Parte 117

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"Khajiit" era el  nombre que Clementine deseaba traer a este interrogatorio. El nigromante que ayudo a la asesina en el pasado, quien era la llave para decenas de misterios que incluso Clementine desconocía, era la mayor moneda de cambio que tenía Clementine para caer en la gracia de sus nuevos amos.

El poderoso nigromante había pasado una vida investigando magias prohibidas, corruptas. Paso una vida alterando las magias de resurrección para crear no-muertos de un poder abrumador.  Aquel hombre había corrompido todo la que la teocracia le enseño durante su infancia, llevo a cabo atrocidades para aumentar su poder, hasta que pudo alzarse como maestro dentro de una secta adoradora de los no-muertos.

Khajiit era la respuesta a cualquier pregunta que Momonga tuviera, nadie más que él podría otorgarle conocimientos tan amplios sobre la teocracia o sus debilidades. Incluso Clementine no tenía información de otras escrituras, pero Khajiit conocía a cada una de ellas, por siempre estuvo en guerra con todas ellas.

Pero la mujer no podia traer casualmente el nombre de Khajiit a la mesa, no podía sencillamente nombrar las habilidades y todo el conocimiento que Khajiit y su secta poseían, pues corría el riesgo de que tomaran sus palabras como una mentira, o parte de alguna trampa que tenía para escapar.

Además si hacia parecer demasiado poderoso a Khajiit corria el riesgo de que sus nuevos amos se decepcionaran de él al capturarlo, o aun peor, que lo buscaran ellos mismo para sencillamente matarlo. Clementine necesitaba que estas personas entendieran el valor de Khajiit y que la reconocieran a ella por haberlo entregado en bandeja de plata, pero no habia una forma correcta hacer eso, y Clementine lo sabía.

Pero... habia una posibilidad para hacer que su plan fuera un éxito, pues Momonga le había preguntado "¿Por qué sigues vivía?" cuando la verdadera pregunta, y la que Clementine debía responder para poder nombrar a Khajiit era "¿Por qué habría de morir en primer lugar?"

Clementine trazo su plan y lo abrazo.

-¿Lo sabe, Momonga-sama? ¿La razón por la que todos los de la teocracia se desvanecen cuando están poder información?- Dijo Clementine de una manera respetuosa. Era la primera vez que la mujer usaba ese tono en presencia de sus nuevos amos, y esto los alerto.

Y sin que nadie pudiera detenerla, Clementine desgarro la tela del top que cubría su pecho, dejando al descubierto esa zona específica para que los supremos pudieran verla.

El gesto lascivo hizo que las maids y el guardián insecto hirvieran en furia. Y sin tan solo la guardiana del primer piso o la coordinadora estuvieran presentes, la cabeza de Clementine ya estaría rodando en el piso, pero de los presentes, la única que actuó, la única que pudo expresar su furia, fue la sirvienta de cabello rubio que grito:

-¡Insolente! ¡Momonga-sama, esta mujer a llevado sus insultos demasiado lejos, por favor, le suplico que...!- Solution dejo salir toda su furia ante el acto exhibicionista de Clementine, pero pronto se detuvo al ver que una mano le ordenaba callarse.

-Tranquila, Solution- dijo TouchMe para sorpresa de la sirvienta.

Al ver más detenidamente, tampoco Momonga parecía molesto o alterado por esto e incluso Ulbert tan solo se encontraba riendo.

¿Acaso a los supremos les agradaba aquella visión? No...

Clementine no estaba mostrando nada que pudiera considerarse ofensivo o lascivo. La tela aun cubría sus partes privadas y tan solo la parte media de su pecho estaba completamente expuesta. Y ahí, en la parte media baja del esternón, una marca negra, más pequeña que la yema de un dedo, captaba toda la atención.

Esa marca era la evidencia que Clementine necesitaba, era un marca que habitaba en el pecho de todo miembro de alto rango en la teocracia, una marca que Neurotis reporto en sus informes de tortura y que se había pensado, era algún signo religioso. 

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora