141

1.1K 142 20
                                    

Al interior de la gran tumba subterránea de Nazarick, las sirvientas temblaban con emoción mientras intentaban con todas sus fuerzas no mostrar su alegría a través de grandes sonrisas.

La fuente de esta gran felicidad, fue una reunión inesperada, y que cada una de ella pensó imposible. Al mismo tiempo, este escenario resulto ser incluso más maravillo de lo que cualquiera de ellas hubiera podido imaginar.

Uno de los pocos placeres personales de las sirvientas nivel 1 del noveno piso, era cotillear sobre aquello que pasaba al interior de la tumba, y más importante, sobre las personas que vivían en este sagrado lugar.

Las propias sirvientas habían sido creadas por seres supremos de manera personal, pero eso no evitaba que ellas mismas vieran a los combatientes como seres admirables; y hasta cierta medida, los trataban como celebridades.

Y no había mayores figuras en la tumba, que los guardianes de nivel máximo, aquellos que tenían poder, habilidad y un refinamiento otorgado por las manos de un ser supremo en una forma personal. Eran pues, a ojos de las sirvientas, seres casi-perfectos.  (Nota del autor: solo los supremos son considerados seres sin defectos)

Sin embargo, las sirvientas, aun que sonara como un insulto, tenían a sus favoritos.

El séptimo de la lista, Cocytus, era un guerrero puro al que las sirvientas respetaban de corazón, pero no encontraban gran emoción en servirle, pues en general era una persona con pocas o nulas necesidades, por lo que tendían a sentirse inútiles cuando se encontraban con él.

El que se encontraba en la quinta posición, Mare, era un niño minimalista, se vestía solo; casi no acostumbraba a salir de su habitación, y en general la única orden que daba a las sirvientas era que le llevaran la comida hasta la puerta de su cuarto, al cual solo podía entrar su propia hermana. En consecuencia, Mare, aunque lindo y adorable a ojos de las sirvientas, no era alguien que las necesitara, y por tanto tenia pocos puntos con ellas.

La sexta, Aura, sí que era más activa que su hermano, y era un deleite verla desenvolverse en sus tareas cotidianas. La hija mayor de Bukubukuchagama era una favorita indiscutible entre las sirvientas del noveno piso, pero... Lamentablemente ella prefería ser atendida por Pestonya, razón por la que las sirvientas regulares casi no la tenían en consideración en su top 5 de favoritos.

El noveno, Demiurge, un demonio refinado y elegante era un favorito personal entre las sirvientas del noveno piso. Pero desgraciadamente el casi no permitía que las sirvientas regulares lo atendieran. Y dado que la mayor parte del tiempo estaba con Ulbert, tan solo era permitido que los demonios de más alto rango los acompañaran.

La cuarta, Albedo, era demasiado autosuficiente. Pero sin lugar a dudas, era ella la mujer más admirada por las sirvientas, y de hecho, aún lo era, pese al incidente que ahora la llevaba a estar cautiva. Pero... más que cariño u admiración, las sirvientas tenían por Albedo un profundo respeto.

El octavo, Sebas, era severo, inteligente, ordenado y era capaz de hacer trabajos que ningún otro en el personal de servicio podía hacer. Pero al igual que con Albedo, lo que se sentía por él no era admiración si no respeto.

La décima, Rubedo, era un completo misterio del que pocas se atrevían a hablar de ella. Aunque alguna vez escucharon comentar de la boca de Albedo, que no existía nadie más tierna que su pequeña hermana, cosa que encendió la curiosidad de las sirvientas.

Eso dejaba a los 3 últimos guardianes, con un refinamiento sin igual, con un trabajo vital dentro de la tumba, y aun que pocas veces habían podido servir a dos de ellos, esa misma aura de misterio era lo que más les atraía de esas dos personas a las cuales pocas veían.

Quienes lideraban el top 3 de las sirvientas del noveno piso,  eran:

En segunda posición, Shalltear BloodFallen, la guardiana del primer piso, vampira sangre pura y primera línea de defensa de la tumba. Una mujer llena de elegancia y refinamiento, dotada con una belleza sin igual y enseñada en los artes del "Amor" por su propio creador que le inculco diferentes gustos "Salvajes". Era una existencia aterradora y fascinante para las sirvientas puras del noveno piso. Y las pocas veces que una sirvienta homúnculo pudo atenderla, la señorita Shalltear se había mostrado encantada con el servicio, y por supuesto, sus órdenes jamás se detenían, aunque nunca tuvo el atrevimiento de pedirle a una entrar a su cama. Algo positivo entre todas las sirvientas que no querían saber aquello que la vampira hacía en la intimidad de su alcoba.

El tercero más querido, era la creación del ser supremo que jamás se fue. Pandora's Actor tenía una "actitud" única y extravagante. Era realmente demasiado excéntrico para las pléyades y la propia Albedo, pero ese comportamiento fue visto muchas veces como la actitud de un genio, después de todo, el había sido la única creación de Momonga, y era además uno de los 3 guardianes más inteligentes y poderosos. No había misterio entonces porque era tan admirado y querido por las sirvientas. La única razón por la que era el tercero y no el segundo o el primero, era debido a que muchos le tenían envidia por ser hijo del más grande de los seres supremos. Este era también uno de los guardianes que se dejaban ver menos, dado la naturaleza tan importante y peligrosa de su trabajo.

Y eso nos lleva a la primera... aquella quien se llevaba el corazón de las sirvientas, aquella mujer amada y respetada por las propias pléyades quienes podían llamarla hermana. Aureole Omega no era solo la mayor de las hermanas, sino además, según se decía, había sido creada a imagen y semejanza de la hermana menor del ser supremo Ashura Ishida, lo que le concedió un lugar privilegiado en Nazarick, como guardiana del templo de cerezos, un ser cercano a lo divino, y única persona a además de los seres supremos y Albedo, que podía comenzar el despertar de la poderosa Rubedo.

No era extraño entonces, que todas las sirvientas estuvieran tan felices, al punto en el que sus sonrojadas mejillas hacían parecer que se desmayarían en cualquier momento.

Pues ahora mismo, frente a ellas, sus tres más queridos compartían la mesa.

Por pura casualidad, Aureole tuvo el deseo de una mezcla especifica de hojas para el té para su  almuerzo, cuyo aroma hizo babear a la guardiana del primer piso.

Y por una coincidencia igual de grande, Pandora's Actor ordeno unos dulces que eran la locura de de la vampira.

Fue así como acordaron, que sentados en una de las mesas favoritas de Shalltear, los tres se reunirían para tomar su almuerzo. Un delicioso té acompañado con los más apetecibles dulces del subchef.

Y pronto comenzaron  tener una conversación peculiar.

Aun observados por las sirvientas, nadie supo ver los hilos que controlaban el ritmo de la merienda.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora