Al ver a aquellos héroes rendidos a sus pies, el demonio que buscaba dominar el mundo, y el caballero que quería salvarlo; ambos se preguntaron con arrogancia."¿Por qué estoy temblando?
Sabían a la perfección que los héroes no-muertos estaban lejos de ser una amenaza, aun si hubieran sido potenciados con la magia del señor oscuro, estos demostraron no ser más que basura durante todo el combate.
Siendo realistas, aquellos con el título "Mundial" no debían preocuparse de ningún enemigo de este mundo. E incluso los propios guardianes de Nazarick no eran rivales.
Si podían ser sinceros, en este mundo solo había una existencia capaz de hacerles frente, y esa era la creación máxima de Tabula Smaragdina; Rubedo.
¿Pero estas pobres invocaciones de nivel 90? Un golpe de ellos no debio significar ningun daño para el campeón que portaba la armadura mundial. A un para el demonio del fuego, aquel ataque habría significado poco mas que un rasguño.
¿Por qué temblaban entonces? ¿Fue por la sorpresa de verlos salir vivos del fuego? ¿Fue acaso el resultado de algún habilidad de los no-muertos?
No... la respuesta era más simple.
Aquel fue un miedo nacido de los propios seres supremos. Era el terror por encarar la violencia que jamás habían experimentado en sus vidas.
ToucuhMe y Ulbert sabían lo que era caer. Sabían lo que significaba sangrar. Recordaban con claridad lo que era el dolor en sus cuerpos humanos.
Pero lo que no conocían, y lo que casi ningún humano de su época había logrado experimentar, fue la violencia contenida en un ataque que tenía la intención de matar.
Aquella sensación desconocida fue ante lo que ninguno de los dos supo reaccionar. Aquel odio y determinación con el que se lanzaron fieramente los héroes no-muertos, fue la razón por la que sus cuerpos y mentes se congelaron.
Esto era algo completamente diferente a Yggdrasil, donde el dolor era una sencilla incomodidad que señalaba el área dañada. Pero un golpe en este nuevo mundo era algo diferente.
Recibir daño en este lugar, era ser lastimado... era ser conscientes de que la vida estaba en riesgo. Y ninguno de los dos seres supremos estaba listo para afrontar eso. Tan poderosos como eran, y tan superiores como se sentían, era la primera vez que llegaban a pensar en la muerte o el dolor.
Y por ello, por la frustración, era que ambos apuntaron sus hechizos a las creaturas que les mostraron esa verdad.
Pero entonces, escucharon la voz de un amigo confundido, que no entendía el deseo de estos dos por eliminar a sus sirvientes.
Y entonces ocurrió. Ambos seres supremos volvieron a aquella noche y se preguntaron con sinceridad.
"¿Por qué no tuviste miedo?" pregunta que jamas se dijo, pero fue diriga a Momonga.
El Overlord era diferente a ellos, pues el había experimentado la misma sensación de ser atacado, con la diferencia de que él e vio en peligro de muerte y fue lastimado.
En esa noche con el lancero, Momonga se alzó enfrente de todos ellos y con determinación recibió el golpe del arma desconocida. Momonga grito por el dolor. El Overlord no era inmune a el, pero incluso entonces no tuvo miedo y encaro al lancero. Tuvo incluso el temple para ordenarles a sus amigos que atacaran. Tuvo la serenidad para mantenerse como vanguardia mientras los otros se preparaban.
Aun que era un paranoico. Pese a ser un hechicero con estadísticas de defensa bajas, y sin saber bien las habilidades del enemigo, Momonga encaro al peligro.
ESTÁS LEYENDO
Overlord: Trinidad Caps 1-170
FantasiGrandes calamidades han arriban al nuevo mundo. Un overlord gobernante de una tumba llena de poderosos monstruos llega a una tierra que no podrá plantarle cara, pero diferente a la historia original, esta vez llegara también acompañado por un camp...