Parte 65

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Un joven muchacho de pelo rubio corto y un par de característicos ojos azules melancólicos corría por los pasillos del gran castillo  de la capital y, debido a lo grave de la situación hizo algo que regularmente tenía prohibido.

Entro sin permiso a la habitación de su ama.

Este joven era el sirviente/escolta de la aclamada princesa dorada Renner, la tercera princesa del reino que era aclamada por su gran belleza y contribuciones a hacer la vida de los plebeyos más cómoda.

-¡Renner-sama! Des...- Climb dio un pequeño grito y se dio la vuelta para no ver directamente a su ama.

¿La razon?

Al entras en la habitación, Climb se encontró a su ama despierta, con su cuerpo cubierto por una delgada tela casi transparente que dejaba ver gran parte de ella. Claro que esto no era ninguna coincidencia, ni tampoco era que la princesa usara ese extraño conjunto todas las noches, pero era consiente que después de escuchar ese peculiar sonido, y después de ese ligero temblor, su padre, Ramposa, el gobernante de este reino solo confiaría en una persona para que fuera por ella quien era su hija favorita, y ese era Climb.

Fue por ello que al ser despertada por ese estruendo cambio sus ropas antes de que su fiel perro llegara.

Dentro de su mente no estaba la idea de correr tras escuchar ese sonido, pues era consciente de que si fuera un desastre natural el intentar escapar desde lo alto del palacio no tenía sentido y, si se tratase de algún ataque por parte de esos 4 seres que conquistaron el pueblo carne, seria aun peor, pues ya derrotado Gazef la princesa que fue dotada con una gran inteligencia era consciente de lo ridículo que sonaba el intentar batallar contra esos conquistadores.

Si se diera el caso de que esto fuera una invasión, la princesa prefería tomar a su guardia esta noche y después escapar por las rutas que ya había preparado tras escuchar sobre la derrota de Gazef.

Si se trataba de un desastre natural podría apelar a la fragilidad y fingir miedo para intentar obtener amor por parte de su perro guardián, y dada la situación de su padre y la preocupación de sus hermanos, nadie estaría atento a la situación de Renner o al estado de su virginidad...

Lamentablemente, si esto era desconocido, o si bien era algo con una posible solución, Renner no tendría más opción que ayudar a su familia mientras terminaba sus aun inclusos planes de huida.

Después de todo, ahora que existían poderosos guerreros capases de derrotar a Gazef, y por tanto, arrasar con el reino, era mejor correr rápidamente cuando atacaran la capital. Si el enemigo era benevolente y permitía la supervivencia de la familia real, Renner podria volver para recobrar cierta posición, y si por el contrario, su familia fuese declarada enemiga y exterminada, ella ya habría escapado lejos con la única persona en la que confiaba para protegerla...

Por un momento, Renner incluso deseo que ese extraño sonido fuese causado por una invasión pero...

-¡Renner-sama! Su padre pidió su presencia en la sala del trono junto con los príncipes... así que... esperare afuera mientras se pone algo apropiado, por favor grite si necesita algo-

Climb se encontraba por salir, su mano tocaba la manija de la puerta cuando escucho la voz angelical de su ama proveniente de su espalda. Renner hablaba con un tono triste como si se encontrara al borde de las lágrimas.

-¿Nos invaden Climb?- pregunto la princesa a su perro guardián mientras este volteaba a ver a los ojos ya sin importarle demasiado la tela casi transparente que conformaba la piyama de Renner.

-No ¡No es así, Renner-sama! Aún no sabemos que causo el sonido, pero los observadores estaban gritando que fue lejos de aquí, por supuesto, también estan seguros de que no fue un fenómeno natural- Climb guardo silencio mientras aun podía ver el rostro preocupado de su ama, por lo que, valientemente, pero dudando de sus capacidades, agrego. –Pero incluso si fuese algo más... no tiene de que preocuparse, mientras yo viva no dejare que nada malo le pase-

Renner abrió los ojos sorprendida e hizo un gesto que llamo mucho la atención de Climb.

-Muchas gracias... Climb- dijo Renner con una preciosa sonrisa en su rostro...

Justo entonces, mientras Climb se perdia en la bella sonrisa de su ama, comenzarona sonar las campanas que llamaban a los soldados del castillo y las reservar a reunirse. Dado que fueron solo 3 campanadas la situación aun no habia cambiado. De ser una invasión hubiesen sido mas de 10 campanadas.

