1.3 Ejército del Dragón Negro

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La asistencia a la corte era mayor a la media, cuando todos escucharon la noticia el joven general Estanced siendo encarcelado causó conmoción, la fecha fue tan cercana al encarcelamiento del propio príncipe Keiro que muchos cuestionaron la situación del reino y se predijo el caos.

En la historia original Limei se enfrentó a esta situación y se subió a la posición de general únicamente apoyada por su padre, ahora mientras Dogo caminaba hacia la corte bajo las miradas y el escrutinio de docenas de pares de ojos, los movimientos y actos vengativos de la princesa quedaron en el pasado.

El monarca lo miró con una expresión de sorpresa, después de escuchar que la princesa mando a sus hombres a torturarlo sin esperar a ser juzgado tuvo que apretar sus manos con fuerza y defenderla de todos los que pensaban que el general Estanced era inocente, pero ahora que lo miraba se convenció de que todos los que hablaron de su tortura, solo estaban buscando perjudicar a la princesa y se llenó de ira – General Estanced, es bueno verlo de nuevo, mi hija me informó que confesó sus crímenes.

Dogo hizo una reverencia tal y como Limei le explicó el día anterior, entonces colocó ambas manos al frente – Así es majestad, fui bendecido con el puesto de General y no pude cumplir con las expectativas, lo que mis hombres hicieron bajo mi tutela, aunque no fue bajo mis órdenes, es responsabilidad mía, ser destituido y mi tiempo en prisión fue un justo castigo.

Limei maldijo entre dientes, el tono de su voz, las expresiones de su rostro, todo era diferente, además estaba ese aire de hombre de guerra que el general exudaba y del que Dogo carecía, no podía engañarlos con una actuación tan mala.

Ella no se dio cuenta de que todos esos rasgos que le eran tan obvios, apenas fueron notados por el resto de la corte, para ellos la actitud sumisa del general evidenciaba su culpa, el sentimiento de que su destitución fue un error acreció, incluso el mejor monarca era incapaz de saber lo que todos sus hombres hacían y la corrupción existía en todos los niveles, sí se iba a culpar a los mandatarios de esa forma entonces todos acabarían en prisión.

– Admirable – el gran monarca se mostró reacio, todavía no sabía sí podía confiar en ese hombre y la traición de su hijo era muy reciente.

– Majestad – el ministro Kara habló, Limei ahogó una queja, desde el principio hasta el final, la familia Kara fue la mayor amenaza para ella, poniéndole trabas a cada paso que daba – el ejército del Dragón Negro ha permanecido mucho tiempo sin un general, Ferdis Estanced ya ha admitido su culpa y aceptó el castigo, sus hombres lo respetan y estoy seguro de que los errores del pasado no se repetirán, creo que el puesto de General le pertenece solo a él.

Hubo varios murmullos, no solo el ministro Kara, otros aceptaron sus palabras y comenzaron a hablar sobre las grandes hazañas del general Estanced, algunas de ellas dejaron sorprendido a Dogo, aunque tuvo que admitir que sí no tuviera habilidades, no habría llegado al puesto de General con tan solo diecisiete años.

– He escuchado suficiente – el monarca golpeó la mesa frente al trono y hubo silencio, miró en rededor, originalmente, en esa escena no había a quien darle el puesto y él lo otorgaba a su hija a regañadientes del resto de la corte, ganándose su enemistad y dándole tiempos difíciles hasta el triunfo del ejército un año y medio después, ahora, nuevamente miró en dirección a su hija – Limei, fue la evidencia que tú mostraste lo que llevó al general a prisión, también fuiste tú quien habló por él para liberarlo, ¿cuál es tu opinión en éste asunto?

– Majestad, la princesa es solo una niña, ya ha actuado varias veces ante la corte cuando no debería hacerlo más.

– Silencio.

Dogo sonrió, no había duda, el monarca amaba a su hija, para Keiro envenenarlo a través de ella debió haber sido muy fácil.

– Majestad – Limei pasó al frente y se inclinó frente al gran monarca – estoy de acuerdo, creo que Ferdis Estanced es la mejor opción para convertirse nuevamente en el general del ejército del Dragón Negro.

No soy un virus, soy un acosador (primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora