Parte 120 2 de 3

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Climb ato a su caballo a un árbol dentro del bosque. Miro a los ojos del animal que se veía intranquilo por ser dejado en un lugar desconocido.

-Espérame- le dijo mientras acariciaba su hocico. –No tardare demasiado-

El chico salió del bosque y camino por el sendero que llevaba al pueblo Carne. Casi le pareció gracioso que en un lugar que era "Peligroso", existiera tanto silencio durante la oscura madrugada.

El perro hogareño respiro por primera vez en su vida el aire puro que disfrutaban las creaturas del bosque Tob. Era una sensación agradable recorriéndole el cuerpo...

No era lo que Climb esperaba encontrar estando tan cerca del pueblo Carne. Desde un inicio, pensó que se encontraría con guardias de camino hacia aquí, pensó que sería emboscado, atacado, pero nada había pasado aun, y esa tranquilidad le preocupo.

Pero aun que tuviera miedo, Climb avanzo. Avanzo pese al gran dolor que le provocaba dejar atrás a la princesa. Avanzo pese al miedo a no poder despedirse de Renner. Avanzo, preocupado por no estar a la altura. Avanzo con las piernas temblándole. Avanzo consiente que sin importar que pasara el día de hoy... no podría regresar jamás al pasado. No podía volver as era quien era antes de hoy.

Pero avanzo, llevando con él las armas que el rey le dio, y el deseo de vivir que Renner le inculco.

El perro más fiel del reino, vestido con los tesoros más sagrados de sus amos, avanzo.

Un amuleto colgando de su cuello, le otorgaba una regeneración tan grande, tan perfecta y rápida, que por sus amos y otras naciones fue llamado el "Amuleto de la inmortalidad". El collar que ataba al perro a la vida.

En sus manos llevaba los guanteletes de resistencia, que le otorgaron un estamina ilimitada, para que el sabueso pudiera pelear y continuar aun si se encontrara en una cacería infinita.

Llevaba puesta una gruesa pero liviana armadura de un metal más duro que acero o la adamantina, algo capaz de protegerlo de las flechas, las espadas, las hachas, o hasta de la muerte misma. Las ropas apropiadas para un perro de guerra.

Y de su cintura, el pequeño cachorro callejero, el huérfano olvidado, el caballero a medias, el guarda espaldas de juguete, el ahora sabueso, el nuevo perro de guerra de Ramposa, llevaba a "Filo de navaja", los colmillos apropiados para cazar a un dragón.

El chico desenfundo sintiendo el corazón latirle con fuerza. Miro al pueblo Carne cuando los primeros destellos de luz comenzaron a iluminar el cielo,  y avanzo con la sangre hirviéndole...

Ahí estaban... ahí estaban los responsables de que tuviera que alejarse de su ama.

Ahí estaban las personas por las que Renner tanto se preocupaba.

Ahí estaba la mujer que con suerte venció al capitán guerrero que no llevaba su equipo completo.

Ahí... ahí debía encontrase apresado, el quinto tesoro del reino. El objetivo de Climb se encontraba en ese pueblo.

El sol por fin se asomó por las montañas, y con esa pequeña luz... alguien vio al perro que se acercaba al pueblo.

Clim corrió al escuchar la campana sonar, corrió como si la vida se le fuera en ello, corrió como si ese sonido, y el grito de un hombre llamándolo "Enemigo" fueran el cuchillo que rompió la cuerda que lo mantenía atado.

Cumpliría la misión del rey y volvería de nuevo al servicio de su ama...

Climb corrió, corrió con tanta fuerza que sus músculos comenzaron a desgarrarse por el esfuerzo, corrió de una manera en la que su corazón y pulmones resentían el esfuerzo. Pero era entonces cuando los guantes y el amuleto comenzaban a hacer efecto.

Los músculos desgarrados se regeneraban al instante. El cansancio desparecía sin que Climb pudiera siquiera notarlo. Este era el efecto de esos dos efectos combinados. Regeneración y resistencia infinitas. Algo que la familia real sabia, algo que Ramposa le contó a Climb. Era la carta del triunfo del chico. Dos habilidades que combinadas permitían llevar al cuerpo a sus extremos.

Un arquero vio a asustado la velocidad sobre humana con la que el joven avanzaba, y comenzó a disparar flechas hacia el chico enfundando en la armadura. Pero cada una de ellas reboto y cayeron al suelo desechas.

En segundos, Climb se acercó lo suficiente, para poder ver el blanco en los ojos del arquero.

Sin mediar palabras, sin dudar, Climb abanico con su espada, y por un momento, tanto él como el arquero pensaron que el chico fallo el golpe. Climb no podía ver una herida clara y el arquero no podía sentir dolor. Confiado por que el chico había fallado, el arquero dio un salto para ganar distancia, pero en el momento en el que hizo un esfuerzo... sus entrañas salieron y se desparramaron por el suelo.

Climb si había logrado acertar. Rebano el abdomen del arquero, aunque solo fue solo superficial, y como resultado de la herida, el arquero cayó al suelo.

El vigía bajo de un saldo desde su torre, y enfurecido ataco a Climb, aprovechando la conmoción de este perro, que por primera vez en su vida había matado a alguien...

Para los humanos, algo así era difícil. En la naturaleza no estaba lastimar a otros de su misma especie. La habilidad de matar sin sufrir las consecuencias psicológicas que eso implicaba, era algo que debía obtenerse a través de los años...

Pero ese no era el caso para los perros.

Climb se recompuso   de la visión infernal de aquel hombre al que acababa de matar, y se dio media vuelta de manera ágil y veloz, usando un paso de baile que hace muchos años su ama le enseño.

Aecio apenas pudo ver el golpe de la espada. Apenas pudo ver el rostro fiero del chico mientras este lo asesinaba.

Climb vio como el abdomen y el tórax del vigía se separaban gracias al golpe limpio de la espada que Climb le conecto. Y ante esa nueva visión, Climb tan solo pudo sentirse... sucio, por haber usado algo que su quería princesa le enseño y crear este maldito escenario.

-¡Aecio!- grito la voz de una mujer, una joven.

Climb se dio vuelta.

¿Qué hacia el en este pueblo? ¿Por qué se encontraba asesinando apersonas que no conocía? ¿Por qué debía mancharse las manos por primera vez en su vida?

¿Por qué no pudo despertar a su ama y darle los buenos días el día de hoy?

¿Por qué tenía más las manos manchas de sangre?

¿Por qué llevaba sobre el los tesoros del reino?

¿Por qué el perro corría el peligro de morir?

¿Por qué estaba aquí?

Frente al perro se encontraba la respuesta. Ahí estaba, corriendo hacia el la persona que Climb buscaba, la presa por la que lo envió su rey...

Era la mujer de cabello rubio. Era la princesa guerrera... era la niña que venció a Gazef.

Odio... fue lo que sintió el perro al ver a la causante de su sufrimiento, odio fue lo que sintió al ver una persona de su misma edad hacer sufrir al reino.

Acompañada de sus aliados, contra un enemigo solitario, Enri desenfundo para recibir el ataque del perro solitario.

La niña talentosa que hace poco tomo la espada, y el perro criado desde la infancia por una ama malvada, se enfrentaron en la entrada ensangrentada del pueblo.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora