente al borde del colapso.
La situación estaba a favor de Khajiit, pero solo momentáneamente pues el arquero seguia rondando, y esa druida estaba por terminar de sanar a la otra joven paladina.
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Overlord: Trinidad Caps 1-170
FantasyGrandes calamidades han arriban al nuevo mundo. Un overlord gobernante de una tumba llena de poderosos monstruos llega a una tierra que no podrá plantarle cara, pero diferente a la historia original, esta vez llegara también acompañado por un camp...