Justo entonces, el sonido metálico regreso a Climb a sus cinco sentidos y pudo darse cuenta de que su ama aún se encontraba en paños menores y las partes más importantes de su cuerpo estaban expuestas.

-¡Lo lamento mucho, por favor apresúrese, estaré esperándola afuera!- grito el chico mientras salia nerviosamente de la habitación.

Y ahí dentro, la princesa podia sentir un calor recorriéndole, de arriba a bajo...

Un enorme sentimiento vino a ella al recordar los ojos que Climb habia mostrado mientras declaraba que protegería a la princesa. Y con un tono lascivo, la princesa susurro ese nombre...

-Climb...-

Tras unos minutos ambos partieron a presencia del Rey.
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Los oficiales del castillo observaron un pequeño incendio en la parte pobre de la ciudad, pero nadie, en ningún momento se consideró que ese fuego hubiese sido causado por un acto relacionado a alguna invasión, pues esa zona pobre no tenía casi nada importante, y el fuego se originaba en el corazón de ese sector, en las cercanías del templo del dios del fuego, por lo que no era probable que fuese causado por un hechizo arrojado desde el exterior de la muralla.

Los guardias que observaban  creían fiel mente que aquel fuego había sido causado por alguna destilería clandestina que había sufrido daños por el ligero temblor, cosa que ya había sucedido en el pasado, por lo que ninguno considero que ese lugar donde el fuego comenzaba a crecer, tuviese a 6 de los seres más poderosos de este mundo...

Los 3 miembros de la teocracia, que no parecían heridos por el hechizo trampa de TouchMee observaban con rencor a quienes se habían revelado como los responsables del atentado.

Mientras que el grupo de Momonga permanecía perplejo por los ítems mundiales que ellos llevaba. Por otro lado no les pareció raro que hubiesen sobrevivido al hechizo anti-teletransporte, pues había sido lanzado por TouchMe que poseía estadísticas mágicas muy bajas además de que dicha trampa fue diseñada para no matar humanos excepcionales, pues de dicha manera habrían podido capturar importes miembros del crimen de este reino, que era el objetivo original de TouchMe y de su hechizo.

Pero antes de que se librara una batalla importante nacida de la incertidumbre.... Aquella mujer apareció, y para frenar las hostilidades clavo su arma entre ambos bandos.

Ninguno de los presentes tenía una relación cercana a Lakyus.

Momonga y sus amigos la habían conocido, pero ese encuentro ocurrió en una situación desfavorable para la aventurera que quedo en malos términos con los seres supremos. Por ningún motivo ellos consideraban a lakyus una aliada.

Por el otro, los miembros de la teocracia solo sabían que esa mujer era una aventurera de rango adamantina, una gran guerrera que peleaba por la humanidad. Pero Lakyus no dejaba de ser una noble del reino, y aun que era una fiel creyente de los 6 dioses y servía al dios del fuego, Lakyus no estaba bautizada, sus relaciones con la teocracia no eran tan cercanas y en esta situación, donde los miembros de la teocracia habían llegado de manera ilegal al reino, bien podría ser una enemiga de ellos.

Nadie aquí confiaba en ella, nadie aquí la consideraba una aliada, y la única razón por la que detuvieron el ataque era por la incertidumbre de por quién pelearía esa aventurera.

La respuesta fue: Nadie.

-Si se quedan aquí serán descubiertos- Dijo Lakyus intentando sonar calmada. –Si los ven a ustedes se iniciara un derramamiento de sangre y el reino tomara esto como un ataque- dijo Lakuis mientras veía a los miembros de la teocracia. –Si ven que ustedes se encuentran librando una batalla en plena calle serán arrestados o como mínimo, marcados como criminales- les dijo al grupo de Momonga.

Ciertamente, Lakyus no estaba favor de nadie. Ninguno confiaba en ella pero entendieron que eso no era necesario, pues la única intención de la aventurera era que no se causaran más daños.

¿Pero cómo podría Momonga dejar ir a estos usuarios de ítems mundiales? ¿Y cómo los miembros de la teocracia permanecerían quietos cuando un enemigo los había descubierto dentro del reino?

¿Qué hacer? Era la pregunta que rondaba en el aire.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora