Parte 143

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Cada noche, los rostros de aquellos hombres y mujeres que lograron superarla, aparecían como fantasmas en la mente de Shalltear.

Montar guardia en el primer piso, pasar algunas horas con sus concubinas, o beber unos tragos en  la novena planta, eran las únicas cosas que lograban tranquilizarla, cuando aquellos fríos y duros recuerdos la abordaban.

Y era en esos momentos, que se sumergía en sus recuerdos, y daba vida  a las más de 1.500 batallas que había librado durante toda su vida.

Y cada vez que las revivía en su mente, Shalltear se sentía avergonzada.

Su taza de victoria estaba por encima del 82%. Era un enemigo imposible para gremios novatos y grupos pequeños.

Se habían dedicado discusiones y foros para desarrollar estrategias para pelear contra ella. Y antes de que Rubedo entrara en escena, fue la vampira quien ostentaba el título de la más poderosa entidad en Nazarick.

No tenía sentido entonces que se llamara a sí mismo un fracaso, y se tratara con un desprecio inmerecido. No era justo que Shalltear bajara la cabeza, avergonzada por el desempeño que había tenido en su trabajo.

Muy seguramente, si alguien se atreviese a despreciar el labor de Shalltear, seria Albedo la primera en saltar y descuartizar al insensato que hiciera tal acusación. Seguido a eso, Demiurge usaría la piel del idiota para decorar su habitación.

Era seguro que nadie en la tumba, ni fuera de ella, se atreviera a llamar a Shalltear incompetente o fracaso.

Y por ello, era doloroso saber que la única persona capaz de realizar tales acusaciones, era la propia vampira.

Para Shalltear cada derrota sufrida, significaba que el resto de los guardianes tendría que arriesgar, o incluso dar la vida. Cada derrota significaba que  la oscuridad. Cada vez que revivía y cada vez que moría, Shallter se culpaba, pues, a su entender, su fracaso ponía en riesgo no solo las vidas de sus compañeros, si no también las de los seres supremos.

Esa preocupación... esa cruz personal con la que caminaba cada día, le obligaban a preguntarse, si no habían sido sus derrotas la razón por la que Peroroncino se había ido.

Por mucho tiempo, Shalltear se sintió culpable de la desaparición de su amo.

Por  mucho tiempo, creyó que lo había decepcionado, y que por ello la había abandonado...

"No hay mayor expresión de amor que dar la vida por tus amigos"

Fueron las palabras que salieron de la boca de su compañero. Fueron las palabras que los seres supremos habían marcado como piedra idea central durante la creacion del guardián del octavo piso.

-No puedo llegar a comprender tu sufrimiento Shalltear, porque en primer lugar, yo jamás he tenido la oportunidad de probarme en batalla- declaro Pandora's Actor. –mucho menos he tenido que morir... pero pese a ello, siento que tú y yo comprendemos mejor que nadie, lo que significa llevar sobre nuestras espaldas la supervivencia de Nazarick- 

Shalltear abrió ligeramente la boca antes las palabras de Pandora's. era como si quisiera decir algunas palabras que no podían salir, ya fuera por la duda o la vergüenza.

-La primera y el ultimo guardián ¿A eso te refieres, Pandora's Actor?- pregunto Aureole con una sonrisa, intentando servir para hacer desvanecer el desconcierto de la vampira.

-Eigentlich (Exactamente), Aureole-

Shalltear formo una pequeña sonrisa, al percatarse de aquello que intentaba decir su compañero.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora