Parte 122

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Climb se encontraba perdido, se ahogaba con la sangre frente a él. Se había perdido a si mismo, y por ningún lado se veía el caballero que siempre pretendió ser.

Todo lo que quedaba en su mente era la orden que le había dado su rey y el deseo de volver a ver a su ama.

Los perros callejeros jamás sueltan cuando han empezado a morder, pero ello no se debe a la ferocidad si no al miedo. Temen a que la presa se les escape si ceden tan solo un poco. Temen morir si el enemigo muerden se compone y se las devuelve.

Climb demostró hoy, no ser más que el niño huérfano que Renner recogió.

Climb no se detuvo después de haber comenzado a golpear al clérigo, del cual su cabeza se había convertido en un puré de carne y hueso. Los puños de la armadura y la fuerza del chico, habían logrado moler el cráneo y el cerebro del que alguna vez fue un bonachón aventurero.

Ese hombre estaba muerto pero Climb ya no estaba razonando eso. Al no sentir cansancio y al ver que todos los demás ya no se movían, el perro se concentró en la presa frente a él.

Golpeo y siguió golpeando hasta que el sonido de una nueva presa llamo su atención.

Climb se levantó como un perro rabioso, tomo su espada y frenéticamente busco a su nueva presa.

Mas al momento de encontrarse con los ojos de una pequeña niña aterrorizada, el perro volvió su fachada como el caballero que había intentado ser toda su vida en el castillo.

Climb vio a la niña aterrorizada al borde de las lágrimas, y a una multitud de personas, con azadones y trinches con una mirada de asco dirigida hacia el joven con sangre en sus manos y muchos cadáveres a sus pies.

-¡ENRI!- la niña aterrorizada corrió hacia la herida campeona de Carne.

Por cómo se movía el pecho de Enri, era claro que seguía viva. Pero por la cara que tenía la niña uno pensaría que la campeona había muerto. La niña aterrada se lanzó llorando al cuerpo de la que parecía ser su hermana. Nemu rememoro el trauma que había sufrido cuando perdió a sus padres.

Y abriéndose paso entre la multitud, una anciana, que había puesto la misma expresión que la niña se arrojó hacia el chico de pelo dorado, aun que a diferencia de la primera, la anciana parecía saber cómo actuar. La anciana mujer comenzó a sanar al chico que Climb no pudo matar gracias al sacrificio de los ventureros.

Entonces, en un intento por evitar que Climb dañase a la niña o a la anciana, los aldeanos quisieron apuntar sus herramientas hacia a Climb, pero la apariencia de este era demasiado intimidante, y se hacía peor al ver los cadáveres y la sangre. Sobre todo, dudaban pues no querían hacer enfurecer al hombre que venció a Enri y masacro a los aventureros.

En otras circunstancias, sin duda alguna Climb se hubiera sentido asqueado de sí mismo. Pero eso era algo que no se podía permitir el día de hoy. Después de todo, ahora que la campeona de Carne había sido derrotada, Climb podía proseguir con la siguiente parte de su misión.

Ignorando el llanto de aquella niña. Ignorando las maldiciones que le dedicaba esa anciana, y las miradas acusadoras de los pobladores, Climb busco entre su armadura dos pergaminos.

-¿Scroll? ¡Atrás!- dijo la anciana, quien después de verter algunas pócimas sobre la herida del chico, se lanzó hacia la niña e intento alejarla del cuerpo malherido de su hermana.

Uno de los pergaminos, el más bello y limpio fue arrojado por Climb. El pergamino se dirigió hacia uno de los pobladores, pero dado su miedo, todos se apartaron y dejaron que este cayera en el sucio suelo.

Overlord: Trinidad Caps 1-170Donde viven las historias. Descúbrelo ahora